EFECTOS PSIQUICOS del ABORTO

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Es cada vez mayor el número de personas que acuden a los Centros de Salud Mental con trastornos a veces graves tras haberse sometido a un aborto voluntario. Los últimos datos facilitados por el Ministerio de Sanidad señalan que fue 77.125 el número de abortos realizados en España durante 2002, sin incluir los miles de abortos clandestinos… No es extraño encontrarte con chicas con un cuadro clínico que, en Medicina, suele llamarse síndrome post-aborto…

Efectos psíquicos del aborto
La Razón – C. GÓMEZ LAVÍN

Hay una realidad social que está comenzando a preocupar en los medios sanitarios y es preciso darse cuenta y no cerrar los ojos. Es cada vez mayor el número de personas que acuden a los Centros de Salud Mental con trastornos a veces graves tras haberse sometido a un aborto voluntario. Los últimos datos facilitados por el Ministerio de Sanidad señalan que fue 77.125 el número de abortos realizados en España durante 2002, sin incluir los miles de abortos clandestinos. En mi casuística, que ya va siendo numerosa porque llevo más de treinta años dedicado a la asistencia clínica psiquiátrica, no es extraño encontrarte con chicas con un cuadro clínico que, en Medicina, suele llamarse síndrome post-aborto. Viene a ser como un estrés postraumático que cursa con una serie de perturbaciones emocionales y psíquicas, y que puede aparecer más o menos tempranamente tras el aborto. Dicho síndrome ha sido estudiado en diversos países: EE UU, Canadá, Finlandia, Suiza, Inglaterra, etcétera, siendo cada vez más reconocido como entidad propia. Incluso es reconocida su existencia entre organismos

¿Es que nuestra sociedad y los políticos no se dan cuenta del drama tan terrible que queda para siempre en estas mujeres? ¿Cómo es posible que médicos aprueben un «código ético» que permite abortar a menores sin permiso paterno? Para una mujer, el destruir a su hijo es siempre un trauma, no sólo físico sino también psíquico. Casi siempre les deja huella. Por eso no es extraño que el profesor Willke diga: «Es más fácil sacar a un niño del útero de su madre que sacárselo de su pensamiento».
internacionales que promueven el aborto, como puede ser la Federación de Planificación Familiar, el mayor promotor de abortos de EE UU. Es verdad que en España se necesita hacer con urgencia estudios epidemiológicos sólidos pero las personas que estamos dedicadas a Salud Mental sabemos muy bien el trauma que siempre supone un aborto y las consecuencias más o menos tempranas que origina. Es obvio que toda mujer que aborta queda profundamente afectada aunque no quiera o no pueda reconocerlo, y que esta afectación es mayor si tiene una cierta predisposición a la enfermedad mental. No podemos cerrar los ojos ante lo que está sucediendo. Hoy más del 90 por ciento de las mujeres que abortan se acogen al supuesto «riesgo para la salud psíquica de la madre» bien dicho «supuesto» porque dicho factor no suele ser cierto. Un conocido psiquiatra, el Prof. Frerik Ayd señala cómo ningún tipo de enfermedad mental conocida puede curarse mediante un aborto. Es más, aquellas personas que tienen cierta predisposición personal o familiar a la enfermedad mental corren un riesgo mayor y es raro que no queden con un desequilibrio psíquico tras el aborto, entre otras cosas, por la tensión emocional que siempre produce. La misma OMS en celebración oficial dijo: «Las mujeres con alguna señal indicativa de trastorno emocional corren mayor riesgo de graves desajustes mentales tras el aborto, y más si tenían alguna enfermedad psiquiátrica previa» y sigue diciendo: «Cuanto más serio sea el diagnóstico psiquiátrico, más perjudicial es para ellas el aborto». Por eso no es extraño que tras el aborto aparezcan auténticos cuadros clínicos, a veces muy severos. Es verdad que la persistencia de esta sintomatología en parte viene condicionada por la personalidad previa, y el contexto social en que se desenvuelve la persona, pero es urgente poner remedio. Hay que reconocer que es muy elevado el coste que produce, tanto personal, como familiar y social. ¿Es que nuestra sociedad y los políticos no se dan cuenta del drama tan terrible que queda para siempre en estas mujeres? ¿Cómo es posible que médicos aprueben un «código ético» que permite abortar a menores sin permiso paterno? Para una mujer, el destruir a su hijo es siempre un trauma, no sólo físico sino también psíquico. Casi siempre les deja huella. Por eso no es extraño que el profesor Willke diga: «Es más fácil sacar a un niño del útero de su madre que sacárselo de su pensamiento».

C. Gómez Lavín es médico-psiquiatra