Reducir el sueldo al precario

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El aumento de las horas extras a los trabajadores a tiempo parcial, horas sin retribuir es una tendencia en aumento…Una forma clara de devaluación salarial para el que menos tiene.

La reducción de sueldos por esta vía no es nueva. Las horas extra no pagadas están creciendo desde finales de 2012, aunque hasta ahora no habían crecido al 28,5%. Para que repuntaran las retribuidas hubo que esperar hasta la primavera del año pasado. Y hasta el último trimestre de 2013, no han crecido todas de forma agregada, apenas un 0,25%.

“Esto es una bajada de salarios adicional”, arranca José Ignacio Conde-Ruiz, subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), “si tienes el mismo sueldo, pero trabajas más horas, ganas menos”. Lo mismo defiende su homónimo, José Ignacio Pérez Infante, experto laboral de Economistas frente a la Crisis: “Es otra de las formas de la devaluación salarial”, zanja.

Es justo entre quienes trabajan a tiempo parcial entre los que más han crecido las horas extra no retribuidas: un 104% en dos años, aunque su peso relativo todavía es escaso en el conjunto (un 6,6%), según los microdatos de la encuesta de población activa (EPA).

“Las horas extras no pagadas entre los trabajadores a tiempo parcial son una forma de precariedad. El empresario sólo declara y paga 15 horas pero el trabajador trabaja 20 o 25…”, apunta la investigadora Nuria Rodríguez Planas, del Instituto de Estudios Laborales de Bonn (Alemania). “Para los trabajadores a jornada completa, el tema es más complicado”, apunta, señalando que depende del convenio, del contrato y de la responsabilidad.

Siguiendo esta reflexión, se aprecia un incremento de horas no pagadas en casi todos los estamentos, excepto entre los directivos y gerentes. Es significativo el aumento entre científicos y profesionales, el colectivo que realiza casi un tercio del total. No obstante, también es importante el incremento entre profesiones menos cualificadas, en las que un aumento de horas no pagadas sí que podría calificarse como “una forma de devaluación salarial”, para esta investigadora, “a menos que dada la productividad del trabajador, éste tuviese un salario demasiado elevado”, lo que para ella sería un ajuste.

Indica Pérez Infante que las empresas durante las vacas flacas han reducido sus plantillas (son seis años destruyendo empleo) y ante cualquier aumento de producción lo que hacen es apretar a sus trabajadores. La incertidumbre lleva al empresario a exprimir al máximo la capacidad de producción de su plantilla antes de lanzar a contratar, siquiera temporalmente.

Coincide en este punto Conde Ruiz, el subdirector de Fedea, que añade una hipótesis pesimista a los datos: “Dada la disponibilidad de trabajos precarios que hay en España —tiempo parcial, temporal, por horas, por días, becarios— puede ser que las empresas precaricen más el empleo para bajar costes y sobrevivir”.

Autor: Manuel V. Gómez