La valentía de no olvidar a Dios

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La Iglesia ortodoxa rusa canoniza al mártir Alexander Schmorell, uno de los cinco estudiantes de la «Rosa blanca»

Es la primera glorificación celebrada conjuntamente por la Iglesia ortodoxa rusa fuera de las fronteras y por el Patriarcado de Moscú desde que, el 17 de mayo de 2007, se restableció la comunión eucarística entre las dos instituciones. La canonización de Alexander Schmorell —uno de los cinco estudiantes cristianos pertenecientes al grupo de la «Rosa blanca»  condenados a muerte por su oposición (no violenta) al régimen de la Alemania nazi— representa más que una ceremonia religiosa. Es el homenaje a un mártir del siglo XX, además de una gran señal de unidad. El sábado 4 y el domingo 5 de febrero, en la catedral rusa de Munich donde tuvo lugar la ceremonia, estuvieron presentes, además del arzobispo de Berlín, Alemania y Gran Bretaña, Mark (Arndt), y el metropolita de Orenburg y de Saraktash, Valentín (Mishchuk), también el arzobispo de San Francisco y América Occidental, conmovieron por el destino de Alexander, ya desde hace tiempo». El responsable ortodoxo propuso entonces el caso al concilio de obispos, aportando una descripción de la vida y de la muerte de  Schmorell. Basándose  en esto, el concilio de la Iglesia rusa fuera de las fronteras decidió, en 2007, que la diócesis de Alemania podría glorificarlo entre los santos a nivel local. Y al año siguiente el Patriarcado de Moscú anunció su adhesión a la ceremonia.

Alexander Schmorell nació en Orenburg, Rusia, el 16 de septiembre de 1917 de padre de origen alemán (un médico) y de madre rusa (hija de un sacerdote ortodoxo). En 1921 se trasladó con su familia a Munich para escapar de los bolcheviques. Pero el joven Alexander no cortó nunca su vínculo espiritual con Rusia y en Alemania siguió frecuentando la comunidad ortodoxa. Estudiante de medicina, se enroló y prestó el servicio militar en Francia, Austria y en el frente oriental. Allí maduró su rechazo a la guerra y a los locos proyectos de Adolf Hitler.

Durante el verano de 1942, junto a Hans Scholl (protestante) compuso cuatro folletos ciclostilados, bajo el nombre de La rosa blanca, que invitaban a la población alemana a comprender lo que estaba sucediendo, a resistir con todos los medios posibles y a rebelarse contra Hitler. En los meses sucesivos la actividad de La Rosa blanca se intensificó e implicó a otros estudiantes:la hermana de Hans Scholl, Sophie, Christoph Probst y Willi Graf (un ferviente

católico). A estos se sumó un profesor, Kurt Huber, autor de las últimas dos octavillas. Pero una protesta tan clamorosa no podía pasar desapercibida en la Alemania nazi. El movimiento fue descubierto y sus miembros fueron arrestados, procesados y condenados a muerte. Alexander Schmorell fue ejecutado el 13 de julio de 1943 en la cárcel de Stadelheim, en Munich;

Su  cuerpo yace en el cementerio de la ciudad de Perlacher Forst, donde todos los años, en su memoria, se celebra una panikhída. «Aunque La Rosa blanca no haya sido un grupo religioso en sí mismo, es innegable —se lee en algunos documentos— que la fe de estos jóvenes en Dios fue uno de los motivos principales que los llevó a actuar con tal valentía. Alexander Schmorell era el único ortodoxo del grupo, pero es ejemplar la fe que todos ellos mostraron en lo que hicieron.

Aunque la relación de Alexander con la ortodoxia haya sido interpretada por algunos como una simple forma, para él, de permanecer unido a su patrimonio ruso, o un atractivo ritual más que una verdadera fe, es necesario decir, en cambio, que frecuentaba regularmente las liturgias ortodoxas y, como dijo su amigo Lilo Ramdohr, Alexander siempre tenía una Biblia consigo y durante toda su vida demostró amor por la ortodoxia.

En las cartas a su familia desde la cárcel escribió, respecto a la profundización de su fe, que, aunque había sido condenado a muerte, él estaba en paz, sabiendo que había servido a la verdad». Así concluye su última carta, escrita pocas horas antes de la ejecución: «Querría dejar esto en vuestros corazones: no olvidéis nunca a Dios».

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