VIDA DE DON EUGENIO: 50 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE UN MISTICO ENTREGADO A LA EVANGELIZACIÓN DEL MUNDO OBRERO

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Debido a las limitaciones que le impone su ceguera progresiva, va profundizando esta espiritualidad, que enriquece con su conocimiento de los nuevos planteamientos de Acción Católica y espiritualidad laical de la Juventud Obrera Católica (JOC) de Cardijn, con quien convivió en Bélgica y cuyas obras tradujo al español.
D. EUGENIO MERINO MOVILLA, nacido en Villalán de Campos (Valladolid) el 26 de marzo de 1881, heredó de su madre, la señora Edmunda, una profunda fe, y de su padre, el señor Calisto -un pobre colono propietario de un par de bueyes- la conciencia de la postración y explotación que sufrían los pobres en Tierra de Campos. Ambos aspectos, un honda experiencia mística y una generosa entrega a la cuestión social, iban a marcar su sacerdocio.

Desde 1892 estudió externo en el Seminario de San Mateo de Valderas (León), culminando sus estudios hasta el doctorado en U. P. de Toledo entre 1901 y 1903. A poco de su ordenación el 6 de septiembre de 1905 es destinado como profesor al seminario de Valderas del que será rector hasta que en 1941 el teologado se traslade definitivamente a León. En este tiempo imparte Sociología, Oratoria, Arqueología e Historia Eclesiástica, Retórica, Dogmática, Acción Católica,… y publica diversos estudios y manuales sobre estas materias.

Destaca su importante labor como propagandista del Catolicismo Social que conoce gracias a sus estudios y viajes por Europa. Fruto de esta tarea desarrollada en sus clases, en las representaciones que escribe para las veladas sindicales y su novela Tierra de Campos, es la rápida extensión del sindicalismo agrario en la comarca, con la Federación de Villalón como una de sus mejores expresiones.

Como miembro de la Unión Apostólica del Clero participa en la renovación de la espiritualidad sacerdotal en España, hace diversas aportaciones a Congresos de esta materia y dedica a ella su novela Cura y mil veces cura Debido a las limitaciones que le impone su ceguera progresiva, va profundizando esta espiritualidad, que enriquece con su conocimiento de los nuevos planteamientos de Acción Católica y espiritualidad laical de la Juventud Obrera Católica (JOC) de Cardijn, con quien convivió en Bélgica y cuyas obras tradujo al español.

En sus últimos años, como director espiritual del Seminario de León y Consiliario nacional de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), se entrega con pasión a difundir la mística de las 24 horas de vida honrada en gracia de Dios, que marcará profundamente a Guillermo Rovirosa y al grupo de conversos que harán que la Iglesia española pueda tender puentes apostólicos con la clase obrera, de la que lamentablemente se había separado.

Estando en Madrid en este último servicio falleció el 8 de abril de 1953.