¿Quién está detrás y por qué?

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¿Por qué este ataque tan constante y frontal contra la familia? ¿Quién está detrás de las bambalinas moviendo los hilos?


En nuestros días, ciertos programas sostenidos por medios muy poderosos parecen orientarse por desgracia a la disgregación de la familia. A veces, con todos los medios, se intenta presentar como «normales» y atractivas situaciones que en realidad son irregulares. Se oscurece la conciencia del mal, se deforma lo que es verdadero, bueno y bello, y la libertad es suplantada por una verdadera y propia esclavitud». Estas palabras,pronunciadas por Juan Pablo II hace diez años se están cumpliendo al pie de la letra. La familia se ha convertido en el frente de todas las iras y en el enemigo al que hay que abatir.

¿Por qué este ataque tan constante y frontal contra la familia? ¿Quién está detrás de las bambalinas moviendo los hilos? Se ataca frontalmente a la familia porque la familia natural es el principal dique de contención. Mientras haya familia, hay sociedad. Mientras no se controle la familia, no se puede dominar la sociedad. Por eso, si se quiere cambiar la sociedad y suplantar la existente por otra radicalmente distinta, es preciso asaltar a la familia en todos los frentes y por todos los medios.

El último ataque -de momento- es la pretensión de equiparar la unión homosexual y lesbiana con el matrimonio verdadero. Poco importa que sea una pequeña minoría de hombres y mujeres los que tienen esas tendencias. Tampoco importa que estas mismas personas no quieran casarse, sino que se les reconozca derechos civiles a su unión. Lo que importa es imponer un nuevo concepto de matrimonio y de familia. Éste es el objetivo diseñado en altas instancias por poderosísimas fuerzas políticas, económicas e ideológicas que buscan un nuevo orden mundial, mediante la implantación de un pensamiento único. Las grandes decisiones, aparentemente democráticas, ya están tomadas de antemano por poderosos grupos semiocultos, que son verdaderos rectores del gobierno mudial. No deja de ser significativo que en las llamadas grandes Conferencias de las Naciones Unidas de 1os años 90 la familia apareciera siempre en sus planes.

La Iglesia Católica es la gran defensora de la familia. No de la familia católica sino de la familia como institución humana, natural. Por lo mismo, la Iglesia Católica es el gran baluarte. Quienes han trazado la nueva ingeniería social mundial lo saben mejor que nadie. Por eso, nada más lógico que sea la Iglesia Católica blanco contra el que disparar todas las armas, sin que importen los medios. Lo importante es conseguir el objetivo final. Objetivo que no es otro que dominar el mundo.

Los ingenieros de este Nuevo Orden no ignoran que estas ideas han calado ya mucho en la sociedad pero todavía no en la medida necesaria. Por eso, el ataque que continúa y continuará con la misma o superior virulencia. Si las nuevas generaciones asimilan que es lo mismo cualquier tipo de matrimonio y de familia, en concreto, que es igual el matrimonio entre un hombre y una mujer que 1a unión de dos personas del mismo género, se habrá dado un paso decisivo para ese nuevo orden de dominio mundial. Pero no se parará ahí. Después vendrán nuevas propuestas, cada ve más aberrantes, pero siempre en la misma dirección: borrar el rastro de la familia, fundamento de esta sociedad.

Ante esta situación, es preciso una reacción masiva y contundente. Incluso los que no son católicos ni cristianos. Porque no es lo católico lo que está en juego. Lo que está en juego es el hombre, un nuevo hombre. Lo católico se ataca porque defiende al hombre. Y porque se opone a que el hombre sea una marioneta en mano de los grandes poderes económicos y políticos que quieren dominar el mundo.

Por Francisco Gil Hellín
Arzobispo de Burgos