Lo que esconde el Arco Minero: La nueva maldición de «El Dorado»

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La superficie de Venezuela que el pasado 24 de febrero se convirtió en parte del llamado Arco Minero del Orinoco es de 111.843,70 kilómetros cuadrados (más que la superficie de Cuba o Portugal por ejemplo). Equivale al 12,2% del territorio nacional y es muy rico no sólo en oro, sino también en diamantes, bauxita, coltán, hierro, cobre, caolín, dolomita y tierras raras. Pero, su explotación -tal y como ha planteado el Gobierno- es ecocida, etnocida y expolia a los empobrecidos

1. Un ecocidio
Según Alexander Luzardo “el primer crimen del decreto es el reduccionismo lingüístico, pues circunscribe una realidad de una enorme complejidad ecológica simplemente a la minería, sin tomar en cuenta las riquezas de recursos como el agua, la biodiversidad, las reservas forestales de bosques como el Caura, con más de 5 millones de hectáreas, ni Imataca, con más de 3,8 millones de hectáreas, además de monumentos naturales que se verán afectados como el caso del Guanay”.
Otro ejemplo claro es que se incrementará la cantidad de sedimentos que llegan hasta la represa del Guri, factor que disminuye su capacidad para generar electricidad.
Luzardo no escatima en símiles para describir el escenario que se avizora. “Lo que está produciéndose aquí es un Chernóbil minero: liquida fuentes de agua dulce, biodiversidad, reservas forestales, envenena las aguas con mercurio y cianuro, va a afectar la pesca, es un crimen horrendo”.

2. Un etnocidio
Luzardo también llama la atención sobre los efectos que la apertura a la explotación minera intensiva traería para las poblaciones indígenas. Le indignó en particular el acto en el cual el vicepresidente del área social Jorge Arreaza lanzó el arco minero en la población de los Pijigüaos del estado Bolívar. “Hizo un gesto propio de los colonizadores, retratarse con los mapoyos, una etnia a la que los embates de la historia han reducido a 400 personas y cuya lengua fue declarada recientemente patrimonio inmaterial de la humanidad, para decir que ellos apoyan la minería, cuando sabe que en realidad están decretando su extinción”.
Provea considera grave que no se haya cumplido con la consulta “de manera previa, libre e informada a los pueblos originarios cuando se aprovechen recursos naturales en hábitats indígenas”, como establece el artículo 120 del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo. La lista de las etnias que se verían afectadas también incluye a los inga, eñepá, kariña, arawak y akawako.

3. Un expolio «gerenciado» por los militares y sin derechos civiles
Para Luzardo, una de las peores distorsiones ha sido la creación de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas, adscrita al Ministerio de Defensa. “Las Fuerzas Armadas, que tienen una función disuasiva, estratégica, de preservación del territorio y del espacio geográfico, con este decreto se convierten en fuerzas armadas garimpeiras”.
El lanzamiento del arco minero vino aparejado, además, con la creación de una Zona Especial Militar para la protección de las cuatro áreas de explotación previstas, que se formalizó pocos días después de la masacre de 17 mineros en Tumeremo. Provea denunció la eliminación de derechos de asociación, manifestación pacífica, huelga y reunión que supone el artículo 25 del decreto, todo ello para ponérselo más fácil a las multinacionales.

4. Venezuela se vende a precio de gallina flaca
Detrás de este proyecto del Arco Minero hay una necesidad de conseguir recursos ante la incapacidad gerencial del chavismo, que ha destrozado ya el resto de la economía venezolana. El Gobierno pondrá al servicio de las multinacionales nuestras riquezas con tal de conseguir algo de caja para sus gastos y para las venideras elecciones; no importa el precio que se pague. Ya se han puesto en contacto con 150 empresas de 35 países. Gran parte de esos ingresos se irán en corrupción, ya que todo se está haciendo sin ningún tipo de control. ¿Qué es lo que se está ofreciendo a las transnacionales? Veámoslo:
Alcabala tóxica: Yacimientos de oro en tres de las áreas del arco minero. Son explotaciones en su mayoría a cielo abierto (las más contaminantes) y que nos llevarán a ser el segundo país con las mayores reservas del mineral dorado, más de 7.000 toneladas.
Resurrección del metal: Estudios de la Orinoco Mining Company y la empresa Ferrominera del Orinoco ubicaron en Bolívar 44 depósitos de mineral de hierro, que contienen reservas que van desde 4.000 hasta 400.000 millones de toneladas métricas.
Roca apetecida: Más de 3 millardos de kilates de diamantes que se ubicarían en el área 1 del arco minero también han sido publicitadas como parte de las riquezas del arco minero. Se han ofertado trece chimeneas kimberlíticas, la roca ígnea que aloja los diamantes. También estas, al igual que el oro y el hierro, requieren de explotación a cielo abierto.
El oro azul: El coltán, el mineral compuesto de columbita y tantalita, cuyo valor para la industria electrónica lo ha situado también en la lista de las explotaciones más apetecidas dentro del arco minero.
Rareza en lo profundo: Cerca del Manapiare hay yacimientos de lo que se conoce como tierras raras: cerio, lantano, neodimio y el radiactivo torio, cuyas reservas son superiores a 302.000 toneladas métricas, y que requeriría un gran complejo minero a cielo abierto para su explotación, además de la apertura de vías de comunicación hacia zonas hoy boscosas.

 

Autor: Marielba Núñez