PARABOLAS: “DEL PEQUEÑO CARACOL”, “NO FIJARSE EN EL ASPECTO, “PARÁBOLA DEL CHINO Y EL CABALLO”, “EL PRINCIPITO Y EL ZORRO”

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Una selección de relatos, anécdotas, historias que quieren contribuir a aumentar el número de educadores militantes por una cultura solidaria. Visita nuestra sección de parábolas de vida y esperanza en esta web. Cientos de parábolas pensadas para la escuela autogestionaria Iqbal Masih.


PARÁBOLA DEL PEQUEÑO CARACOL.

Aquel pequeño caracol emprendió la ascensión a un cerezo en un desapacible día de finales de primavera. Al verlo, unos gorriones de un árbol cercano estallaron en carcajadas:

— ¿no sabes que no hay cerezas en esta época del año?.

El caracol, sin detenerse, replicó:

— «no importa. Ya las habrá cuando llegue arriba».


NO FIJARSE EN EL ASPECTO

Se encontraba una familia de cinco personas pasando el día en la playa. Los niños estaban haciendo castillos de arena junto al agua cuando, a lo lejos, apareció una anciana, con sus vestidos sucios y harapientos, que recogía cosas del suelo y las introducía en una bolsa.

Los padres llamaron junto a sí a los niños y les dijeron que no se acercaran a la anciana. Cuando ésta pasó junto a ellos, inclinándose una y otra vez para recoger cosas del suelo, dirigió una sonrisa a la familia. Pero no le devolvieron el saludo.

Muchas semanas más tarde supieron que la anciana llevaba toda su vida limpiando la playa de cristales para que los niños no se hirieran los pies.


PARÁBOLA DEL CHINO Y EL CABALLO.

Un chino tenía un caballo. El caballo se le escapó. Los vecinos fueron a darle el pésame.

¿ Quién dice que sea una desgracia? Les contestó el chino.

En efecto, a la mañana siguiente el caballo vino trayendo una yegua salvaje. Los vecinos le felicitaron. ¿
Quién dice que sea una fortuna? Respondió el chino.

A los dos días su hijo primogénito, montando la yegua, se cayó y quedó cojo. Los vecinos expresaron su sentimiento de dolor.

¿Quién dice que sea una desgracia? Volvió a preguntar el chino.

Al año siguiente hubo una guerra en el país. El primogénito, por estar cojo no tuvo que alistarse en el ejército. Y la vida siguió con sus episodios…


EL PRINCIPITO Y EL ZORRO

—¿Quién eres? —dijo el principito—. Eres muy lindo…
—Soy un zorro —dijo el zorro.
—Ven a jugar conmigo —le propuso el principito—. ¡Estoy tan triste!…
—No puedo jugar contigo —dijo el zorro—. No estoy domesticado.
—¡Ah! Perdón —dijo el principito. Pero después de reflexionar agregó
—¿Qué significa domesticar?
—No eres de aquí – dijo el zorro al principito -. ¿Qué buscas?……
—Busco amigos – dijo el principito – ¿Qué significa «domesticar»?
—Es una cosa demasiada olvidada – dijo el zorro- Significa «crear lazos».
¿Crear lazos?
—Sí – dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo…..
—Empiezo a comprender – dijo el principito -.Hay una flor… Creo que me ha domesticado…
—El zorro calló y miró largo tiempo al principito:
—¡Por favor… domestícame!- dijo.
—Bien lo quisiera —respondió el principito— pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
Sólo se conocen las cosas que se domestican —dijo el zorro—. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!….
—El principito se fue nuevamente a ver a las rosas:
No sois en absoluto parecidas a mi rosa: no sois nada aún —les dijo—. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
—Y las rosas se sintieron bien molestas.
—Sois bellas, pero estáis vacías —les dijo todavía—. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa q quien he regado. Puesto que es ella la rosa quien puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté ( salvo dos o tres que se hicieron mariposas ). Puesto que es ella la rosa quien escuché quejarse, o alabarse, o aún, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.
—Y volvió hacia el zorro:
—Adiós, dijo.
—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
Lo esencial es invisible a los ojos —repitió el principito—, a fin de acordarse.
El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.
El tiempo que perdí por mi rosa… —dijo el principito—, a fin de acordarse.
Los hombres han olvidado esta verdad —dijo el zorro—. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable de tu rosa…
Soy responsable de mi rosa… —repitió el principito—, a fin de acordarse