Para la ABOLICIÓN del PELIGRO de GUERRA

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Albert Einstein afirma en este texto que hoy no tiene sentido protestar contra los armamentos. Sólo puede ayudarnos la abolición radical de las guerras y del peligro de guerra. Para esto debemos trabajar, ésta debe ser nuestra inquiebrantable decisión: luchar contra el origen del mal y no contra sus efectos.
Mi participación en la construcción de la bomba atómica se limitó a un único hecho: firmé una carta dirigida al presidente Roosevelt. En ella el énfasis se ponía en la necesidad de preparar experimentos para estudiar la posibilidad de realizar una bomba atómica.

Era consciente del horrendo peligro que la realización de ese intento representaría para la humanidad. Pero la probabilidad de que los alemanes estuvieran trabajando en lo mismo me empujó a dar este paso.

No me quedó otra salida, aunque siempre he sido un pacifista convencido. Matar en la guerra no es en mi opinión mejor que un asesinato vulgar.

Pero en tanto las naciones no se convenzan, mientras no rechacen la guerra con acciones comunes y resuelvan sus conflictos y defiendan sus intereses con disposiciones pacíficas basadas en las leyes, se creerán obligadas a prepararse para la guerra. Se creerán obligadas a prepararse, utilizando los medios más terroríficos, para no ser aventajadas por las demás.

Este camino lleva obligatoriamente a la guerra, lo cual, en las condiciones actuales, significa la destrucción de la humanidad.

Hoy no tiene sentido protestar contra los armamentos. Sólo puede ayudarnos la abolición radical de las guerras y del peligro de guerra. Para esto debemos trabajar, ésta debe ser nuestra inquiebrantable decisión: luchar contra el origen del mal y no contra sus efectos. Y debemos aceptar lúcidamente esta exigencia. ¡ Y qué más da si luego se nos trata de asociales o de utópicos…!

Gandhi, el mayor genio político de nuestra época, supo encontrar su camino y nos demostró cuantos sacrificios están dispuestos a hacer los hombres una vez que lo han encontrado. Su obra de liberación de la India es el testimonio viviente de lo que una voluntad dominada por una convicción es más fuerte que el insuperable, en apariencia, poder material.