50 aniversario del fallecimiento de D. Eugenio Merino.

2844

D. Eugenio fue una gracia para los militantes. Y lo sigue siendo.
Con este artículo queremos hacer nuestra colaboración a recuperar la memoria de D. Eugenio Merino. No hacemos con ello un ejercicio de cultivo de la nostalgia, sino que miramos con pasión al futuro. Decía D. Felipe López con razón que «no evangelizar futuro es evangelizar cementerio».
Hace unos años un pequeño grupo de curas jóvenes se plantearon con entusiasmo poner en marcha una revista de espiritualidad. No para decir sus cosas (como ocurre frecuentemente) sino para que existiera una revista que no existía. Sólo eso legitima poner algo nuevo en marcha; no el capricho de que otros conozcan mis cosas sino el hacer algo nuevo. Id y Evangelizad era algo nuevo porque pretendía un equilibrio entre pastoral, teología y espiritualidad; pretendía hacerlo con medíos pobres y pretendía también hacerlo «contando con todos los autores del mundo » (Y así se ha hecho: nuestros amigos de la revista «Militante» nos preguntaron como es que González Faus escribía para nosotros cuando a ellos les quería cobrar 50.000 pts). Pues sí, hemos contado con todos los autores del mundo. Con todo entusiasmo nos pusimos a la tarea y nos pareció bien dialogar con Julián Gómez del Castillo. Nos causó gran extrañeza que no nos hablara de cuestiones ideológicas ni técnicas. Cristo, Iglesia y Pobres fueron sus palabras. Y un consejo: «encomendaos a D. Eugenio». Y así bautizamos al grupo «Eugenio Merino». Apenas sabíamos nada de él.

Y Hoy podemos decir que D. Eugenio fue una gracia en la vida de muchos sacerdotes y militantes. Hoy podemos decir que no nos extraña que no se hable de él en las Universidades. Es verdad que Pablo VI dijo que esta época necesita testigos (mártires) pero también es verdad que con los niveles de vida del Norte enriquecido estorba D. Eugenio. Y las Universidades (también las que tienen etiquetas de católicas) no parecen tener ninguna gana de enfrentarse con esos niveles de vida; recientemente en la Universidad Menéndez Pelayo dos profesores sacerdotes criticaron públicamente que las reuniones entre cristianos deban de hacerse en un ambiente de solidaridad. Luego, hipócritamente, se extrañan de que disminuyan las vocaciones en el Norte enriquecido.
Hoy, cuando se miente diciendo que hay menos vocaciones al sacerdocio; hoy, cuando hay conventos en que se come a la carta; hoy, cuando tantos políticos quieren servirse de la religión… D. Eugenio estorba.
Ya fue un estorbo en su tiempo. En cierta ocasión el Obispo Almarcha le dijo que estaba haciendo algunas cosas que no le gustaban. Y le contestó muy tranquilo: «Yo no recibí el sacerdocio para darle gusto a usted». Y esto lo decía quien había obedecido sacerdotalmente durante toda su vida como lo hizo hasta la muerte. Se pasó casi toda su vida sacerdotal formando sacerdotes. Y el testimonio agradecido es unánime.
En un encuentro de hoacistas en León llamó la atención de aquellos militantes. Años después le nombran consiliario nacional de la HOAC, una «patata caliente». El periódico de la democracia cristiana afín al régimen (el YA) le saluda criticando el nombramiento porque se va a dejar manejar. ¡Menos mal que era cristiano!.