Bombay quiere convertirse en una «ciudad de primera clase», pero más de la mitad de su población vive en chabolas, en las calles, en condiciones infrahumanas. Desde 2004 existe una guerra entre las autoridades y los más pobres de Bombay llevando a cabo desde entonces oleadas de demoliciones. Con el miedo constante a ser expulsados, a no tener un techo bajo el que vivir, los pobres se organizan y reclaman sus derechos frente al Estado.