Félix, 43 años en coma (extracto)

2139

'Cuando oigo hablar de eutanasia me da dolor de barriga'

«Felillo, ¿estás enroñado? No seas así que vienen a verte». Silveria Bordón habla continuamente a su hijo pero él no puede escucharla. El próximo 14 de marzo hará 43 años que un accidente de moto dejó a Félix Alonso Bordón -que entonces tenía 21 años- en coma. Desde entonces, su madre es la mano que lo tiene asido a la vida. «Hasta que Dios quiera».


Silveria conoce el caso y la polémica en torno a Eluana Englaro, la mujer italiana que pasó 17 años en estado vegetativo y que murió después de que se le suspendiese la alimentación artificial. « yo no comparto lo que ha pasado con esta niña».


El 14 de marzo de 1966, el joven Félix Alonso Bordón tuvo un accidente de moto que lo dejó en coma. Ahora, con 64 años sigue igual que siempre. Hace gestos con la cara, a veces mueve la cabeza e incluso abre los ojos. Su madre le habla continuamente


Después de diez meses y medio en el hospital aprendió «a cuidarlo como lo cuidaban allí» y decidió llevárselo a su casa. De esta manera, podía además cuidar a sus otros cinco hijos, uno de ellos un bebé de cuatro meses.


En este tiempo, Silveria se ha dedicado a Félix en cuerpo y alma, de día y de noche. Al lado de la cama articulada de su hijo ha estado siempre otra pequeña cama en la que ella duerme. «Escucho hasta dormida», dice. Recuerda que alguna vez el cansancio la hizo desplomarse, sobre todo cuando los niños eran pequeños, «pero había que seguir».


Ayuda


En su casa de Ingenio tiene la ayuda que le proporciona el Ayuntamiento. Sin embargo, pasa temporadas en Arinaga donde cuenta con una nieta que se encarga de asear y afeitar a su tío. La comida se le administra por sonda y la única complicación que sufre se debe a sus bronquios, pero ella sabe como aliviarlo cuando tiene excesos de flema. Al hospital «no me gusta llevarlo. Ha ido un par de veces, pero si puedo, prefiero que venga aquí el médico de cabecera». Agrega que «tengo dos hijos médicos, así que en ese sentido, está bien atendido».


Silveria, que pronto cumplirá ochenta años, dedica todo el tiempo a su hijo y «Dios quiera que no se me vaya en el tiempo que me queda».  Cuando ella muera, sus hijos serán los tutores  «sabiendo que no decidimos nosotros, lo único que le pido a Dios es salud para atenderlo, ahora necesito ayuda porque yo también estoy algo delicada».


Silveria sale poco de casa. «Mis hijos me animan a que vaya a pasear o salga a comer, pero siempre encuentro algo que hacer y aquí me quedo». Señala que algunas veces ha viajado con el Inserso. «He estado en Inglaterra, en Francia, en varias partes de la Península…


Silveria explica de manera muy clara y sencilla lo que pasa en el cerebro de su hijo y agrega que «no es como el corazón que se puede transplantar». Añade que «mucha gente me dice q





Silveria se aferra a la religión para encontrar respuestas y afirma que «la vida la da Dios y a Él le pertenece». No comparte el final que se le ha dado a Eluana Englaro y señala que «cuando oigo hablar de eutanasia, ya sea activa o pasiva, o de retirar la alimentación a alguien, me da dolor de barriga».

ue le pida a Dios que se lo lleve pero yo pido salud para seguir atendiéndolo». ¿Sigue manteniendo l a esperanza de que un día su hijo le hable? «Sí, pero no será en esta vida».


Apunta que «estas personas han perdido el conocimiento igual que otras han perdido la movilidad, pero no por eso podemos matarlas». Señala que se ha visto cansada «pero no tiro la toalla, resistiré todo lo que pueda porque es mi niño».