Entrevista a Ana Solano, profesora de medicina de la Universidad de Sevilla . La profesora de Medicina de la Universidad de Sevilla, habló en un curso organizado por el Movimiento Cultural Cristiano (MCC) en Madrid sobre el aborto y la eutanasia. En su opinión se han convertido en “instrumentos de genocidio” contra una parte de la Humanidad.
Agencia Veritas 26/11/2004
Según Solano, que es miembro de MCC, Occidente no está permitiendo que se produzca el desarrollo demográfico que permitiría la transición económica en los países pobres, pues “pretende reducir la pobreza matando pobres, en vez de cambiar el modelo económico”.
-¿Por qué cree que el aborto y la eutanasia son un genocidio y un negocio?
Ana Solano: Creo que son instrumentos eficaces al servicio del genocidio emprendido para la buena marcha de la economía capitalista que tiene como principal objetivo el lucro y el negocio.
En su ponencia usted habla del control demográfico como un genocidio planificado, ¿Qué quiere decir esto?
Ana Solano: La presión demográfica en los países empobrecidos es un problema para el expolio de su riqueza por parte de los países enriquecidos. Los países empobrecidos tienen (que no poseen) gran cantidad de materia prima: energética (gas, petróleo…), biológica (bosques, tierras muy fértiles, biodiversidad…), mineral (minerales y piedras preciosas…), las empresas multinacionales pueden encontrar dificultades para su expolio, en conflictos laborales o desordenes civiles en una población hambrienta y desesperada (por ello el AMI).
De ahí la necesidad de ejercer un control demográfico que se ha convertido en un auténtico genocidio: 50 millones de muertos, la mayoría mujeres y niños, es el balance anual de los más de 70 conflictos armados existentes en el mundo; 53 millones de niños abortados al año; 82% de la población mundial condenada al hambre y la miseria, muriendo por enfermedades superadas por la ciencia; 400 millones de niños trabajando en régimen de esclavitud con muy baja esperanza de vida; 1.600 millones de personas que, en este contexto, están desempleadas; torturas, pena de muerte……
Todo sin contar con las cifras que arrojan las campañas de esterilizaciones que se han podido conocer y denunciar.
Cualquiera de estas cifras tiene dimensiones de genocidio, así hemos llamado a los efectos de la 2ª Guerra Mundial, y ahora multiplicamos anualmente esas cifras de víctimas.
Esto no ocurre por azar, “se trata de amenazas programadas de manera científica y sistemática” usando palabras de Juan Pablo II en la Evangelium vitae.
-¿Hay un auténtico problema demográfico?
Ana Solano: En Europa, la transición demográfica de los dos últimos siglos marcada por el descenso de la mortalidad, provocó un crecimiento vegetativo de la población hasta que las tasas de natalidad se redujeron espontáneamente y se reguló el equilibrio de la población con niveles bajos tanto de mortalidad como de natalidad.
Es esta transición la que no dejamos que se produzca en los países empobrecidos, porque va paralela al crecimiento en los niveles de desarrollo. No es que cuando se reduce la natalidad hay desarrollo, como nos quieren hacer creer; es que cuando hay desarrollo baja la mortalidad y consecuentemente la natalidad, aunque esta última se retrase algo en el tiempo y provoque un autolimitado crecimiento vegetativo de la población.
Además, un niño europeo consume 50 veces más energía que un niño africano. En datos extremos, un niño americano consume lo que 442 niños etíopes. Si miramos densidad de población, todos los países empobrecidos (excepto la India y algunos países del sureste asiático) están menos poblados que Europa. En relación a los alimentos, en la actualidad se podría alimentar al doble de la población mundial, tengamos en cuenta que Europa subvenciona para que no se produzcan alimentos que tradicionalmente producían los países miembros.
¿A que atribuye la impunidad moral que parece caracterizar la práctica del aborto en la sociedad moderna?
Ana Solano: En primer lugar, a que pensamos como vivimos; y disfrutamos de 22.000 euros de renta per capita, fruto del expolio al 82% de la humanidad, por lo que no es extraño que justifiquemos la implantación de una cultura de muerte. Hemos aceptado construir nuestro bienestar sobre la muerte de los empobrecidos.
Además, y por la misma causa, la cultura de la sociedad moderna ha expulsado los valores religiosos, los referentes filosóficos e históricos, incluso el pensamiento científico, dejando como único valor el pragmatismo tecnológico y, con él, el utilitarismo y la eficiencia como máximo valor. Este reduccionismo antropológico convierte todo problema humano en problema técnico y busca sólo soluciones técnicamente posibles.
En España todos los partidos políticos han aceptado el aborto desde 1982, y cada uno de ellos ha ampliado su uso, hasta convertirlo en el último mandato del PP en método anticonceptivo. Hoy estamos próximos a los 80.000 abortos anuales, sin contar los efectos de la píldora del día después.
-¿Por qué es la eutanasia éticamente reprobable?
Ana Solano: La población del planeta ha envejecido como consecuencia del descenso de la natalidad, sobretodo en los países enriquecidos. La presencia cada vez mayor de viejos, exige cambios estructurales y culturales que los integre; pero la cultura violenta, depredadora, utilitarista y salvajemente competitiva del imperio no lo permite.
Como en el caso de los empobrecidos, opta por eliminar a los débiles, por culpar a las víctimas. Igual que pretende reducir la pobreza matando pobres, en vez de cambiar el modelo económico; pretende resolver los problemas del envejecimiento de la población, matando viejos; y así con cualquier otro tipo de debilidad o limitación. Por eso es una hipocresía oponerse al aborto o a la eutanasia, y aceptar el modelo económico y político que genera esta cultura de muerte que sustenta todo atentado contra la vida.
“Estamos en realidad ante una objetiva conjura contra la vida“, o nos encontramos en una “guerra de los poderosos contra los débiles”, usando expresiones de la Evangelium vitae. Es esta la verdadera magnitud del problema, y todo reduccionismo contribuye a mantenerlo y acrecentarlo.
-¿Cree que las políticas a favor del aborto y la eutanasia representan posturas progresistas y de izquierdas?
Ana Solano: Por supuesto que no. Hemos publicado ya más de un manifiesto con el título “rechazamos el aborto porque somos de izquierda”, y aclaramos en él: “no rechazamos el aborto y somos de izquierda, sino que lo rechazamos porque somos de izquierda”. A este manifiesto le remito.
En el mundo han sido muchos los regímenes de derecha, supercapitalistas, los que han legalizado el aborto. Han sido hombres como Robert McNamara quienes han impulsado la aceptación del aborto, los que lo han impuesto como algo conveniente para el dominio del capital multinacional; Hitler lo negó para su raza aria que quería potenciar, pero lo impuso para los demás bajo su dominio. Es característico de la derecha buscar justificaciones para eliminar vidas humanas.
Sin embargo son muchos los testimonios como el de Elizabeth Cady Stanton en el periódico sufragista “la Revolución” 1(5): 15 de febrero de 1868 considerando el aborto como un infanticidio: “cuando consideramos que las mujeres son tratadas como propiedad, es degradante para las mujeres que tratemos a los hijos como una propiedad que se puede desechar como queramos”.