La ola de violencia contra cristianos en la india se agrava con el asesinato de un sacerdote católico

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La comunidad católica de Kerala, al suroeste del país, en estado de shock tras la supuesta ejecución del padre Job Chittilappilly. La muerte del padre Job viene a sumarse al brote violento de ataques a la Iglesia y a sus fieles que, a primeros de año, llegó a introducir en el debate electoral anterior a las pasadas elecciones la cuestión de la libertad religiosa como uno de los puntos importantes a tener en cuenta.

Fuente: Forumlibertas.com
(2-11-2004)

La oleada de violencia desatada en la India en los últimos meses contra la comunidad cristiana acaba de agravarse especialmente con el asesinato, el pasado 28 de agosto, del sacerdote católico de 71 años Job Chittilappilly en su residencia de la parroquia de Nuestra Señora de las Gracias, en la ciudad de Thuruthiparambu (estado de Kerala, al suroeste del país). Según informa la agencia FIDES, el colectivo de cristianos de la zona se encuentra en estado de shock por el brutal crimen del sacerdote, que durante 45 años ha desarrollado un servicio pastoral en la comunidad católica de rito siro-malabar, fuertemente arraigada en Kerala. La muerte del padre Job viene a sumarse al brote violento de ataques a la Iglesia y a sus fieles que, a primeros de año, llegó a introducir en el debate electoral anterior a las pasadas elecciones la cuestión de la libertad religiosa como uno de los puntos importantes a tener en cuenta.

Según las primeras investigaciones realizadas por la policía, el padre Job fue encontrado muerto a primeras horas de la mañana con evidentes señales de haber sido atacado con algún objeto cortante. Se desconocen por ahora las causas del homicidio pero, en opinión de los expertos, todo apunta hacia una ejecución en plena regla. Monseñor James Pazhayattil, obispo de Irinjalakuda, ha explicado que “el Padre Job estaba rezando el Rosario antes de la Santa Misa que hubiera tenido que celebrar a las 6,30, cuando fue atacado y asesinado a cuchilladas. Nuestra comunidad diocesana está profundamente turbada por este acontecimiento. No sabemos quién puede haberlo matado”.

Apreciado en la comunidad

El sacerdote había recibido tiempo atrás algunas amenazas de muerte efectuadas por teléfono, conminándole a cesar en su actividad de proselitismo. El sacerdote solía visitar también hogares de familias hindúes, donde siempre era bien recibido, y “no hacía proselitismo”, ha subrayado el obispo de Irinjalakuda. “Es la primera vez que un sacerdote es asesinado a sangre fría en Kerala», ha añadido monseñor Mar Jacob Thoomhuzhy, arzobispo de Thrissur, que ha pedido una rápida investigación de la policía para encontrar a los responsables del homicidio. El Padre Job ha sido enterrado cerca de la Iglesia de San Antonio en Moorkanadu, su parroquia de nacimiento. En el ritual de las exequias, celebradas por monseñor James Pazhayattil, han participado numerosos sacerdotes, religiosos y fieles, en presencia de personalidades civiles y políticas.

Goteo de agresiones

Este trágico incidente es, como decíamos, el último de una serie de agresiones que se van sucediendo desde hace tiempo en la India contra el colectivo de cristianos y contra la Iglesia. El pasado 26 de agosto, en el estado de Orissa, India centroriental, en la aldea de Rakia, un grupo de militantes hindúes atacaba y devastaba la Iglesia de Nuestra Señora de la Caridad. Al mismo tiempo, destruían también algunas casas de ciudadanos cristianos que viven cerca de la parroquia. Según el testimonio de del Padre Alfonso Baliarsingh, párroco de una iglesia que cuenta con alrededor de 5.000 fieles, un grupo de unos 300 fanáticos irrumpía en el edificio destrozando la puerta y destruía la estatua de la Virgen, un Crucifijo y otras imágenes sagradas. Los militantes encendieron después una hoguera empleando la Biblia, libros litúrgicos, paramentos y objetos sagrados, violando hasta el tabernáculo y destruyéndolo. El grupo atacaba después algunas casas de cristianos y lanzaba piedras contra las ventanas de la residencia del párroco. El Padre Alfonso Baliarsingh, que es también Vicario General de la diócesis, ha manifestado su temor por el improviso ataque de una muchedumbre que parecía enloquecida y que permanecía en los alrededores de la iglesia hasta bien entrada la noche. Según el párroco, en los días anteriores también fue amenazada una escuela católica de la aldea de Rakia, y más de 200 jóvenes cristianos protestaban públicamente pidiendo la intervención y la protección de las autoridades civiles. Esta protesta pudiera haber desencadenado la reacción de los fundamentalistas.

Por otra parte, el sacerdote John Sunderam, de la parroquia de Kuru, en la archidiócesis de Ranchi, en el estado de Jharkhand (India oriental), está en coma después de haber sido atacado y maltratado el 22 de agosto por miembros de una banda criminal que, en apariencia, habían entrado en su iglesia para robar. También el vicario de la parroquia, el padre Albino Tirkey fue herido mientras intentaba defender a su hermano. Según una primera reconstrucción de los hechos, el sacerdote no cedió a las amenazas y a la solicitud de extorsión que le hicieron en los días anteriores algunos hombres no identificados, pero las sospechas recaen sobre miembros de grupos fundamentalistas hindúes.

Llamada a la concordia

Los obispos de la India han expresado su preocupación por la ola de violencia y han pedido una intervención de las autoridades civiles, lanzando una llamada a la tolerancia religiosa y a la armonía. En un comunicado enviado a la redacción de FIDES, los obispos hacen hincapié en la necesidad de respetar los lugares de culto, manifestando su preocupación por lo que a todas luces significa un incremento de la ola de agresiones contra los cristianos en la India. Monseñor Percival Fernández, Secretario General de la Conferencia, ha manifestado que “la profanación de lugares sagrados va contra la cultura de nuestro país. La India es conocida desde hace siglos por su carácter de pluralismo religioso y cuantos cumplen estos odiosos actos de violación de lugares sagrados hacen un mal servicio a la humanidad”.