CRISTO VIENE en NAVIDAD para TRAER JUSTICIA y PAZ, ASEGURA el PAPA

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Su irrupción en la historia busca hacer justicia… Como hace dos mil años, Cristo viene a los corazones de los hombres y mujeres en esta próxima Navidad para traer justicia y paz. «Dios se hace presente en la historia, poniéndose de parte de los justos y de las víctimas», recalcó… El Señor no es indiferente, como un emperador impasible y aislado, a las vicisitudes humanas». «Es más, su mirada es fuente de acción, porque interviene y derriba los imperios arrogantes y opresivos, abate a los orgullosos que le desafían, juzga a los que perpetran el mal»….


CRISTO VIENE en NAVIDAD para TRAER JUSTICIA y PAZ, ASEGURA el PAPA

Su irrupción en la historia busca hacer justicia… Como hace dos mil años, Cristo viene a los corazones de los hombres y mujeres en esta próxima Navidad para traer justicia y paz. «Dios se hace presente en la historia, poniéndose de parte de los justos y de las víctimas», recalcó… El Señor no es indiferente, como un emperador impasible y aislado, a las vicisitudes humanas». «Es más, su mirada es fuente de acción, porque interviene y derriba los imperios arrogantes y opresivos, abate a los orgullosos que le desafían, juzga a los que perpetran el mal».

CIUDAD DEL VATICANO, 10 diciembre 2003 (ZENIT.org).- Como hace dos mil años, Cristo viene a los corazones de los hombres y mujeres en esta próxima Navidad para traer justicia y paz, aseguró Juan Pablo II al concluir este miércoles la audiencia general.

Antes de despedirse de los miles de peregrinos presentes en el Aula Pablo VI del Vaticano, el pontífice dirigió un saludo especial a los jóvenes, a los enfermos –algunos de ellos se encontraban en puesto privilegiados, en primera fila, y a los recién casados –muchos se habían vuelto a poner para la ocasión sus trajes de bodas–.

«En el Adviento, tiempo de espera que nos prepara para la Navidad, está particularmente presente María, la Virgen de la esperanza», dijo el Papa en el saludo que les dirigió.

«Pongo en sus manos a todos vosotros para que podáis prepararos a acoger a Cristo que viene para realizar su Reino de justicia y de paz», concluyó hablando en italiano.


DIOS SE PONE DEL LADO DE LOS JUSTOS Y LAS VÍCTIMAS, CONSTATA JUAN PABLO II

Su irrupción en la historia busca hacer justicia, aclara en la audiencia general

CIUDAD DEL VATICANO, 10 diciembre 2003 (ZENIT.org).- Dios interviene en la historia para hacer justicia, en particular a los indefensos, y ésta debe ser la intención de nuestras invocaciones en la oración, aclara Juan Pablo II.

Así lo explicó este miércoles al continuar en la audiencia general sus meditaciones sobre los himnos que forman parte de la oración de la Iglesia en el anochecer, la Liturgia de las Vísperas, en concreto, sobre el Cántico del capítulo 19 del Apocalipsis, «Las bodas del Cordero».

La invocación del último libro de la Biblia cristiana comienza con estas palabras: «La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos» (versículos 1-2).

«En el corazón de esta invocación gozosa se encuentra la representación de la intervención decisiva de Dios en la historia –reconoció el pontífice ante los más de 6.000 peregrinos presentes–: el Señor no es indiferente, como un emperador impasible y aislado, ante las vicisitudes humanas».

«Como dice el Salmista –siguió diciendo al citar el Salmo 10–, «el Señor tiene su trono en el cielo, sus ojos están observando, sus pupilas examinan a los hombres»».

«Es más, su mirada es motivo de acción, pues interviene y acaba con los imperios prepotentes y opresivos, derriba a los orgullosos que le desafían, juzga a quienes comenten el mal», constató el obispo de Roma en su reflexión.

«Nuestra oración, por tanto, debe invocar y alabar sobre todo la acción divina, la justicia eficaz del Señor, su gloria alcanzada con el triunfo sobre el mal», explicó.

«Dios se hace presente en la historia, poniéndose de parte de los justos y de las víctimas», recalcó.

Su meditación concluyó con una meditación sobre la segunda parte del cántico, centrada en las bodas entre Cristo y la Iglesia, el Cordero y la esposa, «en profunda comunión de amor».


DIOS INTERVIENE A FAVOR DE LOS JUSTOS Y LAS VÍCTIMAS, DICE EL PAPA

VATICANO, 10 Dic. 03 (ACI).-El Papa Juan Pablo II comentó este miércoles durante la audiencia general el cántico del capítulo 19 del Apocalipsis y señaló que en él se recuerda que el hombre debe pedir siempre la intervención de Dios en su vida.

El Santo Padre afirmó que en este himno intervienen distintos personajes de la liturgia celestial: «una ‘inmensa muchedumbre’, constituida por la asamblea de los ángeles y de los santos. También se distingue la voz de los ‘veinticuatro ancianos’ y de los ‘cuatro seres vivos’, figuras simbólicas de los sacerdotes de esta liturgia celestial de alabanza y de acción de gracias. Al final se alza una sola voz como de ‘una inmensa muchedumbre’».

«En el centro de esta invocación alegre –continuó el Santo Padre- se encuentra la representación de la intervención decisiva de Dios en la historia: el Señor no es indiferente, como un emperador impasible y aislado, a las vicisitudes humanas».

«Es más, su mirada es fuente de acción, porque interviene y derriba los imperios arrogantes y opresivos, abate a los orgullosos que le desafían, juzga a los que perpetran el mal».

Juan Pablo II subrayó que «nuestra oración debe invocar y alabar sobre todo la acción divina, la justicia eficaz del Señor, su gloria obtenida con el triunfo sobre el mal. Dios se hace presente en la historia, poniéndose de la parte de los justos y de las víctimas, precisamente como declara la breve y esencial aclamación del Apocalipsis y como se repite con frecuencia en el canto de los salmos».