¿Por qué este año morirán por hambre más personas?

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Se espera un final de año con fuertes subidas en el precio de los alimentos y por tanto más muerte por hambre.

Los precios de los alimentos en el mundo están subiendo de nuevo de forma alarmante. El trigo, por ejemplo, ha experimentado un alza del 35% en lo que llevamos de año. Con ello, la sombra de la hambruna del 2008 vuelve a planear sobre los países más pobres, aunque desde la FAO insistan en que todavía es «pronto para hablar de crisis».

La subida mundial de los precios de los cereales puede golpear especialmente a Sahel africano.

La Organizaciones de Naciones Unidas (ONU) advirtió que al menos 2.1 millones de personas en la nación africana de Somalia están en riesgo de morir de hambre durante el período de agosto a diciembre de 2012.

En este trimestre, ha continuado la significativa alza de los precios nacionales, en particular en África. Estos fueron especialmente elevados en África al sur del Sahara, con aumentos de 113% en el caso del maíz en Mozambique. Al mismo tiempo, el sorgo subió desmedidamente en el Sahel y en partes de África oriental: 220% en Sudán del Sur y 180% en Sudán.

En este momento se produce el primer lance que rompe el equilibrio y empieza a mover hacia arriba los precios, aumentando la expectativa de que los mismos suban todavía más. Sin embargo, a pesar de la importancia decisiva de los fenómenos naturales, no explicarían por sí solos las fuertes volatilidades y alzas que aparecen en los mercados. No habría crisis si no hubiera especulación.

Desde la desregulación financiera las cosas han cambiado y la entrada de hedge funds, bancos de inversión y todo tipo de fondos en el mercado agrícola ha cambiado radicalmente la situación, al penetrar con mucho dinero en la agricultura, buscando solamente el beneficio a corto plazo con la compraventa de contratos y operaciones cada vez más sofisticadas. Es la especulación.

El resultado final es claro. Se estima que antes de 1990, el número de contratos especulativos era pequeño, alrededor del 20% del total, mientras que ahora suponen una cifra entre el 70% y el 80%, según los productos.

Al respecto, en la crisis del 2008, la FAO —que no se distingue precisamente por ser muy crítica con la especulación— ponía un ejemplo estremecedor con el trigo rojo en la Bolsa de Chicago. Por cada dólar invertido que tenía contrapartida del cereal, había 2.000 que no la tenían. Este puede ser un ejemplo extremo, pero no lejos le queda el que fue aireado en julio del 2010, cuando el hedge fund británico Armajaro se hizo con 241.000 toneladas de habas de cacao, haciendo subir su precio a máximos de 1977. El citado fondo llegó a poseer el 15% de las reservas mundiales de cacao. ¿Para qué? Resulta evidente.

En ningún momento puede olvidarse que mientras una burbuja inmobiliaria o bursátil causa daños materiales muy importantes a la población que la sufre, una burbuja en la alimentación genera algo más: hambruna y muerte en las zonas más necesitadas del mundo. Pensemos que en un país como España el gasto en alimentación supone entre el 10% y el 20% del presupuesto familiar, mientras que en muchas regiones del tercer mundo puede llegar a suponer hasta el 80% o el 90%. Una subida de precios exagerada en un producto básico de su dieta supone, pues, para sus habitantes una condena segura.

* Extracto