Protesta cristiana en Sudán ante salvajes asesinatos y crucifixiones. El obispo Hiiboro de Sudán pide ayuda internacional

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Unos veinte mil cristianos caminaron a pies desnudos unos tres kilómetros en el sur de Sudán, en una protesta silenciosa por la incapacidad o falta de voluntad del Gobierno para proteger a la región de los conflictos tribales que han producido derramamiento de sangre

La oración-protesta de tres días fue convocada por monseñor Edward Hiiboro Kussala, obispo de Tombura-Yambio, quien informó de que el evento reunió a más del doble del número esperado.
 
El obispo habló de la manifestación a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), una organización internacional de caridad dedicada a los cristianos perseguidos y oprimidos. Sudán es la prioridad de la organización en África. Los cristianos marcharon en protesta por una serie de atentados mortales y atroces en agosto.

Una banda del Ejército de Resistencia del Señor irrumpió en la iglesia de Nuestra Señora de la Paz y profanó el edificio antes de secuestrar a 17 personas, la mayoría de ellos adolescentes y veinteañeros.

Poco después, uno de los secuestrados fue encontrado muerto, atado a un árbol y mutilado. De los 17 desaparecidos, tres volvieron al día siguiente; no se sabe el paradero del resto.

Una semana después de este atentado, seis personas fueron objeto de una celada en un bosque y clavadas con trozos de madera a la tierra. Quienes descubrieron los cuerpos varios días más tarde lo compararon a una grotesca escena de crucifixión.

Mientras tanto, llegaron informaciones de que otras doce personas fueron secuestradas en otra aldea cercana. El obispo Hiiboro explica por qué está pidiendo ayuda internacional: «El Gobierno no se preocupa del problema. Seguían prometiendo que tenían el asunto bajo control pero ahora vemos la realidad».
 
«Lo que sucedió en agosto constituyó un enorme choque para nosotros. Fue difícil asumir el hecho de que estábamos expuestos a semejante riesgo», añadió.

«Después de ello, la gente seguía viniendo a mí con tal sufrimiento en los ojos, rogándome hacer algo sobre la situación, conseguir que vuelvan sus hijos y nietos que han desaparecido», afirmó.

El obispo explicó que los tres días de oración y peregrinación se centraron en «afrontar la situación de lo que ha sucedido en [el estado de] Equatoria occidental y renovar nuestra vida espiritual. Deseamos hacer una protesta silenciosa para decir al Gobierno que la cosas no están yendo bien».


Fuente: ZENIT.org