‘La esperanza viene de que Dios nos sigue llamando’

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Rovirosa y el protagonismo de los pobres. Entrevista a Eugenio Rodríguez del Movimiento Cultural Cristiano

Catalunya Cristiana1/X/09

Este sacerdote natural de Salamanca y establecido en las islas Canarias es el autor de la tesis doctoral «Espiritualidad y ética del pensamiento social cristiano en Guillem Rovirosa (1897- 1964)». Gran estudioso de esta figura poco reconocida del cristianismo más social, defiende sus valores espirituales, sociales y políticos. Como miembro del Movimiento Cultural Cristiano, inspirado en las enseñanzas de Guillem Rovirosa, aboga por una renovación ética de la sociedad.

— ¿Qué rasgos hicieron de Guillem Rovirosa un hombre extraordinario?

— A Rovirosa no le parecía verdadero decir que ni él ni nadie fuera «extraordinario». Y no por falsa humildad. Decía que cuando decimos de alguien que es «extraordinario» es para nosotros no aceptar que todos podemos llegar a ese grado de personalización, de amor al ideal, de autenticidad cristiana. De Rovirosa se podrían destacar muchas cosas, una de ellas su amor insobornable a la verdad. Para que se haga una idea, decía cosas como que «más versículos y menos refranes»; se había dado cuenta de que los versículos del Evangelio son verdad-verdad y los refranes… menos.

— En su época no fue siempre comprendido. ¿Cree que hoy en día todavía no es lo bastante conocido?

— No fue comprendido, es más: fue combatido sin piedad. Rovirosa era molesto para todos los intereses. Desde los intereses políticos a los más particulares. Es bueno que los lectores sepan que hoy se habla en Cataluña de Rovirosa, pero se le quiso poco, salvadas honrosísimas excepciones como Pont i Gol que decía: «He aquí un profeta», y lo comparó con Jeremías y san Pablo.

— ¿Cuáles son las aportaciones de Guillem Rovirosa a la Iglesia de hoy?

— Muchas. La importancia de la identidad cristiana, de la santidad, del ideal… en la Iglesia y la sociedad. La importancia del amor de Dios, de la Gracia, de la comunión, de los sacramentos…

— ¿A qué conclusiones llegó en su tesis doctoral sobre Guillem Rovirosa?

— La tesis fue un intento de recoger una panorámica general y los testimonios de quienes le conocieron. Una de las ideas centrales está en que en Rovirosa aparece una renovación absoluta de la pastoral, partiendo del protagonismo de los pobres. Sí tuvo la experiencia histórica de que los aplastados evangelizaron, y eso tuvo gran importancia en cuanto a la relación de la Iglesia con las corrientes auténticamente revolucionarias de la sociedad.

— ¿Cómo se intenta desde el Movimiento Cultural Cristiano promover su figura y espiritualidad?

— Si algo nos falta a los católicos españoles es hacer del Evangelio y de la figura de Cristo el centro de nuestra vida. En los niños y jóvenes eso supone plantearse en serio la vocación. En los adultos es plantearse la conversión. Y la conversión llevada a la vida política, social, económica, cultural… es una revolución. La esperanza viene de que Dios nos sigue llamando. Ése es el primer quehacer del MCC: suscitar militancia cristiana. Por otra parte, eso, en la España real en que vivimos ha llevado a militantes del Movimiento Cultural Cristiano a poner en marcha una iniciativa política bajo su responsabilidad: el Partido SAIn. Hoy hace falta impulsar en España una corriente política donde la solidaridad con los empobrecidos, con los débiles, sea el centro de la acción política. Ninguno de los partidos conocidos está dispuesto a hacerlo y está en marcha una respuesta de clarísima inspiración cristiana, sin trasnochados confesionalismos.

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