La explotación existe porque hay consumidores-clientes

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A lo largo del día martes 19 de agosto, el Curso-Encuentro Norte-Sur se ha centrado en conocer la realidad de la trata de personas en el mundo y, en especial, la situación de Argentina y de España.

Lía María Zervino, que ha formado parte de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Argentina, nos ha trasladado la experiencia de la Comisión, que ha creado un equipo de trabajo para luchar en contra de la trata de la personas. Desde el objetivo siempre buscado, de acabar con las personas «descartables», parten de la creación de vínculos entre distintas asociaciones y colectivos que hacen trabajo de base contra la esclavitud, y que por tanto, conocen de cerca esta realidad. Con el consenso y el dialogo, como método de trabajo, y con el marco de la Doctrina Social de la Iglesia, trabajan para conseguir políticas públicas a favor de la dignidad de la persona, contra la trata y la esclavitud.

Francesca Petriliggieri, responsable del Programa Mujer de Caritas Española, nos ha planteado la situación en España. Nos confirma que no existen datos ni estadísticas fiables de la situación de trata de personas y de explotación sexual en España. Se estima que solo una de cada veinte víctimas llega a ser identificada. La desigualdad, la pobreza y la violencia, que rodean el mundo de la trata y la prostitución, no pueden desligarse del análisis de los procesos migratorios y de la sociedad de consumo y el mercado a la hora de buscar las causas de estos problemas. La importancia de la sociedad, como uno de los actores que participan de esta situación, no puede desecharse, junto a la Industria del sexo, las mafias, los explotadores… «la explotación existe porque hay consumidores-clientes».

Por la tarde, Mónica Prieto nos trasladó, desde su experiencia de trabajo con menores inmigrantes, su situación, así como las nuevas esclavitudes en Europa. Frente a realidades dramáticas de miseria, engaño y explotación, se están dando, entre los empobrecidos, realidades de solidaridad que son verdaderos signos de esperanza.