1º de Mayo en Chicago: ayer y hoy

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Recientemente, por un asunto de trabajo, he pasado unos días en la ciudad de Chicago. Chicago es la tercera ciudad más grande de los EEUU, y por extensión de las más grandes del mundo.

Es la ciudad del actual presidente Obama. Cuna del blues, del jazz, de novedosas corrientes arquitectónicas. La ciudad del Al Capone, de Michael Jordan… famosa por sus rascacielos que no son más que reflejo de su poder económico, industrial y financiero. Poder que ha hecho mundialmente famosa la escuela económica de Chicago, de cuyas aulas han salido 10 premios Nobel de Economía, como Milton Friedman, Miller… Todas esas cosas no cesan de mostrártelas en sus calles, en sus museos en sus guías.

Chicago además es la sede del la bolsa de grano y cereales, donde se fija el precio del 80% de los alimentos del mundo. Sin temor a exagerar, con la especulación de las cosechas, se decide hoy la muerte por hambre de millones de hombres y mujeres a lo largo del planeta. En este último año, los cereales se han encarecido un 44,1 %. Multimillonarias como Gargill han triplicado sus beneficios. «hicimos un buen trabajo, leyendo los mercados y reaccionamos con rapidez» explicó el portavoz de Cargill y habéis matado por hambre a miles de niños en Kenia, Uganda, Somalia, etc, etc… y todavía hay que seguir oyendo en la radio y en la prensa lo de las fuertes sequías en Somalia, los señores de la guerra, y bla, bla bla..

Esta economía especulativa ha convertido el mundo en un gran casino, en el que las fichas en forma de contratos son cosechas enteras de habas, cacao, trigo, grano, arroz, frijoles, y el dinero, en este perverso casino sigue siendo, y quizá más que nunca, LA SANGRE DE LOS POBRES.

Y Chicago fue el lugar de una huelga de trabajadores desarrollada un 1º de mayo de 1886. 4 días más tarde, durante un mitin obrero en el mercado de Haymarket, estalló una bomba que mató a un oficial de policía. La policía abrió fuego sobre la multitud, matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda, y en los días siguientes se detuvo a centenares de obreros. En noviembre de ese año fueron ajusticiados 5 obreros, inmigrantes todos, acusados injustamente de los hechos de Haymarket. ¿Qué pedían esos hombres?: Dignidad en el trabajo, devolver todo el honor al trabajo, y lo concretaron en 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso, y 8 horas de formación. Y pedían, además, algo tan sencillo, cómo que no se explotara a los niños. Lo ocurrido en las calles de Chicago contribuyó sin lugar a dudas a cambiar la historia.

Hoy, el primero de mayo se sigue celebrando en prácticamente todos los países de la tierra, por encima de su ideología o religión. En todos… menos en el país que lo vio nacer. El 1º de Mayo no es festivo en los EE.UU., y en toda la ciudad de Chicago no existe una conmemoración, una calle, o una placa a estos mártires. Donde estuvo el mercado de Haymarket existe una escultura en recuerdo de los sucesos del 4 de mayo. Hay que irse a unos 30 Km, a visitar el cementerio donde están enterrados los mártires para enterarte de que en aquella ciudad en la que hoy se decide el asesinato de niños por hambre, un día se apostó fuerte por la emancipación de los esclavos.

Depositando una sencilla flor, a modo de íntimo homenaje a aquellos hombres, pensé que así es la Historia del Trabajo, así es la historia de los pobres: LA HISTORIA SILENCIADA.Conocemos los menores detalles de la vida de los prohombres, pero nos cuesta las mayores fatigas del mundo imaginar la vida y al lucha de los esclavos que levantaron toda la grandeza de la antigüedad, nos cuesta horrores reconstruir la vida de los siervos que labraron la tierra durante milenios, de los obreros industriales sustento de todo el avance científico-técnico, o de los millones de niños esclavos soporte de la actual sociedad de consumo.

Hoy los niños esclavos, no cesan de aumentar porque son fundamentales en el perverso modelo económico actual,.. pero sin embargo no existen. Hoy, celebrar el 1º de mayo debería suponer clamar por la dignidad esos millones de niños, principales víctimas de esta economía canalla. Demasiado pedir para estos sindicatos mayoritarios que hace ya décadas, prefirieron el camino de la domesticación en forma de concertación. Nuevas realidades laborales habrá que crear que vuelvan a poner como innegociable la dignidad de toda persona, incluidos los niños esclavos, cuyo único trabajo debiera ser, JUGAR Y EDUCARSE.