APUNTES SOBRE LA VIDA DE GUILLERMO ROVIROSA

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Guillermo Rovirosa Albet, promotor y primer militante de la HOAC. ¿Quién fue realmente este hombre, encarcelado por el general Franco y perseguido y difamado por los cristianos tanto burgueses como progresistas? ¿Se ha reconocido su papel en la Iglesia de España y de Cataluña? ¿Qué papel jugó en la promoción de militantes obreros? A todas estas preguntas intentaremos dar respuesta en las siguientes notas.
Guillermo Rovirosa nació en un pueblo costero, Vilanova i Geltrú situado al sur de Cataluña. Aunque amó a esta tierra, fue un hombre universal: en el corazón le cabía el mundo entero. Desde joven recibió una gran influencia de su madre, quien quedó paralítica a los pocos meses de nacer Guillermo. De ella heredó su capacidad de sacrificio y la alegría profunda en el dolor. El dolor callado de su madre significaría mucho en su futura conversión.
De su padre heredó un radical amor a la verdad. Estas dos cosas marcarían la vida de Rovirosa hasta el final.

Como estudiante fue brillante. Cursando sus estudios en las escuelas de directores de Industrias Eléctricas en Barcelona se ganó las consideraciones del mismo Alberto Einstein.

Perdió su fe estudiando en los padres escolapios llegando incluso a combatirla y a burlarse de los compañeros que la practicaban. Recuperándola más adelante en su segunda primera comunión ya casado.
Hombre no amigo de las concertaciones, encontrarse a Cristo supuso la entrega radical de su existencia para él y para su esposa Caterina. No eran medias tintas y no dudaron en afirmar la radicalidad de su existencia.

Su amor al estudio y a la reflexión fue también sustantivo en su responsabilidad apostólica. Así se encerrará en lugares como El Escorial donde uno de aquellos padres agustinos, el padre Fariña, fue uno de los medios de que Dios se valió para su conversión regalándole las confesiones de San Agustín. Así pues después de su conversión de acuerdo con su esposa realizó un contrato con Dios en el que se dedicaría al apostolado si Dios le ayudaba a cubrir sus necesidades viviendo pobremente. Y creyeron entonces que el mejor modo de servir a la Iglesia era marcharse los dos a las misiones.

Al estallar la guerra civil habitan en un suburbio de Madrid que llegó a ser frente de combate. Se vieron obligados a desplazar su residencia al interior de la ciudad y cayeron en un sótano donde había amontonado, en espera de ser quemados, los libros de fomento social de los padres jesuitas. Durante dos años se consagró a profundizar en la lectura social. Descubriendo que el mejor servicio podría prestar a la Iglesia era dedicarse al apostolado en el mundo obrero.

Durante la guerra civil, sin pertenecer a ningún partido político y sindicato, es elegido en la empresa en la que trabajaba como presidente del consejo obrero de la empresa por unanimidad, incluidos los afiliados a otros sindicatos.

Por esto el general Franco le meterá en la cárcel al final de la guerra civil condenándole a 12 años de prisión. Su capacidad científico-técnica le librará de bastantes años permitiéndole la redención de penas con su trabajo.
En la cárcel conoció la canallada de la guerra civil donde cada preso se convierte en un testimonio contra la violencia y la injusticia. Y en segundo lugar conoció la degradación del hombre. Llegando a compartir celda con un noble homosexual cubierto de llagas por todos despreciado y a quien trató fraternalmente.

Su mujer Caterina, de ambiente y educación propia de la burguesía de su época y de una religiosidad tradicional. Ella que desde un principio le había acompañado, cuando se produjo el acercamiento de Rovirosa a Jesucristo, insistió mucho más en su vida de oración incluso en ayunos y penitencias corporales por su conversión. Más tarde repetirá frecuentemente que es un obstáculo para el apostolado de su esposo y buscará siempre vivir apartada.

Poco a poco Caterina fue ofreciendo ciertos síntomas de perturbación mental, hasta que poco después de volver Rovirosa de la II Semana Nacional en 1947, se encontró un día con que su esposa, retirada en un convento de religiosas desapareció de allí, sin volver a la casa. Fueron inútiles cuantos esfuerzos hicieron para hallarla. Era esta con seguridad la más honda herida que llevaba dentro y creía que su dedicación al apostolado era un modo de fidelidad matrimonial a su esposa y que quizás viviera en un lugar ignorado.

ANTE LA APOSTASIA DE LA CLASE OBRERA

Pio XI en 1930 había denunciado que la apostasía de la clase obrera era uno de los hechos más importantes del momento histórico. Los trabajadores, los pobres de entonces, habían abandonado la Iglesia.

Apostasía de la clase obrera y escándalo de los buenos tendrían mucho que ver. Esta apostasía fue posible por el escándalo de los buenos que diría Pío XII.
Rovirosa consagraría, en cuerpo y alma, a este fenómeno desde entonces y diría con el Papa que habría que renovar este mundo desde sus cimientos, yendo a las raíces.

Cuando en los años 40 toda la izquierda española estimaba que la única salida para la clase obrera era la guerrilla o el exilio, Rovirosa creyó que la guerra civil había aplastado la militancia obrera y que era indispensable realizar por la Iglesia, en servicio a la sociedad, una nueva promoción de militantes.

En esta España tercer mundo consagraría su vida Rovirosa. Esa España que vio pasar de un campesinado sufriendo el paternalismo del s. XIX a un campesinado ganando una miseria de jornal. Esta miseria es comparable a la actual del tercer mundo pero no en cuanto a la cultura cuyo peso histórico era de primer orden.

El gran sentido de la Justicia que tenía Guillermo Rovirosa le llevó a descubrir y a encarnar esa forma de vivir la unión con Dios que es la espiritualidad de encarnación.
Aceptará a Cristo no por el peso tradicional y cultural sino por el encuentro personal con Él abriendo su corazón al don de la conversión que Dios concede a todo ser humano convirtiendo su vida en un proceso de conversión.

Su gran amor a lo pequeño lo demostró durante toda su vida, siendo humilde con los pequeños y no rebajándose ante los grandes.

Los que le rodeaban descubrieron en él la auténtica alegría cristiana. Se trata de la alegría de Cristo que viviendo en los fieles se manifiesta en el dolor y vence al dolor.

La espiritualidad de encarnación también le llevaría a un amor a la Iglesia sin condiciones.

Siempre creyó que la apostasía de los pobres había sido posible en Europa por el escándalo de los buenos y esto le llevaría a ser perseguido incluso por los cristianos, despreciándole, calumniándole y difamándole.

Su radical entrega a los últimos, a los pobres, la hizo sin sentimentalismos. No oyendo de él ni una palabra de adulación a un pobre. Pasaba por una radicalidad por la Justicia que impidiera la pobreza en el mundo. Desde ahí amaba a los pobres.

Su promesa de entrega a los últimos le llevó a la necesidad de conocer el proceso histórico e ingresó en el Instituto Social Obrero que había puesto en funcionamiento el Cardenal Herrera Oria. Allí vería como la mentalidad de minorías selectas o de dirigentes era la última forma de esclavitud de los pobres. Y el combatir esto le pondría frente a la inmensa mayoría de los cristianos de su tiempo.
La Acción Católica sería su iniciación en la vida asociada. En esta organización burguesa y paternalista donde casi nadie cotizaba, se puso de cuota 5 pesetas de entonces, entendiendo que una de las condiciones de una organización libre es la de sostenerse así misma.

ANTE LA RESPONSABILIDAD APOSTOLICA LAICAL

El desde el principio soñó con la responsabilidad apostólica laical asociada en razón de la evangelización de los pobres.

Así en mayo de 1946 sería el hombre providencial que promueva la Hermandad Obrera de Acción Católica, HOAC que tendería los puentes entre la Iglesia y la clase obrera, la mayoría de sus miembros conversos procedentes de organizaciones anarcosindicalistas, comunistas y socialistas.

El en la HOAC volcará su vida. Veía como un mal la burocracia oponiéndose a ella con uñas y dientes. Idearía la forma de vivir y al mismo tiempo estar disponible para la labor apostólica así recorrería muchas veces toda España viajando siempre en tercera, alojándose y viviendo como pobre entre los pobres, viviendo lo que decía, encendiendo entusiasmo. Sin acuerdos ni asambleas, sin pedir la solidaridad de nadie. Sintió que había que hacerlo y lo hizo. Mostrando así que el militante no es que el crea problemas sino es el hombre sin problemas.
Expulsado de la HOAC pondrá junto a otros militantes la editorial ZYX, que para él será la HOAC real. Es la hora de la adultez, la hora de asumir nosotros la responsabilidad. Y aquí muere.

El gran paso apostólico que él soñó primero se le prohibiría, después cuando en ZYX dispone de la organización capaz de dar el paso de los sectores, el señor se lo llevaría. Estaba maduro y muere, dejándonos su vida.

El movimiento que hoy se plantea el tema de los sectores tenemos honestidad moral con él de ser conscientes de que se pone en nuestras manos lo que él no pudo realizar.

CREYO EN LA TRANSFORMACION DEL MUNDO

Por último, el fue consciente de que el apostolado laico transformaría al mundo. Vivió ese ideal con toda seriedad. Para él gran desafío evangelizador era evangelizar a los adultos, sin que eso supusiera ningún menosprecio a los jóvenes. «El joven es el aprendiz de la vida, el adulto es el que hace la vida.

Nos dejó en ese sueño que lo prohibió la jerarquía de la Iglesia en el que él había puesto todo su ser: la concepción del militante. El hombre con capacidad asociada de transformar el mundo. Son sus escritos sobre los VINCULADOS, los que vinculan su vida a la acción evangelizadora y la vinculan sin condiciones. «Y no tendrán sueldo ni tendrán casa… y consagrarán su vida a esa acción sin derecho de opinión, simplemente creerán en Dios. Y porque creen en El trabajarán para Dios todo lo que sea necesario hasta entregar la vida.» Pero eso no estaba en el Código de Derecho Canónigo, le diría el cardenal Pla, y por tanto no cabía. A partir de ese momento no volvió a hablar de ello, pero lo guardó en su corazón, en esa HOAC real, en esa asociación militante laica de producir hombres y mujeres qu8e consagren sin condiciones y sin esperar en nada más que de la solidaridad de la amistad de los hermanos cuando los hermanos quieran, jamás pedirlo o plantearlo. La sensibilidad de la fraternidad de los hermanos se manifieste en que con capaces de captar eso. Y ellos te darán el pedazo de pan que necesitas, el vestido y el techo. Tampoco lo pudo ver realizado, a pesar de que tuvo el ofrecimiento de 70 jóvenes para ello.

Y en esa transformación del mundo, por una parte el hombre capaz de hacer la transformación, por otra parte, la asociación para la transformación, eso eran los SECTORES.
¿Qué hubiera sido de la historia actual de España, si por los 50 a Rovirosa no se le hubiera prohibido poner en marcha los sectores?

Rovirosa planteaba como instrumento asociativo de los pobres los sectores. Y como hombre capaz de responder a las exigencias militantes de los débiles los vinculados. El hombre y la mujer sin derechos más vincularse. El hombre y la mujer sin problemas, capaces de responder los problemas de los hombres. Y para esto es necesario prescindir de los propios problemas, descubrir que son pequeños y pocos. Que se resuelven sencillamente metiendo en nuestra vida los grandes problemas de los hermanos. Desde ahí es posible tener esperanza a los grandes problemas de hoy. Y no tener esperanzas a través de voluntariados y de ONG´s burguesas y paternalistas camufladotas de la canallada del imperialismo es una estupidez. La esperanza cristiana es Cristo y Cristo crucificado actuando en la historia desde los últimos. No podemos explicarnos que de los últimos años de la evangelización americana no se haya producido ningún militante. No podemos explicárnoslo. Anteriormente la mentalidad era otra, pero en los últimos 50 años de la humanidad estaba claro que la liberación de los pobres era de los pobres mismo o se quedaba sin hacer. Y no se ha puesto las manos en el arado. Se ha seguido en la unión de este y el otro de minoría selectas para dirigir a los pobres, sin salir ningún militante. Salen hombre y mujeres permanentemente dependientes.

Rovirosa fue extraordinariamente exigente consigo mismo, como extraordinariamente comprensivo a plano personal de todos los que le rodearon. Y una vez más la fidelidad al ideal nos hacía caer. Es una de las cosas finas del espíritu de Dios actuando en el hombre, llegar a esa delicadeza a esa sensibilidad de Amor al hermano. Ser extraordinariamente exigente, negándose a sí mismo y en todo y comprensivo con el militante que una y otra vez caían en la fidelidad al ideal y en la mundanidad y en los criterios del mundo. Ser radical consigo mismo y comprensivo con el hermano, que por inmadurez una y otra vez caían una y otra vez en los criterios mundanos.

Traspasó en el seguimiento de Cristo con su entrega incondicional y con su vivencia de Fe la noche oscura de nuestra sociedad. De nuestra sociedad sin solución entre un cristianismo burgués materialista y un marxismo antiDios creyó en el mundo nuevo partiendo de la acción asociada de las plataformas que los enamorados de Jesús serían capaces de construir en el mundo. Y ello le llevó a una vida de felicidad y alegría desde los últimos. Esta es la gran lección que necesitamos en nuestro tiempo la gran referencia para nuestra vida, no busquemos la alegría y el bien de los hermanos por otro camino, como Jesús lo hizo desde abajo. Para que no nos cupiera duda a ninguno de que el enamorado de Jesús, el converso cristiano puede ser hoy testimonio de esperanza en un mundo de esperanza. Para la multitud de millones de hermanos que padecen el aplastamiento de sus vidas.

La forma de vivir de Rovirosa desde la espiritualidad de encarnación es la respuesta adecuada para que los pobres de la tierra tengan promoción y no tiranías paternalistas.