‘Los estados están gobernados por la clase de Davos’ dice Susan George (extracto)

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‘La pequeña élite de las minorías neoliberales que yo denomino la ‘clase de Davos’, son los culpables directos de la crisis. Sólo hay que mirar las listas de invitados en los últimos años’ al Foro Económico Mundial, señala Susan George, analista política.

Denuncia una vez más la sumisión de los estados ante el poder financiero, describe como esto causa pobreza y desigualdad desde hace ya muchos años y cómo ha destruido el medio ambiente. Pero el mensaje de la escritora no es del todo apocalíptico. George cree que todavía es posible un cambio y anima, a intentar darle la vuelta a la tortilla e invertir los términos en los que se desarrollan los mecanismos que oprimen a la mayor parte de la población mundial.

La clase de Davos, un club muy selecto

Los culpables de la crisis según George, aquellos a los que denomina ‘la clase de Davos’, porque “se reúnen cada enero en la estación de invierno de Suiza”, son “nómadas, poderosos e intercambiables”, afirma. “Algunos tienen poder económico y casi siempre una considerable fortuna personal. Otros tienen poder administrativo y político, ejercido sobre todo en nombre de los primeros, que les recompensan debidamente”, dice George.

Así, la clase de Davos es “siempre sumamente pequeña en comparación con la sociedad”, dirige “nuestras principales instituciones, incluidos los medios de comunicación, sabe exactamente lo que quiere y está mucho más unida y mejor organizada” que la izquierda, explica.

En su último libro la politóloga señala a los miembros de esta clase como los responsables de dirigir “la prisión en la que estamos”. “Aun quieren todo para ellos y nada para los otros, pero desde la época de Adam Smith los otros, mediante su propia lucha, han aprendido a leer, escribir y pensar de forma crítica; están mucho mejor informados y poco a poco han ido consiguiendo un cierto grado de poder para sí mismos.

La crisis, un error que no lo es tanto

Los medios de comunicación señalan muchas veces los efectos de la crisis como consecuencia de los errores de los responsables de las finanzas mundiales. Pero, dice George, la situación actual no se ha desencadenado inconscientemente. “La crisis se debe en parte a las ideologías neoliberales, en parte es el resultado de la codicia, en parte de la estupidez, siempre muy aliñado con el interés propio”.

Por eso, dice, “es un error creer, o cuando menos actuar como si se creyera que el mercado siempre tiene razón, que la privada es siempre mejor opción que la pública, que las vastas desigualdades son algo bueno para la sociedad, etc. Y un error implica que uno ha estado pensando y ha llegado de alguna manera a la conclusión equivocada. Pero la gente que nos ha llevado a la situación actual, a la crisis, no son pensadores, son los depredadores. El león no comete un error cuando se come a una cebra. Es simplemente su naturaleza”, apunta. Los gobiernos tampoco se salvan del análisis de George, que les acusa de trabajar, “casi en su totalidad en nombre de la clase de Davos”.

Un mapa concéntrico del poder

George entiende el mapa del poder no en el sentido de poder “geopolítico”, es decir, una clasificación de los países por regiones con más o menos peso. “Defino el poder como una serie de esferas concéntricas en las que el poder financiero se encuentra en el ámbito exterior y contiene y dirige a todos los otros. En este esquema, después viene la economía, el espacio real en el que las personas reales trabajan, producen y consumen. En conjunto, el poder financiero y el económico fuerzan sus políticas y las consecuencias de sus decisiones en la sociedad, incluido el Estado. Finalmente viene la biosfera, la esfera más pequeña y menos influyente de todas, simplemente el lugar de donde obtenemos nuestras materias primeras o depositamos nuestros residuos. El mayor reto al que nos enfrentamos, entonces, es el de revertir completamente el orden de estas esferas para la sociedad pueda decidir democráticamente cómo organizarse, la economía sirva a este plan y la esfera financiera se vea reducida a la condición de una herramienta”,  resume.

George no descarta la posibilidad de un repunte de políticas xenófobas, racistas y de represión. “Sí, me temo que esto puede ser factible. En Francia, por ejemplo, el gobierno está intentando desviar la atención de la crisis, señalando la ‘inseguridad’ que supuestamente causan ciertos grupos étnicos e incluso amenazando a la gente que ha sido naturalizada con la pérdida de su ciudadanía. Esto es un insulto a nuestra Constitución, porque el Presidente tiene un lugar propio fuera de la ley. Y es también extremadamente peligroso” razona.

Los trabajadores en España y otros países europeos siendo los grandes afectados por la crisis, no están reaccionando a la situación.

Organizarse en movimientos sociales

Más allá del poder de cambio y de presión que pueda ejercer la sociedad para revertir el estado de las cosas, George cree que no es posible que en algún momento los culpables de décadas y décadas de políticas neoliberales paguen por lo que han hecho. “¿Cómo podría alguien imaginar que lo harán? Todos podemos ver el impacto de las políticas de estos señores en la sociedad civil por nosotros mismos. Estréchese el cinturón, renuncie a los ‘privilegios’ que ganó después de décadas de lucha en la calle y cállese”, remacha.