El 24 de julio de 1913 nacía Hermann Scheipers en Ochtrup (Alemania). 100 años de vida entregada, de servicio sacerdotal a la Iglesia y de enfrentamiento a las dictaduras totalitarias que le tocó vivir.
Primero la nazi; la GESTAPO le recluyó desde el 41 al 45 en el campo de concentración de Dachau, donde hubo miles de sacerdotes de toda Europa. Estuvo al borde de la muerte en multitud de ocasiones. También pudo vivir grandes momentos de solidaridad y comunión entre los presos; algunos de ellos ya beatos.
No se puede entender la vida de Scheipers sin la figura de su hermana Anna. A la vez que Irena Schendler salvó a miles de niños judíos en Varsovia, esta otra mujer alemana salvó de la muerte en las cámaras de gas a más de 500 sacerdotes, entre ellos a su hermano Hermann.
Logra fugarse casi al final de la guerra, durante las ‘marchas de la muerte’. Posteriormente decide irse como sacerdote al lugar de Alemania donde más era necesario su servicio, a Alemania del Este. Desde el 46 hasta la caída del muro en el 89 atendió a los refugiados de otros países. Allí vivió a través de la STASI la represión comunista, vigilado casi constantemente.
Tanto bajo el totalitarismo nazi como el comunista fue acusado de ser enemigo del régimen, un peligro para la seguridad del estado. Todo ello por ser fiel a su vocación cristiana y sacerdotal, le intentaron comprar en multitud de ocasiones. La fuerza del ideal y su fe en el Señor le mantuvieron inquebrantable en medio del apocalipsis del s. XX.
Gracias H. Scheipers, desde tu juventud has servido al Señor con valentía y fidelidad en el camino de la cruz; has luchado incansablemente por la libertad y la justicia, sin temor a las amenazas del enemigo y por ello has sufrido prisión y acoso. Eres testigo vivo del Amor de Dios. 100 años de resistencia cristiana, de lucha por amor son una esperanza viva.