La nueva reforma laboral o legalizar la precariedad

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La reforma laboral hecha en el marco impuesto por el imperialismo económico para España tiene como principal objetivo marcar las pautas de la relación trabajo-capital del siglo XXI donde el primero se someta al segundo definitivamente, sino lo estaba ya bastante…

Esta reforma es un paso más en la degradación de las condiciones de trabajo en España que ya iniciara el PSOE en 1984 y que los distintos gobiernos posteriores, tanto del PSOE como del PP, han ido disminuyendo los derechos laborales (cuadro imagen).

Esta reforma es una vuelta de tuerca a las condiciones de contratación y a la definitiva retirada del sindicalismo del escenario de las decisiones. Sindicalismo neutralizado por la vía de la subvención y la corrupción interna, otro sindicalismo es necesario más que nunca, que defienda a los trabajadores y sobre todo a los más explotados.

¿Dónde está el dinero para crear empleo? Hemos de recordar que las grandes empresas españolas han sacado legalmente del país más de 6.000 millones de euros a través de paraísos fiscales en los últimos 10 años, y ese dinero no ha ido a crear empleo.

En estos días se pueden sondear los ingresos que están teniendo las grandes constructoras «españolas» en Iberoamérica, cuando hasta hace poco fueron financiadas por los españoles para obras faraónicas como el AVE con más de un siglo de amortización para el pueblo español.

Cortoplacismo interesado. En la transición democrática, se ha comprobado cómo cada partido ha hecho inversiones, reformas, pensando en el corto plazo de ganar elecciones, mantener el poder, y favorecer a las grandes empresas de turno, con sobrecostes y otras garantías.

Algunos analistas plantean que la reforma no nos lleva a un empleo de calidad, un país que era dependiente del ladrillo, y ahora lo es del turismo y de los servicios fundamentalmente, con una baja productividad.

Uno de los objetivos de esta reforma es legalizar más la precariedad y sacar a flote parte de la economía sumergida que supone el 23% de la economía, incluida la explotación a los inmigrantes que sostienen en gran parte nuestra economía.

Sobre esta ley hay opiniones varias, y quisiera presentar las más críticas desde distintos lugares ideológicos:

Por ejemplo el diputado Alberto Garzón, denuncia las condiciones laborales impuestas: «Las medidas verdaderamente relevantes de la reforma son las encaminadas a dar prioridad a los convenios de empresa, a permitir que los empresarios puedan modificar unilateralmente las condiciones individuales de los trabajadores y las condiciones laborales y salariales de los convenios colectivos, especialmente las relativas a jornada, y a eliminar la prórroga automática indefinida de los convenios…” Es decir, afectan a la práctica totalidad de las condiciones de trabajo.

No se ha afrontado seriamente el problema del crédito para Roberto Centeno más importante que esta reforma «la reforma del sistema financiero (aprobada el 3 de febrero de 2012), que ha sido una chapuza monumental, no obliga a aquellas entidades que reciben dinero del Estado a destinar ese dinero a dar préstamos a la gente que lo necesita. Hay una desconexión total entre la reforma financiera y la reforma del mercado laboral. Eso es un auténtico disparate, porque la recuperación del crédito era absolutamente esencial, mucho más que la reforma laboral, para recuperar el empleo. Y eso no ha sucedido.”

Una reforma en definitiva que «abarata el despido», porque «ya era fácil despedir en España» con los más de 5 millones de parados a cuestas, reconoce el periodista  económico Javier Ruiz

Para otros como Josep Oliver Alonso catedrático de Economía Aplicada (UAB) no vale para luchar contra el paro. Su aumento, dadas las causas que se esconden tras el mismo, estaba cantado a finales del 2007. Si Alemania, Austria u Holanda hubieran tenido la hipertrofia ocupacional española en la construcción, les aseguro que su tasa de paro, se habría disparado también. No reconocer esto impide que la misma reforma ataque algunos problemas de mucho calado, como la empleabilidad de los cerca de 1,5 millones de trabajadores que han salido de la construcción, y que no podrán regresar a ese sector.”.

Si con las condiciones laborales existentes hasta ahora, según Carlos Fonseca, los empresarios no contrataban, decir que lo van a hacer ahora que se ha rebajado el coste del despido y el número de contratos, es mentira. No lo harán, y por eso la nueva reforma laboral sólo servirá para rebañar (tras los recortes ya ejecutados solo queda hueso) derechos a los trabajadores con una prolongada carrera laboral y sueldos dignos (y facilitar así su despido), y preparar el terreno para que cuando la economía repunte los empresarios dispongan de instrumentos para contratar empleados de usar y tirar con sueldos infames.