España aprueba el «matrimonio» homosexual y el episcopado pide oposición con «todos los medios legítimos»

2022

El Congreso de los Diputados también ha aprobado el «divorcio exprés» . La ley entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Boletín Oficial del Estado, y se pone en la línea de las leyes en esta materia adoptadas por Bélgica y Holanda…

MADRID, jueves 30 junio 2005 (ZENIT.org).- En el día en el que el Congreso de los Diputados aprobaba de forma definitiva el «matrimonio» entre personas del mismo sexo, la Conferencia Episcopal Española pidió a los ciudadanos oponerse a estas leyes injustas con todos los medios legítimos.

El «matrimonio» homosexual fue aprobado por 187 votos a favor, 147 en contra y cuatro abstenciones.

La ley entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Boletín Oficial del Estado, y se pone en la línea de las leyes en esta materia adoptadas por Bélgica y Holanda. El Senado de Canadá también debatirá una ley parecida que parece contar con el apoyo necesario para su aprobación el próximo mes.

«Hoy han quedado eliminadas sistemáticamente del Código las palabras «marido» y «mujer», de tal modo, que el matrimonio, en cuanto unión de un hombre y una mujer, ya no es contemplado por nuestras leyes», afirma una nota de prensa publicada por la Conferencia Episcopal Española.

Por otra parte, este miércoles el Congreso de los Diputados aprobaba definitivamente la reforma del Código Civil en materia de separación y divorcio que permite el acceso directo al divorcio sin necesidad de separación previa y sin causa. Bastará con que uno de los esposos no quiera continuar el matrimonio para que pueda demandarse el divorcio, siempre que hayan transcurrido tres meses desde la celebración del matrimonio. Por este motivo, entre los medios de comunicación, la medida se llama «divorcio exprés».

La nota episcopal hace también mención a esta medida, consideran que con ella la institución del matrimonio ha perdido «su nota propia de estabilidad legal» y queda «reducida a un contrato ligero que cualquiera de las partes puede rescindir en virtud de su mera voluntad a los tres meses de haberlo estipulado».

«De este modo, las leyes españolas que regulan el matrimonio se han convertido en radicalmente injustas», consideran los representantes episcopales.

«No reconocen la realidad antropológica y social de la unión del hombre y la mujer en su especificidad y en su insustituible valor para el bien común, en concreto, para la realización personal de los cónyuges y para la procreación y educación de los hijos», aclaran.

«Nuestras leyes han dejado, por tanto, de tutelar adecuadamente los derechos de los padres, de los niños y de los educadores», añade la nota de los obispos.

«Por otro lado, al dejar prácticamente al arbitrio de la libertad individual la continuidad del pacto conyugal, dejan también desprotegido el vínculo matrimonial y abierto el camino legal a la conculcación de los derechos del otro cónyuge y de los hijos».

«Ante esta penosa y grave situación, es necesario confiar en que la sociedad española sabrá salir en defensa del matrimonio, de la familia y de los niños», explican.

«Es necesario oponerse a estas leyes injustas por todos los medios legítimos que el Estado de derecho pone a disposición de los ciudadanos», consideran.

«Hay que trabajar para que los derechos desprotegidos y conculcados sean de nuevo reconocidos y tutelados –concluye la nota de prensa–. Habrá que colaborar en el establecimiento de la justicia y abstenerse de toda complicidad con la injusticia».


«Matrimonio» homosexual en España, «derrota de la humanidad»; según el diario vaticano

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 3 julio 2005 (ZENIT.org).- «L´Osservatore Romano» ha calificado en su edición italiana de este domingo la ley sobre el «matrimonio» homosexual aprobada el pasado jueves por el Parlamento español como una «derrota de la humanidad».

El diario vaticano, en un artículo firmado por Francesco M. Valiante, aclara asimismo que la oposición de la Iglesia católica a esta iniciativa no es una «guerra de religión», pues la familia no es algo impuesto por la Iglesia, sino un patrimonio de las grandes culturas.

«Causa incredulidad y amargura los tonos triunfalistas con los que algunos políticos e intelectuales «progresistas» han comentado la ley que legaliza las uniones homosexuales, equiparándolas al matrimonio heterosexual», comienza diciendo el artículo.

«No sólo el creyente, sino cualquier persona con sentido común, libre de anteojeras del prejuicio, no puede dejar de reconocer en este acto una envilecedora derrota de la humanidad», afirma.

«Que les guste o no a los políticos «iluminados» (y a su séquito de complacientes «maître à penser»), la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer no es una invención de los católicos», sigue diciendo el artículo.

«La dignidad cristiana del matrimonio, en vez de disminuir el valor profundamente humano, lo consolida y lo refuerza. Por eso, todo intento de trastocar el proyecto de Dios sobre la familia es también un intento de desfigurar el rostro más auténtico de la humanidad», subraya.

Para el autor, «quien hoy canta victoria contra «el modelo tradicional de familia impuesto por la Iglesia», olvida que aquí no se está combatiendo una guerra de religión. La familia es patrimonio común de las grandes culturas del mundo».

«Pertenece a toda la humanidad porque está inscrita en la naturaleza desde sus inicios –recalca–. Y ha sobrevivido a través de los siglos a la criba de sistemas filosóficos, científicos, antropológicos y sociales».

«Es singular que un Estado que se proclama «laico» y «liberal» pretenda imponer el propio sistema ideológico sobre una realidad tan compleja», indica.

«Es engañador apelar a la «tolerancia» o a la «no discriminación» para renegar y, al final, trastocar la elemental verdad sobre las relaciones humanas. No hay que abdicar nunca de la verdad. Si las palabras tienen sentido, hay que seguir llamando a las cosas por su nombre», indica.

«A cada quien, y no sólo al creyente, le corresponde la tarea de detener esta deriva de humanidad custodiando el «vocabulario» original de la familia, del matrimonio, del amor, que a través de milenios ha escrito la historia de las generaciones», concluye.