Por las casas del Padre Pateras (único español que figura entre los 22 héroes europeos nombrados el año 2003 por la prestigiosa revista estadounidense Times) han pasado en tres años más de 130 madres subsaharianas.. La diócesis de Cádiz también tiene cinco casas, por las que ya han pasado 121 madres y 97 críos. Yo tengo que ayudar. ¿Que voy contra la ley?, los que sepan de leyes que vengan y me digan qué estoy haciendo mal y ya les contestaré lo que me ilumine el Espíritu Santo.
28/10/2004
Agencia Veritas
Acaba de aparecer un libro de María Vallejo-Nágera, “Luna Negra, la luz del Padre Pateras” (Belacqva), del que es coprotagonista Isidoro Macías, un Franciscano de la Cruz Blanca, que trabaja en Algeciras en la acogida de inmigrantes.
El “Padre Pateras” –que como él mismo aclara no es sacerdote, sino hermano– vive en Algeciras (Cádiz), en una pequeña comunidad con otros cuatro frailes, donde atienden un centro para ancianos y un albergue para inmigrantes, a través de los cuales hacen realidad el lema de su congregación: “por la caridad, hacia Dios”.
Al margen de las lecturas políticas o sociales de la inmigración, en esta entrevista concedida a Veritas, el “Padre Pateras” presenta el tema partiendo de la realidad de sus verdaderos protagonistas.
-¿Por qué lo llaman padre Pateras?
Isidoro Macías: Julio César Iglesias, en un reportaje para Televisión Española, me bautizó así, aunque en realidad no soy sacerdote, sino hermano, lego, como se decía antes; supongo que es porque ayudamos a las personas que no tienen nada.
-¿Cuándo inició su trabajo con los inmigrantes?
Isidoro Macías: A partir del año 1982 empezamos a trabajar con inmigrantes hombres, teníamos un albergue, y allí los llevaban los policías. A partir de 1999, la inmigración empezó a ser masiva, y desde el 2000 recibimos sobre todo nigerianos (no me gusta decir subsaharianos, porque cada uno tiene su país) y muchísimas mujeres, que nos cogieron por sorpresa.
Empezaron a traernos al albergue a mujeres embarazadas, o con niños de dos o tres meses. Muchas al ver mi hábito, empezaron a llamarme “papa”, algunas me decían: “si yo sé que no tengo lo que me han ofrecido, no vengo”.
El fraile tiene que hacer el bien y nada más, yo no puedo solucionar los papeles de todos, hacemos sólo lo que podemos. Ahora hemos acoplado el albergue para recibir a las mujeres, muchas se marchan, igual que los hombres. No tienen miedo a la hora de ponerse en camino, se van a Madrid o a dónde pueden. Ahora sólo tenemos tres mujeres nigerianas, pero hemos tenido casi veinte.
-Según su experiencia con ellos, ¿qué les mueve a venir a España?
Isidoro Macías: Ellos tienen conciencia de venir a Europa, muchos no saben dónde desembarcan, si están en Italia, en Grecia o en España. Creen que aquí van a encontrar de todo. Vienen a trabajar para mandar luego dinero a sus familias, vienen por lo que les han dicho, salen engañados, pero no lo denuncian por miedo, aquí hay mafias de sus propios países; cuando logran trabajar, algunas les exigen dinero.
-¿Hay alguna solución a este problema?
Isidoro Macías: Europa no se implica, llegan muchos inmigrantes, hay mucha mano de obra, pero si hay demanda debería hacerse algo. Me pregunto si quienes tienen que tomar decisiones han hablado alguna vez con los inmigrantes, si han estado dónde están ellos. Como frailes, nosotros sólo intentamos hacer el bien que no hacen otras instituciones. ¿Vas a negar la entrada a tu casa de una mujer embarazada, aunque no tenga papeles?
¿Por qué esta gente no viene con contrato?, si lo tuvieran ya no intervendrían las mafias. ¿Por qué no se invierte en sus países de origen?, si se hicieran allí fábricas, ya no vendrían las mafias. Yo tengo que ayudar. ¿Que voy contra la ley?, los que sepan de leyes que vengan y me digan qué estoy haciendo mal y ya les contestaré lo que me ilumine el Espíritu Santo.
-En medio de tanto trabajo con los inmigrantes ¿qué medio tiene de anunciarles el Evangelio?
Isidoro Macías: Intentamos solamente dar un poquito de ejemplo, todos tenemos que ayudarnos. No hablo de Dios, lo tienen que ver en mi testimonio, yo soy bastante analfabeto, no sé predicar. A los inmigrantes también les mueve la fe, aunque entre ellos católicos hay pocos, muchos lo primero que piden es una Biblia.
Creo que son ellos los que nos están ayudando a ser un poco mejor, Dios nos pone a esta gente delante para que nos santifiquemos.
-¿De dónde saca la fuerza para enfrentarse cada día a un trabajo tan duro?
Isidoro Macías: Como frailes, tenemos que rezar, si no rezo, en vano sería fraile, sería algo así como un enfermero tonto que no cobra nada por su trabajo. Yo saco la fuerza de una capillita pequeña donde entro a rezar, y a veces a decirle a Dios “hoy no he rezado, pero Tú sabes dónde he estado”.
También la gente que me escribe cartas poniendo en el sobre simplemente “Padre Pateras. Algeciras”, y que dice que reza por mí, los niños que se agarran a mi hábito y me llaman “papa”… también me dan fuerza.Yo creo que la fe mueve montañas y que los medios de comunicación pueden mover los corazones. Los problemillas se solucionan con la ayuda de Dios. Dios se vale de una cosita chiquita para hacerla grande. La fe es lo último que tenemos que perder y… tenemos que ver a Cristo, que está en la calle.
–¿Le ha gustado el libro de María Vallejo-Nágera?
Isidoro Macías: El libro cuenta la realidad, hechos que la propia autora ha podido vivir. Ella ha ido a la Casa de Campo y ha visto como algunas de las mujeres inmigrantes acaban prostituyéndose. Además tengo que agradecerle que haya cedido los derechos de autor para una casa que empezamos a construir, y que está parada desde hace dos años por falta de medios. A ver si a través de este gesto, conseguimos ponerla de nuevo en marcha.