La imagen de centenares de personas colgadas de la valla de Melilla o el desalojo del campamento de Calais, en el que miles de personas esperaban cruzar la frontera en busca de oportunidades, muestran cómo los países de la UE se exponen para evitar la entrada o expulsar a personas en situación irregular. Pero no siempre sus políticas anti inmigración han ocupado el foco de la actualidad
Desde 2009, los países europeos han expulsado, por la puerta de atrás de la UE, a 17.786 personas en situación irregular. Para ello, utilizaron 58 millones de euros procedentes de fondos europeos.
Las expulsiones en vuelos organizados de forma coordinada por los Estados y financiada por la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), suponen un gasto de 3.000 euros de media por persona expulsada. La “limpieza” fue silenciosa, con la cortina corrida. Sin ruborizar a medio mundo como ocurrió en Melilla o Calais. De hecho, un buen número de estos vuelos se planifican de madrugada.
«Me llevaron a las 5 de la mañana a Barajas, era el primer pasajero. Aunque los policías que me acompañaban dijeron que no me iban a forzar a subir al avión, acabaron por hacerlo», relata un joven sin papeles que ha solicitado preservar su identidad. Dicho calvario tuvo que vivirlo hasta en dos ocasiones, pero en su caso pudo evitar la deportación por negarse a volar.
Los datos a los que ha tenido acceso este diario, gracias a una solicitud de acceso a la información presentada a Frontex, demuestran que los vuelos de repatriación de personas sin papeles son una práctica habitual en los últimos años en los países de la UE. Unas operaciones, denominadas JROs (Joint Return Operations, en inglés) y asistidas por Frontex, que en 2015 permitieron deportar a casi el doble de personas en relación con años anteriores.
Fuente: elconfidencial.com ( * Extracto)