1.000 inmigrantes podrían haberse ahogado en estos meses. Una de cada tres pateras no llega a su destino (ESTRACTO)

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Pasa con demasiada frecuencia. Conozco a compañeros que los han visto porque trabajan en barcos marroquíes de arrastre. Junto al pescado, sacan cantidad de cadáveres en las redes. A veces hasta tres a la vez
1000 inmigrantes podrían haberse ahogado en estos meses. Una de cada tres pateras no llega a su destino (ESTRACTO)

EL PATRON del barco dice que lo saben los que faenan por estos mares. Corrobora así la denuncia del delegado del Gobierno en Canarias: 1.000 inmigrantes podrían haberse ahogado en estos meses. Una de cada tres pateras no llega a su destino


 


TERESA CRUZ


 Cronica El Mundo


PESCADORES DE CADÁVERES


Pasa con demasiada frecuencia. Conozco a compañeros que los han visto porque trabajan en barcos marroquíes de arrastre. Junto al pescado, sacan cantidad de cadáveres en las redes. A veces hasta tres a la vez. Luego, lo comentan por la radio muy impresionados. Los fallecidos son trasladados a tierra, por lo que las autoridades marroquíes conocen bien el asunto, pero todo se silencia».


Félix es el patrón español del Gure Oliver, un pesquero español que faena en el caladero sahariano desde hace muchos años, y que no deja de sorprenderse por lo que está ocurriendo. «Es un secreto a voces entre los barcos que faenan en la latitud 25, porque lo han visto todos sus tripulantes», insiste para que quede claro que lo que se ha presentado como novedad en los medios esta semana, lleva ocurriendo demasiado tiempo.


En la mayoría de los casos, los cuerpos sin vida de los subsaharianos tienen un aspecto blanquecino por los días que llevan sumergidos en agua. Hinchados y desfigurados quedan posados en las redes; y si llevan mucho tiempo en el fondo del mar, sus huesos quedan al descubierto. La escena desoladora se repite en Canarias cuando ha habido naufragios de inmigrantes.


«A veces hemos ido a recoger un cadáver y nos hemos quedado con un miembro en la mano por el estado de descomposición en el que se encontraba», comenta un portavoz de los Servicios de rescate del Gobierno Autónomo. «El último que apareció flotando boca abajo cerca de la costa de Fuerteventura, al tener sus ropas una cámara de aire, nos dejó impactados porque al girarlo vimos cómo la cara había desaparecido por completo. Los ojos de muchos de ellos también son picoteados por las aves. Es muy duro decir esto, pero los cadáveres son devorados por la propia fauna marina, ya que sirven de comida para muchos peces que habitan en el mar», dice este experto en rescates.


El arrastrero tipo de la zona marroquí es un buque de 35 metros de eslora, con una potencia media de 800 caballos. Habitualmente, tiene una tripulación a bordo de 25 hombres, y utiliza unas redes que pueden tener hasta 100 metros de apertura horizontal. «No es de extrañar que cualquier cuerpo que se haya ido a reposar al fondo se recoja con las redes», dice José Ramón Fontán, presidente del grupo de empresas pesqueras en países terceros. Un colectivo que abarca 370 barcos de 127 compañías distintas y de la que dependen 9.000 trabajadores de 23 países, entre ellos, Marruecos, Mauritania, Senegal, Guinea Conakry y Guinea Ecuatorial.


Estos pescadores son sólo el último eslabón de la cadena de infortunios de estos inmigrantes. Según datos de la Delegación del Gobierno en Las Palmas, un total de 1.873 irregulares han llegado al archipiélago por mar en los dos primeros meses de este año, cuatro veces más que en el mismo periodo de 2005. El propio delegado, José Segura, denunció esta semana que, según sus informaciones, son más de 1.000 los muertos en la franja de mar que separa el archipiélago canario del continente.


«Esta situación me desgarra e impacta. Hay unos 10.000 inmigrantes subsaharianos esperando en la costa que comprende desde el Sáhara occidental a Mauritania para salir en cayucos al mar, y que están dispuestos a dar su vida por un futuro prometedor y pagan por ello una media de 1.000 euros a las mafias que organizan el viaje.Como hay más vigilancia en Marruecos, los inmigrantes ahora están saliendo de Mauritania, en Nouadhibou», afirma Segura.


«Hemos hablado con compañeros de esta ciudad que han visto pateras haciendo el transbordo y preparando la salida de los inmigrantes.Llegan en tres o en cuatro barquitas y se meten en una más grande, como las que se usan en la pesca artesanal aquí. Los barcos que utilizan para meterse mar adentro son buenos, mejores que los que salen de la costa marroquí; pero la travesía es larga y hay riesgo de temporales. Además, hay que tener en cuenta que van sobrecargados, y pueden encontrar olas de hasta cinco metros en el camino, porque eso yo lo he visto con mis propios ojos», dice otro marinero habituado a la pesca de cadáveres en este caladero.


 DOS MOTORES


Las organizaciones que trafican con estos seres humanos han introducido barcos de pesca artesanal, de más de 14 metros de eslora por dos de manga, y en los que meten de 40 a 50 personas. La mayoría de estas embarcaciones dispone de dos motores, de 40 caballos cada una, para evitar así una patera guía con patrones marroquíes que acerque a los inmigrantes irregulares hasta el litoral canario.El patrón, ahora, es mauritano o senegalés, con conocimientos básicos en labores del mar, y es un inmigrante más que quiere quedarse en España con el resto.


Hasta el año pasado, la ruta más habitual era cubrir los escasos 100 kilómetros que separa la costa continental africana de Fuerteventura o Lanzarote. Pero el blindaje tecnológico de estas islas, por un lado, y la presión marroquí sobre los inmigrantes subsaharianos, por el otro, les obligan a intentarlo cada vez más al sur.


«Si ahora ponen vigilancia aquí, saldrán de Nouakchott. Y si la hacen más abajo, saldrán de Senegal, porque esto no se va a detener. Hay mucha mafia y mucho dinero por medio para que se pare. En Europa, hay trabajo y, coño, aquí se están muriendo de hambre, no tienen qué echarse a al boca, y ellos dicen pues yo me voy», relata el mismo marinero, que conoce con exactitud la costa mauritana.


Es en Noadhibou donde esperan cientos de subsaharianos para zarpar al mar en busca de un nuevo horizonte. La aventura, según ha podido contrastar la Guardia Civil, tras recoger numerosos testimonios de los protagonistas, les cuesta entre 800 y 5.000 euros por persona, dependiendo de donde procedan. Las nuevas pateras, de fibra de vidrio, llevan incorporadas un GPS, y son pilotadas por tres o cuatro patrones que hacen turnos durante el trayecto para no parar el motor.


El cayuco es una embarcación muy resistente y mucho más grande que las tradicionales pateras que llegaban a Canarias desde puntos de la costa saharaui como Tarfaya o El Aaiún. Las distancias que atraviesan también son bastante mayores: 800 kilómetros desde Nouadhibou, 1.500 desde Senegal o casi 2.000 partiendo de Guinea Bissau. 


Para las rutas cortas, en tres o cuatro días, como muy tarde, llegan a su destino. Pero en las más largas la travesía puede durar hasta dos semanas. La razón es que no van en línea recta, sino que van haciendo paradas a lo largo de la costa africana, para cambiar de barco, cargar combustible, mercancías o más pasajeros.


Durante la travesía, los inmigrantes comen galletas y arroz, y comparten el agua que almacenan en pequeñas garrafas. Para protegerse del frío y de la intensa humedad de la noche, se cubren con una lona, que también evita que sus ropas se humedezcan.Llevan gasolina suficiente para el viaje. La Guardia Civil ha contabilizado hasta 13 bidones, de 60 litros cada uno, en algunas de las pateras.


La responsable de Cruz Roja en Nouadhibou, Olga Martín, nos comenta que uno de los supervivientes declaró «que había viajado en patera desde Guinea Bissau hasta aquí, como hacen muchos de sus compatriotas.Este trayecto duró cinco días, y tenía pensado continuar hasta Gran Canaria porque necesitaba trabajo».


NAUFRAGIOS


Los voluntarios de esta organización llegaron a la costa mauritana hace menos de un mes para ayudar a sus compañeros de la Media Luna Roja a atender a los miles de subsaharianos que esperan turno para partir o están retenidos en alguna comisaría. Su primer trabajo, sin embargo, fue atender a los 46 inmigrantes supervivientes del naufragio de dos pateras, que acabó con las esperanzas de 45 personas, tras fallecer ahogadas frente a la costa de Nouadhibou


Según Ahmedu Uld Haye, portavoz de la Media Luna Roja mauritana, en las últimas semanas se echan al mar «entre dos y tres pateras diarias, con una media de 40 inmigrantes a bordo cada una. Y por las estadísticas que manejamos, diría que una de cada tres no llega a su destino. Eso quiere decir que acaban en el fondo del mar o, en el mejor de los casos, llegan a otro lugar de la costa africana».


Pero si los mauritanos no tienen medios para controlar la salida, las autoridades españolas tampoco andan muy sobradas para cerrar la entrada. Los primeros diez días del mes de marzo han sido una prueba de fuego para los agentes de la Guardia Civil en Canarias que han hecho frente a una frenética actividad de rescate en el mar. Centenares de inmigrantes irregulares han llegado a las islas y los agentes, ayudados por Salvamento Marítimo y voluntarios de Cruz Roja, han hecho grandísimos esfuerzos para atender esta entrada masiva de irregulares.