Atrapadas en Singapur

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Muchas mujeres que llegan a Singapur para trabajar como empleadas domésticas acaban atrapadas por las retenciones de las empresas de trabajo. Sus condiciones mejoran, pero siguen enfrentándose a abusos.

Moe Moe llegó a Singapur hace dos años, con el objetivo de ahorrar para cumplir el sueño de abrir un negocio en su Birmania natal. Sin embargo, no tuvo en cuenta que pasarían nueve meses antes de que ganara su primer sueldo debido a la retención practicada por la empresa de trabajo que la trajo hasta aquí: una práctica que hace que muchas mujeres queden atrapadas con una cantidad de deuda e incluso soporten determinados abusos para obtener su primer salario.

“Me pagaron 420 dólares de Singapur [alrededor de 280 euros] y no tuve ni un sólo día libre en 10 meses”, explica esta birmana de 25 años. Su cuerpo robusto y de escasa estatura contrasta con las fotos que muestra durante el tiempo en que fue abusada, donde se la ve escuálida y golpeada.

Singapur es el destino soñado para muchas mujeres del Sudeste Asiático, ya que en esta ciudad-estado los salarios acostumbran a ser hasta cinco veces superiores que en sus respectivos países. Para muchas de ellas este lugar es el Dorado, donde tienen la esperanza de mejorar sus condiciones económicas y enviar dinero a su familia. Según el World Bank, por ejemplo, en 2015 se enviaron a Filipinas alrededor de 28 millones de dólares en remesas.

En los años 90 el Gobierno impulsó a las mujeres de Singapur al mercado laboral y facilitó también la llegada al país de otras trabajadoras, que son en su mayoría de lugares empobrecidos de la región como Filipinas, Birmania o Indonesia, para hacerse cargo de las tareas de casa, el cuidado de los mayores y especialmente de los niños. Actualmente 1 de cada 5 hogares cuenta con una de estas trabajadoras en un país de alrededor de cinco millones de personas, según la Organización Humanitaria para las Migraciones Económicas (HOME en sus siglas en inglés).

Los agentes en su países de origen ofrecen frecuentemente a las trabajadoras información inadecuada o engañosa acerca de su empleo en el extranjero, o les cargan con cuotas que son excesivas. Por lo tanto, a estas mujeres no les quedan muchas más opciones que pedir préstamos con altas tasas de interés a los prestamistas o las mismas agencias locales. Estos préstamos que deben devolver pagando de vuela los seis o diez primeros meses de su salario, como lo sucedió a Moe Moe. Así, las trabajadoras quedan atrapadas por las deudas nada más llegar a Singapur.

Autor: Ana Salvá
Fuente: pikaramagaine ( * Extracto)