DESENGAÑEMOS

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Contestación al artículo de Cristina López Schlinting titulado 'Desabortemos'.

S í, sí, cuesta creerlo pero
en el libro «Políticamente
incorrecta», bajo el título «Desabortemos» acaba proponiendo, no que desaparezca el aborto sino intentar su disminución.

La autora, al hilo de los descubrimientos técnicos que permiten ver el bebé en el seno materno y de la importancia que esto puede tener en la conciencia social, hace afirmaciones que merece la pena contestar.

Afirma entre otras cosas: «En cuanto a nosotros, los agentes sociales y asociaciones pro-vida, aconsejaría más realismo. De nada sirve plantear una batalla frontal contra el aborto en una sociedad insensible. Mientras enseñamos que la fecundación es el origen de la vida, porque genera un embrión con carga genética individualizada y completa, y sembramos así un cambio cultural, planteemos tácticamente un objetivo más modesto para una primera reforma de la ley. Empecemos por pedir las doce semanas como plazo máximo en todos los supuestos».

Si aplicásemos esta misma afirmación con otras formas de acabar con la vida humana obtendríamos barbaridades como estas:

– Mientras enseñamos que toda vida humana es digna y sembramos así un cambio cultural planteemos tácticamente un objetivo más modesto para una primera reforma de las leyes.

– Empecemos por pedir que mueran de hambre sólo los menores de cinco años (en lugar de pedir el fin del hambre).

– Empecemos por pedir que se deje morir en sus casas sin que se descubra el cadáver hasta que huela, a aquellos viejos de más de ochenta años (en lugar de pedir la atención para todos los viejos).

– Empecemos por pedir la pena de muerte para aquellas personas que hayan asesinado a más de una persona (en lugar de pedir la abolición completa de la pena de muerte)

– Empecemos por pedir que caigan bajo las bombas de las guerras aquellas personas que sean menos útiles a la sociedad (en lugar de condenar categóricamente todas las guerras)

– Empecemos por pedir que se esclavice a los niños mayores de ocho años (en lugar de pedir la desaparición completa de esa odiosa forma de explotación que es la esclavitud infantil)

– Empecemos por pedir que el terrorismo asesine a policías y militares (en lugar de pedir que desaparezca el terrorismo).


No Cristina, no. En la defensa de la vida no podemos plantearnos objetivos más modestos aunque sea tácticamente. No debemos. La defensa de una sola vida exige un planteamiento absolutamente radical, sin

miramientos. ¿Por qué poner el límite del aborto en las 12 semanas aunque sea para una primera reforma de la ley? ¿Es que el bebé que tiene 11 semanas y media tiene un ápice menos de dignidad que el que tiene 12 semanas?. ¿Qué derecho tiene usted a pedir a asociaciones provida «más realismo» (esto es, bajar el nivel de exigencia)? ¿Se puede pedir a un cristiano que sea menos solidario? ¿Qué tenga menos caridad?. No y mil veces no. Al contrario, lo que se puede pedir a los grupos y asociaciones provida es que peleen por la defensa de la vida en toda su amplitud y pongan al mismo nivel la lucha contra el hambre en el mundo o contra las guerras que la lucha contra el aborto. En ningún caso que reduzcan sus exigencias de vida y dignidad para TODO ser humano (los de menos de doce semanas incluidos).


En otro momento afirma: «No voy a pedir que ningún partido abandere la lucha antiabortista, porque no soy ingenua». ¿Por qué no pedir a ningún partido que abandere la lucha contra el aborto? Eso que usted llama ingenuidad en realidad tiene otro nombre: vergüenza. Sí, se trata de tener vergüenza, de no ceder en un tema como el asesinato en el vientre materno de los niños. Es posible que el problema sea que usted sabe que el partido al cual le pediría (o le gustaría) que abanderase la lucha antiabortista no lo va a hacer. Y sabe que no lo va a hacer porque en el último año de los ocho que estuvo el PP en el gobierno hubo 85.000 abortos en España, continuando la línea creciente de los años anteriores. Y sabe que no lo va a hacer porque nombró ministra de Sanidad en su primer gobierno a una declarada proabortista. Y sabe que no lo va a hacer porque ha votado a favor de la Ley de Reproducción Asistida del gobierno de Zapatero. Y sabe que no lo va a hacer porque perdería votos y es un mal menor en comparación con el PSOE. Pero defender el mal menor en política, Cristina, puede llevarla a defender el aborto hasta la duodécima semana. Déjenos que terminemos contándole una pequeña historia: Alemania. 1998. En ese momento el aborto era ilegal a partir de la duodécima semana de embarazo. La mujer que pretendiese abortar antes de esa fecha, necesitaba entablar previamente un coloquio con un consultorio público. Al final del encuentro, los consultores estaban obligados por la ley a entregar un certificado que permitía a la mujer dirigirse a las estructuras públicas para someterse a la intervención abortiva. En todo el país había más de 1.600 consultorios, de los cuales unos 260 eran dirigidos por la Iglesia católica, casi todos a través de Cáritas con el fin de evitar algunos abortos. Con esa ley, los consultorios de la Iglesia se habían visto obligados a entregar certificados de aborto a mujeres que se presentaron en sus estructuras como parte de un proceso burocrático. Los obispos alemanes estaban más o menos contentos porque en sus centros se ayudaba a algunas mujeres y se evitaban algunos abortos. Un personaje se encargó de recordar a la Iglesia alemana que dicho certificado involucraba a la Iglesia en el asesinato de niños inocentes y hacía menos convincente su absoluta oposición al aborto. ¿Algún radical?, ¿un ingenuo? Más bien lo primero que lo segundo. Su nombre era Juan Pablo II y se opuso a que los consultorios públicos de la iglesia católica en Alemania se vieran obligados a dar el certificado que permitía el aborto. Por supuesto el Papa pidió que «la Iglesia permaneciese presente de manera eficaz en el servicio de consulta a las personas en busca de ayuda». Pero sin rebajar ni un milímetro la defensa de la vida humana y la frontal OPOSICIÓN a esa ley. Hoy hay en España un partido que en el manifiesto público con ocasión de su presentación en la sociedad española afirmaba que entre sus objetivos está acabar con el aborto y la eutanasia con el mismo empeño que pone en acabar con el hambre, la esclavitud infantil, las guerras, etc. Se llama Partido Solidaridad y Autogestión Internacionalista (SAIn). El que tenga ojos para ver que vea.