La eutanasia no puede ser considerada de ninguna manera como un «cuidado» a la persona y su legalización sería una «gran transgresión ética». Así se han expresado trece organizaciones y sociedades científicas francesas que representan a 800.000 cuidadores franceses, en un llamamiento hecho público en el periódico Le Figaro.
Un documento de 26 páginas argumenta esta opinión de los profesionales de la salud que rechazan categóricamente el planteamiento de la eutanasia y que recuerdan las breves palabras del juramento hipocrático: «Nunca provocaré deliberadamente la muerte».
Oposición masiva del sector de la salud
Se trata de una declaración relevante que confirma la oposición masiva del sector salud al plan para legalizar la eutanasia y el suicidio asistido actualmente impulsado por algunos líderes políticos y que está en el centro de la Convención Ciudadana sobre el final de la vida en la que participan 200 personas escogidas por sorteo.
Al término de casi tres meses de debate, a la pregunta: «¿Hay que abrir el acceso a la ayuda activa a la muerte?», el 75% votó «sí» y el 19% votó «no», según los resultados del escrutinio.
El proceso es de carácter consultivo y el gobierno no tiene ninguna obligación de adoptar sus conclusiones.
Preocupación de los cuidadores
Tras la votación del domingo 19 de febrero de la Convención de Ciudadanos sobre el final de la vida a favor de la asistencia activa al morir, el arzobispo de Rennes, Mons. Pierre d’Ornellas, se muestra sorprendido de que no se escuchen las preocupaciones de los cuidadores, según recoge el diario La Croix.
El documento de 26 páginas de los 800 profesionales de la salud es el resultado de una reacción colectiva al Dictamen 139 del Consejo Nacional Consultivo de Ética de Francia, según el cual la eutanasia y el suicidio asistido podían ser actos «éticos», informa el diario francés Famille Chretienne.
Al señalar un «gran cambio de enfoque» y su «clara ruptura» con las opiniones anteriores, las trece organizaciones quisieron reflexionar sobre las consecuencias «éticas y prácticas» que tendría en la práctica de los cuidadores «la administraron de la muerte» y recabar la opinión de sus miembros. Estas «reflexiones éticas interprofesionales» son el resultado de la firma del Consejo Nacional Profesional de Enfermería y también de varias organizaciones que representan a los profesionales de la oncología o la vejez.
Efectos de legalizar la muerte administrada
Varios temas principales emergen de esta encuesta destinada a «informar al legislador ya la opinión pública» sobre los efectos de legalizar la «muerte administrada médicamente» en las «prácticas de cuidado» .
Porque son ellos los que se ocupan en primer lugar, ya sea de realizar el acto de matar (eutanasia) o de prescribir el producto letal (suicidio asistido). Además del debilitamiento de los equipos de salud ya muy sacudidos por un sistema en crisis, tal legalización «llevaría inevitablemente al legislador a subvertir la noción misma de cuidado», dice el documento.
Al «romper» la ética médica, conduciría a un «cambio ético importante al crear un verdadero «mandamiento de muerte» sobre «las personas más vulnerables. La legalización de una forma de muerte médicamente asistida supondría un cambio esencial en la ética del cuidado y transformaría fundamentalmente la definición de cuidado», señala dicho documento.
Carácter cambiante de la voluntad
Una de las partes del documento está dedicada a las solicitudes de muerte, un problema bien conocido por los profesionales de la salud. «Todos los profesionales de la salud estamos de acuerdo en la necesaria implementación de una escucha activa y solidaria de estas solicitudes», afirma el texto que recuerda que esto permite en la mayoría de los casos identificar los orígenes de esta solicitud y, tratándolos con cuidado, reducirlos y hacerlos desaparecer.
También subraya la ambivalencia de las exigencias y el carácter «cambiante» de la voluntad, «sobre todo cuando la persona se enfrenta a un pronóstico vital comprometido a medio o corto plazo». Ante situaciones «muy raras donde los pacientes, en plena conciencia y debidamente atendidos, pedirían a otro ciudadano que transgrediera su ética así como el Código Penal para responder a su deseo, las organizaciones firmantes consideran que la respuesta positiva a esta solicitud no entra dentro el alcance de la atención y que no debe ponerse en entredicho el marco normativo y ético claro, garantía del buen funcionamiento del sistema de salud «.
Personas que ingresan tras un intento fallido de suicidio
Respecto al suicidio, que es objeto de una importante política de prevención, mientras que en Francia cada año entre 80.000 y 90.000 personas son hospitalizadas tras un intento de suicidio. ¿Cómo podrían los profesionales de la salud conciliar el mandato simultáneo de tratar a los perpetradores de intentos fallidos de suicidio y satisfacer la solicitud de un paciente que desea recurrir al suicidio asistido?
«El acto de matar de ninguna manera puede legalizarse», dicen las trece organizaciones, alineadas en el mismo rechazo. «Legalizar la eutanasia enviaría un mensaje de insostenibilidad a las personas mayores dependientes y a los profesionales de la salud que los atienden», dicen los profesionales en el documento.
Fuente;
https://religion.elconfidencialdigital.com/articulo/mundo/800000-profesionales-sanitarios-francia-afirman-rechazo-categorico-eutanasia/20230221022201045542.html