JUAN PABLO II y la lucha no violenta por la PAZ

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Queremos mostrar, ante la campaña de desprestigio planificada de la figura del Papa , en medios tan importantes como la BBC y el grupo PRISA ( diario el PAIS), un servicio a la verdad. Recopilamos algunos reflexiones y textos de Juan Pablo II sobre la Paz y la Justicia en homenaje a este gran Papa, voz de los sin voz…


Publicado en Solidaridad.net
el 17/10/2003.

CAMPAÑA DE DESPRESTIGIO

Queremos mostrar,ante la campaña de desprestigio planificada de la figura del Papa, en medios tan importantes como la BBC y el grupo PRISA, un servicio a la verdad. El grupo PRISA ( EL PAIS, Cadena SER, SOGECABLE, etc) pertenece al magnate Jesús de Polanco y su consejero-ideólogo es Juan Luis Cebrían, asistente asiduo al club secreto de la élite neoliberal mas importante del mundo: El Club de Bilderberg ( ver noticias de solidaridad.net) y además dirigió la TVE de Franco. Ambos servidores del franquismo dan hoy lecciones de democracia.

NOAM CHOMSKY HABLA DE JUAN PABLO II

Noam Chomsky recoge en su reciente libro «Estados Canallas» un importante comentario de Juan Pablo II, al que llama «extremista radical del Vaticano» y lo situa entre las pocas personalidades mundiales que están «fuera del espectro» del sistema. Señala que mensaje apenas se mencionó por la prensa nacional, (tampoco en la nuestra) y escribe lo siguiente:

«En un mensaje de Año Nuevo de 1999, el papa Juan Pablo II denunció el marxismo, el nazismo, el fascismo y la no menos «perniciosa» ideología del «consumismo materialista «…en la que las naciones y pueblos pierden «el derecho a compartir las decisiones que a menudo modifican profundamente su modo de vida» por las estructuras del mercado en las que está «concentrado el poder político y financiero», mientras que los mercados financieros fluctúan erráticamente y «las elecciones pueden manipularse».

El «estremista del vaticano» aún fue más radical cuando recibió a los participantes en la XXVII conferencia general de la FAO, el 23 de octubre de 1995, les decía: «La situación social y económica del mundo actual hace que todos seamos conscientes de que el hambre y la desnutrición de millones de personas son el resultado de mecanismos perversos dentro de las estructuras económicas, o de la consecuencia de criterios injustos en la distribución de los recursos y la producción, de políticas programadas para defender a grupos con intereses especiales, o de diversas formas de proteccionismo».

EL PODER FINAnCIERO CONTRA LA DOCTRINA DE JUAN PABLO II

Asistimos a un creciente combate hacia las posturas de la Iglesia por parte de lo que hemos entendido tradicionalmente como los partidos de derechas o conservadores. La razón es evidente a medida que la izquierda europea ha ido perdiendo su papel de defensa de los pobres, la iglesia se alza como la voz de los empobrecidos. Hoy nos encontramos con afirmaciones de portavoces del neocapitalismo como estas: «nos adherimos a la Doctrina Social de la Iglesia salvo en el discurso económico que contiene». Es especialmente llamativo el tratamiento de las opiniones de Juan Pablo II, el primer Papa obrero de la historia. Los grandes portavoces del neocapitalismo americano acusaron en titulares al Papa de mantener «posturas socializantes»; de escribir » estadísticas alteradas, análisis superficiales, hechos anecdóticos, proyectos utópicos, manipulación y propaganda»; de hacer en la Sollicitudo rei socialis un «indigente galimatias con 40 años de retroceso y repleta de clichés, mamarrachada de brujeria tercermundista y antidemocrática», de hacer en Laborem Exercens «propaganda soviética grosera»; de tener una «mente oscurecida por los viajes a las favelas sin haber tenido la ocasión de conversar con jefes de multinacionales y la industria moderna», y , en definitiva, de estar «carente de asesores» y ser «presa de supersticiones» y » continuador de argumentos leninistas»

JUAN PABLO II FRENTE AL IMPERIALISMO

Juan Pablo II nos hablará de un mundo imperialista que se identifica con estructuras perversas y cultura de muerte, donde los pueblos del Sur juzgarán a los pueblos del Norte. El Papa juzga esta situación de asesinato entre hermanos:

«¿Cómo juzgará la Historia a una generación que cuenta con todos los medios necesarios para alimentar a la población del planeta y que rechaza el hacerlo por una ceguera fratricida ?…
¡ Que desierto sería un mundo en el que la miseria no encontrara las respuesta de un amor que da la vida!

En su encíclica Evangelium Vitae afirma:
«Una auténtica y verdadera estructura de pecado caracterizada por la difusión de una cultura contraria a la solidaridad que en muchos casos se configura como una auténtica cultura de muerte. Esta estructura esta activamente promovida por fuertes corrientes culturales, económicas y políticas portadoras de una concepción de la sociedad basada en la eficacia: Mirando las cosas desde este punto de vista se puede hablar de una auténtica guerra de los fuertes contra los débiles.» (E.V., 12)

«Hoy las amenazas contra la vida no disminuyen sino que adquieren dimensiones enormes […]. Se trata de amenazas programadas de manera científica y sistemática […], de ataques masivos contra la vida, de una serie de ataques contra la vida, de una serie de ataques interminables, de guerras y de una destrucción de vidas humanas inocentes […]. Estamos en realidad ante una objetiva «conjura contra la vida» en la que están implicadas instituciones internacionales […]. No se puede negar que los medios de comunicación son con frecuencia cómplices de esta conjura.» (E.V. ,17)

«Es doloroso constatar que la Tierra y su banquete esta en manos de una minoría», (Juan Pablo II, Mensaje de Cuaresma de 1992. )

» Si él (Jesucristo) está hablando de la plena dimensión global de la injusticia y del mal. Está hablando de lo que hoy estamos acostumbrados a llamar el contraste Norte-Sur. El Norte cada vez más rico y el Sur cada vez más pobre… A la luz de las palabras de Cristo este Sur pobre juzgará al Norte rico. Y los pueblos pobres y las naciones pobres – pobres bajo diversas formas -, no sólo por falta de alimentos, sino también por falta de libertad y de otros derechos humanos, juzgarán a aquellos pueblos que los privan de estos bienes arrogándose el monopolio imperialista de la economía y de la supremacía política e expensas de los demás.»
( En Canada)

«La obligación de empeñarse por el desarrollo de los pueblos no es un deber solamnete individual, ni mucho menos individualista, como si se pudiera conseguir con los esfuerzos de cada uno. Es un imperativo para todos y cada uno de los hombres y mujeres, para las sociedades y las naciones, en particular para la Iglesia Católica y para las otras iglesias y comunidades eclesiales.»

«Nuestra vida cotidiana, así como nuestras decisiones en el campo político y económico, deben estar marcadas por estas realidades… Esta preocupación acuciante por los pobres debe traducirse, a todos los niveles, en acciones concretas hasta alcanzar decididamente algunas reformas necesarias… A este respecto, deseo recordar particularmente: la reforma del sistema monetario y financiero internacional…; la cuestión de los intercambios de tecnología y de su uso adecuado; la necesidad de una revisión de la estructura de las organizaciones internacionales existentes en el marco de un orden jurídico internacional.»

En una entrevista realizada por Yas Gawronsky a Juan Pablo II, en noviembre de 1992, le hacía la siguiente pregunta: ¿De que forma su ser Papa ha estado influido por el hecho de ser polaco?, Juan Pablo II contestaba:
» Como he vivido en un país que ha tenido que luchar tanto por su libertad, en un país expuesto a las agresiones y a los condicionamientos por parte de los países vecinos, esto me ha ayudado a adquirir una comprensión muy profunda de los países del Tercer Mundo, de su tipo de dependencia, sobre todo económica. He He hablado con los líderes africanos sobre esto muchas veces. he comprendido lo que es la explotación y me he puesto inmediatamente del lado de los pobres, de los desheredados, de los oprimidos, de los marginados y de los indefensos.

Los poderosos de este mundo no siempre tienen una buena opinión de un Papa así. A veces le miran mal, incluso cuando trata de cuestiones relativas a los principios morales. Piden vía libre, por ejemplo, para el aborto, para la anticoncepción, para el divorcio. Y esto es algo que el Papa no puede hacer, porque la misión que le ha confiado Dios es la defender a la persona humana, su dignidad y sus derechos fundamentales.»

Se lo pregunto con gran humildad, Santo Padre, dice Gawronsky, pero cuando le oigo hablar de esta forma no logro entender, no puedo evitar pensar que usted está más en contra del capitalismo que del comunismo. ¿Es esto lo que quiere dar a entender?

«Repito lo que he dicho hasta ahora, y que está resumido en un verso de un poeta polaco, Mickiewicz: «No castigar a una espada ciega, sino a la mano»; es decir, hay que remontarse a la causa de los fenómenos que vivimos. Y en mi opinión, en el origen de numerosos y graves problemas sociales y humanos que atormentan en la actualidad a Europa y al mundo se encuentra también las manifestaciones degeneradas del capitalismo»

En la misma entrevista dirá que lamenta que «los protagonistas del capitalismo a ultranza tienden a desconocer las cosas buenas del comunismo: la lucha contra el desempleo, la preocupación por los pobres, y lo social».

JUAN PABLO II Y LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN.

Desde posiciones políticas de derechas y de izquierdas se empeñan en desprestigiar su mensaje señalando que la solidaridad-limosna es lo esencial del mensaje de Juan Pablo II y no dicen una palabra de sus condenas al Imperialismo, del que el Pontífice habla en 14 ocasiones solamente en la encíclica «Sollicitudo Rei Socialis». Plantearse solidaridad sin plantearse el desmontaje del imperialismo es, cuando menos, un pecado de ignorancia. Sin plantearse el cambio de las estructuras imperialistas que someten el mundo, a las que también Juan Pablo II llama «estructuras de pecado» no se puede ser fiel al mensaje de la Iglesia. Parece evidente que el imperialismo no podrá asumir Iberoamérica sin romper su unidad de Fe católica y, mucho menos, después de la doctrina frente al imperialismo sostenida por Juan Pablo II, aunque silenciada por la mayoría de los cristianos. Ante un fenómeno social importante, debemos pensar con el adagio policial «mira quien se beneficia de esto y estarás en la pista de quien lo provoca». Aquí esta la importancia de las sectas para los poderosos de nuestra sociedad. «Divide y vencerás» dicen hoy los conglomerados transnacionales siguiendo la estratagema napoleónica. Es la forma de frenar a la Iglesia comprometida en la liberación de los pobres.

No olvidemos que Juan Pablo II, aunque EL PAIS siempre le ponga enfrente de la teología de la liberación, ha dicho de ella:
«la teología de la liberación es útil y necesaria».
Otra cosa es la politiquería y la instrumentalización ideológica de los pobres. La emancipación de los pobres es cosa de los pobres, ya nos enseñaba Juan XXIII. Si la liberación nos es obra de ellos la historia nos enseña que traerá más cadenas.

No ha sido condenada la teología de la liberación. La prensa no recogió las palabras de respuesta a las críticas que le dirigía la señora Edwig Wasser al Santo Padre en Utrecht en el año 1985, porque no estaban contenidos en su discurso. Juan Pablo II con gran sencillez y en tono de confesión íntima respondía (dejando a un lado el discurso preparado) sobre la acusación de haber sido injusto con los teólogos de la liberación:
«No se ha condenado la teología de la liberación, sino que se han indicado una serie de errores y desviaciones de la auténtica teología de la liberación evangélica. El Papa ha indicado estos errores junto con los propios episcopados. Este servicio no es agradable a los ojos de los hombres y hace sufrir primero al que le toca hacerlo, pero es esencial a su servicio a la Iglesia, la corrección fraterna es un deber, y a mi me toca animar y consolar, corregir y confirmar, construir la unidad, sino no sería fiel al encargo recibido». ¿Por qué silenció estas palabras la prensa diaria y TVE?




TEXTOS DE JUAN PABLO II POR LA PAZ FRUTO DE LA JUSTICIA

Juan Pablo II en la Jornada por la Paz en Asís decía:
«¿No nos ha dejado Jesús su herencia? ¿Y que hemos hecho de su herencia? ¿No será que damos su paz como la da el mundo? ¿Una paz que consiste en el silencio ante los oprimidos y ante las injusticias, que consiste en la impotencia de los vencidos, en la humillación de tantos que ven sus derechos violados?». «Con Francisco de Asís repetimos hermanos seguidores de Cristo, ¡Señor haznos instrumentos de la paz!. Si no nos convertimos en instrumentos de la paz de Cristo, en constructores de paz, traicionaremos la herencia de Cristo».

«No penséis que la valentía y la fuerza se prueban matando y destruyendo. La verdadera valentía está en trabajar por la Paz».

Juan Pablo II a los jóvenes en Irlanda

Parecía como si el orden europeo, surgido de la segunda guerra mundial y consagrado por los Acuerdos de Yalta, ya no pudiese ser alterado más que por otra guerra. Y, sin embargo, ha sido superado por el compromiso no violento de hombres que, resistiéndose siempre a ceder al poder de la fuerza, han sabido encontrar, una y otra vez, formas eficaces para dar testimonio de la verdad. Esta actitud ha desarmado al adversario, ya que la violencia tiene siempre necesidad de justificarse con la mentira y de asumir, aunque sea falsamente, el aspecto de la defensa de un derecho o de respuesta a una amenaza ajena. Doy también gracias a Dios por haber mantenido firme el corazón de los hombres durante aquella difícil prueba, pidiéndole que este ejemplo pueda servir en otros lugares y en otras circunstancias. ¡Ojalá los hombres aprendan a luchar por la justicia sin violencia, renunciando a la lucha de clases en las controversias, así como a la guerra en las internacionales!.

Juan Pablo II 23-C C.A.

Si el trabajador, «obligado por la necesidad o acosado por el miedo de un mal mayor, acepta, aun no queriéndola una condición más dura, porque se la imponen el patrono o el empresario, esto es ciertamente soportar una violencia, contra la cual clama la justicia.»

Juan Pablo II 8-B C.A.

De hecho, si la cuestión social ha adquirido dimensión mundial, es porque la exigencia de justicia puede ser satisfecha únicamente en este mismo plano. No atender a dicha exigencia podría favorecer el surgir de una tentación de respuesta violenta por parte de las víctimas de la injusticia, como acontece al origen de muchas guerras. Las poblaciones excluidas de la distribución equitativa de los bienes, destinados en origen a todos, podrían preguntarse: ¿Por qué no responder con la violencia a los que, en primer lugar, nos tratan con violencia?. Si la situación se considera a la luz de la división del mundo en bloques ideológicos -ya existentes en 1967- y de las consecuentes repercusiones y dependencias económicas y políticas, el peligro resulta harto significativo.

Juan Pablo II 10-B S.R.S.

En el mensaje para la jornada de la Paz del año 1985

«La violencia y la injusticia tiene raíces profundas en el corazón de cada individuo, de cada uno de nosotros.

«Hay muchas situaciones de injusticia que no explotan en conflictos abiertos sólo porque la violencia de los que detentan el poder es tan grande que priva a los que no tienen poder hasta de la energía y oportunidad de reclamar sus propios derechos».

Mensaje para la jornada de la Paz (01-01-87)

«Las semillas de la destrucción han sido sembradas en la injusticia institucionalizada. Negar los medios para el pleno desarrollo de un sector, de una sociedad o nación determinada (…) fomenta el odio, la división y destruye toda esperanza de paz».

Alocución a los obispos de la Conferencia Episcopal Mejicana en Lago de Guadalupe (12-05-90)

Estad atentos a no aceptar ni tampoco dejaros imbuir por visiones conflictivas de la existencia humana ni por las ideologías que propugnan el odio de clases o la violencia, incluso cuando pretenden encubrirse bajo epígrafes teológicos (V Libertatis Nuntius).

A los obispos de Africa austral en el convento dominico de Harare
(10-09-88)

La discriminación racial, los conflictos que causan un número siempre creciente de refugiados, la muerte de personas inocentes y otras formas de violencia son, evidentemente un mal moral. Todo ello es fruto de pecados personales; la complicidad o indiferencia de los individuos ha conducido a «estructuras de pecado» permanentes en vuestras sociedades.

En Mendoza (Argentina [07-04-87])

«La sujeción forzada de unos grupos sociales por otros es inaceptable y contradice la noción de verdadero orden y de auténtica concordia (…) En el interior de un país o en el campo internacional podrán dar apariencia de sosiego exterior, pero pronto se manifestarán como causas de ulteriores represiones y de creciente violencia».

En el aeropuerto de Ayacucho (Perú [03-02-85])

«Grave es la responsabilidad de las ideologías que proclaman el odio, el rencor y el resentimiento como motores de la historia. Como de los que reducen el hombre a dimensiones económicas contrarias a su dignidad. Sin negar la gravedad de muchos problemas e injusticia de muchas situaciones, es imprescindible proclamar que el odio no es nunca camino; sólo el amor».

En el aeropuerto de Oruro (Bolivia [11-05-88])

Estad seguros de que la violencia y el odio son perniciosas semillas incapaces de producir algo que no sea odio y violencia.

Al Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede (Enero 1990)

Recientemente el Salvador ha sido escenario de violentas luchas (…) Nos acordamos de forma particular del bárbaro asesinato de seis religiosos de la Compañía de Jesús. Pretender resolver los problemas sociales mediante la violencia no es sino una ilusión suicida.

A los obispos de U.S.A. (02-09-88):

La Iglesia (…) debe buscar constantemente lo que el salmista dice del Mesías: Se apiadará del débil y del pobre, el alma de los pobres salvará. De la opresión y de la violencia rescatará su alma (Ps. 72, 13-14).

Por tanto la Iglesia debe tener su hogar entre los pobres, debe estar vigilante en la defensa de sus derechos.

Mensaje a los obreros en S. Pedro Sula (Honduras [08-03-83])

Ninguno ignora que muchas de las condiciones actualmente existentes son injustas; que las estructuras económicas no sirven al hombre; que tantas situaciones reales no elevan la dignidad humana; que la naciente industrialización crea ya un cierto grado de desempleo, particularmente dañoso para la juventud (…). El modo de acabar con la violencia de la oposición de clases, no es ignorar las injusticias, sino corregirlas, como insistentemente reclama la Iglesia en su enseñanza social.

Mensaje a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre comercio y desarrollo (10-02-92)

Ignorar la barrera de la miseria, que separa a los que están bien abastecidos de los que están desprovistos, es inmoral porque todos los hombres son iguales en dignidad.

Los pueblos pobres tienen derecho a la solidaridad de los otros. Es ilusorio pensar que será posible dejar a millones de hombres en la desesperación como si no fueran a descubrir un día el camino de la violencia para dejarse oir.

A los jóvenes en el estadio Meineau de Estrasburgo (08-10-88)

«Bienaventurados los mansos» (…) No aceptan pasivamente las situaciones de injusticia (…) Es exactamente lo contrario de lo que hacen los indiferentes. Pero no responden a la violencia con la violencia, al odio con el odio (…) Aspirad a ver a cada hombre tratado con justicia, según su dignidad de hijo de Dios.

En el aeropuerto de Nampula (Mozambique)

Para concluir, queridos hermanos y hermanas, quiero exhortaros:

(…) A defender la dignidad y los derechos inalienables de toda persona humana, en todos los momentos de la existencia (…)

A ejercer con coraje y perseverancia, pero sin violencia y según el Evangelio de las bienaventuranzas, la dimensión profética de vuestro ser cristiano, hasta la denuncia de lo que desintegra, deshumaniza y degrada al hombre-hermano (V. Is 62 1-2), a promover la reconciliación y la unidad y a abrir por todas partes espacios de esperanza y de vida en medio de las atrocidades de la violencia y de la guerra y ante el escándalo de la miseria y el hambre.

Angelus del 20-12-92

Por estar enraizada en la fe la Madre del Verbo hecho hombre encarna la gran esperanza del mundo (…) En su Espíritu resuena el grito de dolor de los que en toda época de la historia se sienten abrumados por las dificultades de la vida: Hambrientos y necesitados, los enfermos y víctimas del odio y la guerra, los que no tienen hogar ni trabajo y los que viven solos y marginados, los que se sienten aplastados por la violencia y la injusticia o rechazados por la desconfianza y la indiferencia, los desanimados y defraudados.

En la celebración de la palabra en el estadio de «Alí Hassan Nwuinyi» de Tabora (Tanzania [04-09-90])

Cuando el mundo vea vuestro espíritu de oración y adoración a Dios, vuestra solidaridad con los demás, en especial con los más pobres y necesitados, vuestro valor en tiempos de sufrimientos y dificultades, vuestro dominio personal ante la violencia y la injusticia, y vuestra templanza ante todas las cosas, solo entonces se preguntará ¿por qué son así?

A los pueblos jóvenes en Villa Salvador, de Lima (05-02-85)

«La Iglesia (…) no olvida que el empeño en favor del hombre concreto y de sus necesidades forman parte inseparable de su fidelidad al Evangelio (…) No podemos ignorar los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor que:
Cuestiona e interpela
Toda indiferencia o pasividad; el auténtico discípulo de Cristo ha de sentirse solidario con el hermano que sufre.
Cuestiona e interpela:
Ante la creciente brecha entre ricos y pobres, en que privilegios y despilfarros, contrastan con situaciones de miseria y privaciones.
Cuestiona e interpela:
Frente a criterios, mecanismos y estructuras que se inspiran en principios de pura utilidad económica, sin tener en cuenta la dignidad de cada hombre y sus derechos.
Cuestiona e interpela:
Ante la insaciable concupiscencia del dinero y del consumo que disgrega el tejido social, con la sola guía de los egoísmos y con las solapadas violencias de la ley del más fuerte».

Una carrera desenfrenada de armamentos absorbe los recursos necesarios para el desarrollo de las economías internas y para ayudar a las naciones menos favorecidas. El progreso científico y tecnológico, que debiera contribuir al bienestar del hombre, se transforma en instrumento de guerra: ciencia y técnica son utilizadas para producir armas cada vez más perfeccionadas y destructivas; contemporáneamente, a una ideología que es perversión de la auténtica filosofía se le pide dar justificaciones doctrinales para la nueva guerra. Esta no sólo es esperada y preparada, sino que es también combatida con enorme derramamiento de sangre en varias partes del mundo. La lógica de los bloques o imperios, denunciada en los Documentos de la Iglesia, y más recientemente en la Encíclica Sollicitudo rei socialis50, hace que las controversias y discordias que surgen en los Países del Tercer Mundo, sean sistemáticamente incrementadas y explotadas para crear dificultades al adversario.

Juan Pablo II 18-B C.A.

¿Cómo justificar el hecho de que grandes cantidades de dinero, que podrían y deberían destinarse a incrementar el desarrollo de los pueblos, son por el contrario, utilizados para el enriquecimiento de individuos o grupos, o bien asignadas al aumento de arsenales, tanto en los países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo, trastocando de este modo las verdaderas prioridades? Esto es aún más grave vistas las dificultades que a menudo obstaculizan el paso directo de los capitales destinados a ayudar a los países necesitados. Si «el desarrollo es el nuevo nombre de la paz», la guerra y los preparativos militares son el mayor enemigo del desarrollo integral de los pueblos.

Juan Pablo II 10-C S.R.S.

El primero de mayo del 2000 Juan Pablo II , con frágil voz, dijo rotundamente ante 100.000 trabajadores:
«En tiempos de globalización, hay que globalizar la solidaridad. Hay que restaurar la dignidad el hombre y la mujer. Hay que abrirlos ojos sobre la pobreza y la discriminación. Hay que reducir o condonar la deuda de los países más pobres. Hay que afrontar los desiquilibrios económicos. No es justo que los pobres se alimenten con la comida que cae de la mesa de los ricos.

Terminamos con estas bellas palabras de Juan Pablo II en la celebración del jubileo, donde reunió a 2 millones de jóvenes.
» En el transcurso del siglo que muere, jóvenes como vosotros eran convocados en reuniones masivas para aprender a odiar y para combatir los unos contra los otros. Los diversos mecanismos secularizados que han intentado sustituir la esperanza cristiana se han revelado después como verdaderos infiernos. Hoy estáis aquí para afirmar que no os prestaréis en el nuevo siglo a ser instrumentos de violencia de violencia y destrucción; defenderéis la paz, incluso a costa de vuestra vida si fuera necesario». Las palabras del Pontífice se escucharon con escrupoloso silencio, a pesar de la multitud, cuando dijo:» No os conformareis con un mundo en el que otros seres humanos mueren de hambre, son analfabetos, están sin trabajo. Defenderéis la vida en cada momento. Os esforzaréis en que esta tierra sea más habitable para todos» .