EL MODO DE DIALOGAR DE SAN PABLO

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A San Pablo le toca vivir uno de los momentos más apasionantes de la historia de la Iglesia, lleno de conflictos al interior de las comunidades que se ven en ocasiones divididas por diferentes razones.Los conflictos son tan numerosos y tienen tanta importancia en sus Cartas que nos permiten reconstruir cual es su modo de dialogar. Como en el resto de su manera de entender la vida cristiana (Vida en Cristo, dice él) la referencia es CRISTO ENCARNADO, MUERTO Y RESUCITADO tal como resume en el himno de Filipenses 2, 5-11…
A San Pablo le toca vivir uno de los momentos más apasionantes de la historia de la Iglesia, lleno de conflictos al interior de las comunidades que se ven en ocasiones divididas por diferentes razones:
a) distintas mentalidades y procedencias religiosas (1 Co 8, 1-13; 10, 14-22; Rom 14,1- 15,3).
b) por el liderazgo de los misioneros y los carismas (1 Co 1,10-16; 3,1-4,13; 12 –14, 2 Co 11-13,10).
c) por la tensión entre ricos y pobres (1Co 11, 17-34).
d) por la decisión que debe tomar la Iglesia naciente respecto a su relación con el judaísmo y la Ley (Gál 1, 6-10; 2, 1-14; Flp 3).

Los conflictos son tan numerosos y tienen tanta importancia en sus Cartas que nos permiten reconstruir cual es su modo de dialogar. Como en el resto de su manera de entender la vida cristiana (Vida en Cristo, dice él) la referencia es CRISTO ENCARNADO, MUERTO Y RESUCITADO tal como resume en el himno de Filipenses 2, 5-11. Y es que este himno aparece precisamente en un contexto de enseñanza sobre la vida comunitaria, el abajamiento de Cristo del que habla tiene su lugar en las cartas de Pablo en la vida comunitaria: ponerse en el último lugar para que sea posible la vida comunitaria. El modo de dialogar de Pablo se desarrolla en tres pasos:

Primer paso: poner la cuestión en la máxima radicalidad: la fidelidad a Cristo.

Normalmente, nosotros, cuando dos personas tienen que discutir un asunto lo planteamos así. O discuten y se separan, o dialogan y buscan un consenso, un punto común en el que se encuentran. O permanecen juntas sin tratar del problema mirando para otro lado y esto es el amiguismo. Pero Pablo no va a seguir este proceso, lo que va a hacer es poner la cuestión en la Cruz. Lo que está en juego en cualquier tema es la fidelidad al Crucificado y desde ahí lo afronta.

+ Se plantea el tema de los distintos grupos en Corinto: 1 Co 1,10-16. Pablo lleva inmediatamente la cuestión a Cristo: ¿es que está dividido Cristo? Y cuando en 3,1-4,13 vuelve sobre el tema y se refiera a los distintos misioneros que han pasado por Corinto aplica el mismo criterio: los apóstoles somos servidores, nuestra identidad es ponernos en el último lugar con el Crucificado. Y les reprocha a los corintios hacer líderes de ellos. Como vemos, ni siquiera a los que le tienen a él por maestro les da la razón. La verdad es de Cristo, no de su propia opinión o forma de ver el Evangelio, en temas en los que legítimamente podían tener diferencias.

+ En la división entre ricos y pobres vemos el mismo radicalismo, y eso que cabe interpretar la situación superficialmente. Por lo menos si a mi se me da el caso en una parroquia yo me lo planteo de la siguiente manera: ¿cuál es el problema?, ¿qué llegan tarde de trabajar? ¿qué salen de trabajar a las ocho y cuando se incorporan a la asamblea los otros que vienen a las siete ya se han terminado la cena? Pues ya está, cambio la hora de misa de las siete a las ocho y arreglado. O si no, en vez de problema de horario es de educación, hay que decir a los ricos que sean mejor educados y no empiecen a comer hasta que no estemos todos y compartan de lo que han traído. Esta sería la postura superficial, es cuestión de organización o de buenas formas. ¿Cómo interpreta el mismo hecho Pablo?: Estáis dividiendo a Cristo, estáis comulgando vuestra condenación porque los ricos ofenden a los pobres y así rompen su Cuerpo en la Eucaristía. Visto desde Cristo: rompiendo la común-unión, se ofende a Cristo.

+ En la cuestión de los carismas (1Co 12 –14), sobre quién es más importante, la respuesta de Pablo fue: el más importante es el amor. Nada de discusión entre doctores, profetas y maestros… nada de confrontar el don de lenguas, con los milagros o el discernimiento. Los carisma valen en cuanto son vivencia del amor del Cristo en la Cruz que todo lo aguanta todo lo soporta todo lo perdona,… . Sin amor nada vale ni la profecía, ni el martirio, ni las lenguas… (1Co 13)

Segundo paso: la toma de postura.

Después de situar la cuestión en Cristo, Pablo puede hacer ya su discernimiento y tomar postura en el conflicto. Desde Cristo crucificado le caben dos opciones posibles:

• Cuando esta en juego una cuestión fundamental que atañe a la identidad cristiana LA INTRANSIGENCIA. El apóstol no pasa una. Incluso llega a ser grosero y mal educado: insulta, se ríe del contrincante, lo ridiculiza… recurre a todos los recurso que le permite la retórica…

a) En las cuestiones fundamentales la razón es de Cristo y del Espíritu. Cristo y el Espíritu edifican la Iglesia, por lo cual si los traicionamos estamos destruyendo su obra; por lo que llegando a este dilema no se puede pasar una. ¿cómo es esto?

+ Lo vemos por ejemplo en la cuestión de los judaizantes, donde esta en juego un Evangelio libre de la Ley. Así, en la discusión de Antioquía (Gal 2, 11-14) cuando Pedro y Bernabé deciden que la comunidad coma en dos mesa para salvar el problema ritual de los judíos, Pablo se enfrenta a ellos: si se rompe la unidad de la única mesa de la Eucaristía se está negando la novedad de la salvación universal del Evangelio. Si se hace la misma división que en las sinagogas separando a los judíos de sangre y circuncisión de los temerosos de Dios que no se han circuncidado se está negando la salvación que viene por el Evangelio y rompe toda división de raza, sexo, cultura,… (Gal 3, 28). Por eso ahí no se puede pasar una, y Pablo rompe con su «maestro» Bernabé e inicia entre los gentiles una misión independiente.

+ Lo mismo en la discusión con los super-apóstoles (2Co 11-13,10). No es una discusión narcisista o por protagonismos, si tu vales más que yo, o si yo predico mejor o que hago más milagros,…. Si no que lo que están negando los super-apóstoles es que Cristo ha escogido a Pablo para hacer presente la Salvación entre los paganos. Con lo cual es la gracia de Cristo la que está en juego si a él se le niega la condición de apóstol; y por ello es intransigente, no pacta en eso, y se enfrenta incluso con los recursos más barriobajeros: descalificar al otro, el ponerles en ridículo, la grosería. También la ironía cuando a sus méritos y cartas de recomendación compara sus debilidades: si ellos hacen milagros yo he naufragado, me han dado 39 azotes, he pasado por las varas,… .

• Cuando son cuestiones secundarias RENUNCIA A SU POSTURA.

+ Pablo renuncia a sus derechos como apóstol. Desde la Pascua los apóstoles seguían las instrucciones de Jesús, van de dos en dos, viven pobres y viajan como mendigos, porque tienen derecho a que les mantuviera la comunidad que están evangelizando. Diríamos que estarían como liberados en una asociación moderna. Y es lógico si van de ciudad en ciudad. Pablo lo reconoce, yo tendría derecho a estar casado y a que me acompañe mi mujer, pero renuncio a estar casado, opto por ser célibe ya que estamos en los últimos tiempos y es más urgente dedicarse al Reino. Lo mismo a ser mantenido, teniendo derecho, renuncio para que se manifieste que el Evangelio es Gracia, es gratuidad, que nadie por el interés de tenerme a patronazgo como instructor en su casa, o por miedo a ser engañado por algún interés económico, se vaya a acercar o alejar del Evangelio. Así Pablo, que reconoce en otros estos derechos como queridos por el Señor, entiende su apostolado como renuncia a sus propios derechos.

+ Lo mismo en las discusiones sobre las comidas de los ídolos. (1 Co 8, 1-13; 10, 14-22; Rom 14,1- 15,3) Es un problema de la mentalidad de los paganos, y se debe a que en los templos de los dioses paganos se hacían sacrificios. Algunos de estos sacrificios consistían en que la carne que se ha consagrado al ídolo se la comen los que participan en la ceremonia, es una comida compartida con el ídolo. Otro problema de más difícil solución, es que la carne que se sacrifica en un templo se vendía en los mercados, y para la gente de la mentalidad griega era una carne consagrada a sus dioses, tenía un significado sagrado, religioso. ¿Cuál es su postura en el problema de la carne? El dice: yo como «fuerte» se desde una fe recia que los ídolos no son nada. Tengo derecho a comerlo porque en mi conciencia no se crea ningún problema, pero estoy en comunidad con uno que es «débil», que como no tienen todavía la fe bien cultivada para él eso puede ser un dios y si me ve comer a mi le voy a crear un problema de conciencia; por eso yo renuncio a mi derecho y no como.

Tercer paso: siempre dialogar con los hechos.

El tercer punto del diálogo de San Pablo no es menos importante. Consiste en que permanentemente mantiene un diálogo de comunión con los hechos, con su propia postura y compromiso a pesar de los graves enfrentamientos abiertos. Lo vemos con los judaizantes que están enviando misioneros a desacreditarle. Mientras recibe este ataque a su misión continua organizando la colecta para las comunidades palestinas de las que vienen estos misioneros. Aunque me estén denigrando, aunque no vayan a querer aceptarla… me juego la vida por la comunión de la Iglesia llevándoles la colecta. Porque este era el gesto de comunión que le pidieron en el Concilio de Jerusalén.

Lo vemos con los apóstoles de otras mentalidades (Apolo, Pedro…) incluso con los que explícitamente le atacan desde una mentalidad propia de la sabiduría griega del judaísmo helenista (los super-apóstoles). Nunca dice a los corintios que no los reciban. Exhorta a sus comunidades a mantenerlos si se dedican a la evangelización, a pesar de que tantas veces a discutido con ellos por negarse a ser mantenido él mismo. La hospitalidad con los hermanos hostiles, es diálogo con los hechos.
Esta es la forma de construir la comunión Pablo. Renunciar a sus derechos y a sus opiniones a favor de los débiles de la comunidad. Así es posible dialogar en el Señor, negándose a uno mismo.