Los especuladores financieros, causantes de la actual crisis mundial, “son criminales que han cometido crímenes contra la humanidad, en el sentido estricto del término según la justicia internacional. Sus acciones han causado la muerte de millones de personas, mientras continúan con su estrategia para dominar el mundo”.
La afirmación no
pertenece a algún militante antiglobalización sino a Jean Ziegler, analista y
miembro del comité consultivo del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. En 2001
y 2008, Ziegler, profesor de la Universidad de Ginebra, fue relator especial de
las Naciones Unidas para el derecho a la alimentación.
Frente a
la cumbre de la ONU en Nueva York, Ziegler arremetió contra las instituciones
cómplices de esos “piratas financieros” y dijo que los especuladores deben
comparecer ante un nuevo “tribunal de Nuremberg”, similar al que juzgó a los
nazis al final de la Segunda Guerra Mundial.
En entrevista con
la agencia EFE en Madrid, adonde viajó para presentar la edición española de su
libro El odio a Occidente, el autor denunció el neocolonialismo de las
multinacionales, amparadas en un sistema financiero “caníbal”.
El también autor
de El imperio de la vergüenza recordó que en octubre de 2008,
la Unión Europea decidió pagar 1.7
billones de euros para evitar el colapso financiero y garantizar los créditos
interbancarios, pero antes de que terminara ese año esos mismos estados habían
recortado a la mitad las partidas del Programa Alimentario Mundial (PAM). “Eso
significa, por ejemplo, que en Bangladesh se eliminaron todas las comidas
escolares y que un millón de niños se quedó sin su principal fuente de nutrición
diaria”.
Lo peor de todo,
dijo, es que con la agricultura actual podría producirse suficientes alimentos
como para mantener a 12.000 millones de personas, el doble de la población
mundial actual.
En El odio a
Occidente Ziegler aborda la lucha de las multinacionales por el control de los
recursos energéticos, así como la gestión de Obama: “La esperanza fue tan grande
con un afroamericano en el poder en EEUU que la decepción es, si cabe, más
grande”, dijo.
Pero lo
disculpa por el “terreno minado” en que se mueve. “Hay tres líneas rojas en EEUU
que un presidente no debe cruzar. No debe ofender ni al complejo industrial
militar (un estado dentro del Estado), ni a Wall Street ni al lobby sionista”.
“Obama sabe que si ataca a cualquiera de estos grupos, será asesinado”.
Para Ziegler la
única opción es crear un frente solidario entre la nueva sociedad civil que
crece en Occidente y los movimientos sociales de los pueblos del Sur.