GUITTON, el ÚLTIMO GRAN FILÓSOFO CATÓLICO FRANCÉS

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Jean Guitton, decano de la Académie Française, ha dejado tras sí una obra imponente. El presidente Chirac alabó su «pensamiento exigente orientado a lo esencial».
Jean Guitton ha pasado la antorcha del pensamiento católico moderno. Murió en el parisino hospital de Val-de Grace, cumplidos los 98 años.

Es el último de una cadena de brillantes intelectuales católicos que han jalonado el siglo en Francia, ejerciendo una gran influencia en muchos países incluida España. Entre ellos cabe mencionar a Claudel, Blondel, Gilson, Maritain, Marcel, Mauriac, Julien Green, Bernanos y Thibon.

Su gran obsesión fue crear puentes entre el mundo moderno y una fe reconciliada con la ciencia en una Francia en la que el anticlericalismo visceral prevalecía en la enseñanza, en la cultura y en el aparato político y administrativo. En ese ambiente reivindicó el derecho de ciudadanía para el pensamiento cristiano.

En Silencio sobre lo esencial, explica la urgencia de su propósito: «Sobre lo esencial, en todos los terrenos, se guarda silencio; pero llega un momento en que este silencio sobre lo esencial ya no puede ser observado sin lesionar el deber de sinceridad y de verdad (…) Me extraño del silencio sobre Dios que existe incluso entre los cristianos».

Y Guitton habló, y escribió. Dispuesto a tratar con quien fuera, llegó a ganarse la confianza del mismísimo presidente socialista François Miterrand, que acudió a él para escuchar sus ideas consoladoras sobre el tiempo y la eternidad.

«Explíqueme, le preguntó Mitterrand, sus razones para creer». Hay que elegir entre el absurdo y el misterio responde Jean Guitton. En política hay compromisos, equívocos. En la fe uno se embarca, hay que apostar.

¿Pero los dogmas no son absurdos? inquiere el Presidente.

-Es lo absurdo del absurdo lo que me obliga a apostar por el mismo replica el filósofo. Guitton comentaría sus visitas al presidente en estos términos: Miterrand pensaba que yo tenía enchufes con el más allá. Venía a verme como el reumático va al remautólogo. Una de sus últimas visitas tuvo lugar en noviembre de 1994. Los dos hombres hablan aún de Dios, del sufrimiento y del infierno.

-Señor presidente por qué no teme usted el infierno, pregunta Guitton.

-Creo no haber tenido nunca miedo de nada ni de nadie. Si Dios existe, me conoce y sabe que no tengo miedo del castigo eterno.

– ¿Entonces de qué tiene miedo?, concluye Guitton.

– De haberlo merecido

Las primeras palabras de Guitton sonaron en SaintEtienne, donde nació el 18 de agosto de 1901. Desde su primera juventud, tuvo claro cuál era su ideal. Siguiendo los consejos de su madre, intentó unir lo que la secularización había separado a través del metarrealismo, un método para estudiar los fenómenos del universo de una forma espiritual y al mismo tiempo científica.

La cátedra fue su mejor instrumento. En 1933 presentó su tesis doctoral sobre «El tiempo y la eternidad en Plotino». Dejó impresionado a sus maestros. Enseña luego en varias facultades antes de ser nombrado catedrático de historia de la Filosofía en La Sorbona en 1955. Este discípulo de Pascal y de Bergson, maestro de Althusser, reivindica su condición de laico de la Iglesia. Y en condición de tal es invitado como observador al Concilio Vaticano II (1962-65).

El ecumenismo no lo aprende allí. Lo había practicado ya en los años 20 en las famosas «Conversaciones de Malinas» con los anglicanos, lanzadas por el Cardenal Mercier de Bruselas-Malinas. Tampoco le sorprendió el feminismo. Se dice de él que tenía un pensamiento y una intuición femeninas. Casi nadie habló también como él de Juana de Arco, Teresa de Lisieux, Marta Robin o de la Virgen María. Tal vez extraía esas cualidades de una relación única con su madre, que explica en su soberbio libro Une mére dans la vallée».

Durante la guerra, en junio de 1941, Jean Guitton es hecho prisionero por los alemanes hasta 1945. Después es acusado de colaboracionista, pero Georges Pompidou, que llegaría a presidente, le salva. Luego será el mismo De Gaulle quien le invitaría a el Eliseo.