Las buenas expectativas que inicialmente me generaron las noticias de la prensa acerca de un manifiesto que se oponía al aborto, se frustraron tras su lectura, impidiéndome en conciencia toda posibilidad de adhesión. El manifiesto no respeta la dignidad inviolable de toda vida humana y contradice gravemente las rotundas verdades científicas con las que se inicia.
El manifiesto de Madrid, ¿antiabortista?
La aparición del manifiesto de Madrid y su acogida entusiasta en amplios sectores sociales antiabortistas me provocan una seria preocupación. La dosis de relativismo moral que contiene dicho manifiesto, no es menos peligrosa que la que propugna la campaña a favor del derecho abortar con plazos. Tal vez más, porque suscitan la simpatía y la confusión de no pocas personas de buena voluntad que quieren luchar por el Si a la Vida.
¿La vida y la verdad son relativas?
El apartado f del manifiesto de Madrid, dice rotundamente Es preciso que la mujer a quien se proponga abortar adopte libremente su decisión, tras un conocimiento informado y preciso del procedimiento y sus consecuencias ¿Pero no existía sobrada evidencia científica de que la vida comienza desde el momento de la fecundación? Entonces, ¿se puede jugar con la verdad de esa evidencia? ¿Tendría DERECHO A ABORTAR una madre perfectamente informada? No, no y rotundamente no. Si lo que hay es vida humana, y así lo afirmamos, merece un respeto absoluto. Y cualquier acto abortista, por muy informado y consentido que esté, será objetivamente un atentado contra la vida humana desde su concepción. Los principios categóricos no admiten componendas. Y exigen su defensa radical. Con la verdad y con la vida no se juega al “depende…”
¿De qué “libertad” nos hablan?
Tampoco se puede jugar con la libertad. La adopción de una decisión libre en este caso es simplemente mentira. La libertad humana precisa de conciencia y responsabilidad. Con ser muy importante un conocimiento informado y preciso del procedimiento y las consecuencias, la conciencia no queda liberada, en la decisión de abortar, de la responsabilidad, es decir, del “actuar como se debe”. La conciencia tiene unos derechos porque tiene unos deberes (C. Newman). El hombre logra su dignidad cuando, liberándose de toda esclavitud de las pasiones, persigue su fin en la libre elección del bien.
Pero es que además el manifiesto silencia, demasiado sesgadamente, que la “libertad” de la madre, aún estando bien informada, también (no sólo) ha sido profundamente coartada por su condición social y política, por su explotación laboral, por sus condicionantes económicos, familiares, culturales y hasta psicológicos. Es decir, el aborto pide A GRITOS lo mismo que cualquiera de los demás atentados a la vida y a la dignidad de todo ser humano perpetrados por esta trama de la cultura de la muerte. Lo mismo que pide el hambre que asesina a 100 mil personas al día. Lo mismo que pide la emigración forzosa, la condena al paro, la esclavitud infantil, las guerras, la pena de muerte, el terrorismo…y un largo etcétera. Luchar por la “libertad” en la toma de decisiones de la madre que se ve en el dilema de abortar, es luchar contra toda forma de esclavitud, explotación y opresión del hombre sobre el hombre.
A vueltas con la Ley
Y es evidente que esta lucha por la justicia no pide el concubinato con la Ley. Ni la de antes, ni la que se pretende ahora. El párrafo conclusivo del manifiesto no puede ser más calculadamente ambiguo. Habría que conseguir una regulación para detener los abusos y los fraudes de ley de los centros donde se practican los abortos. Es decir, una Ley del Aborto con limitaciones, como se deduce del apartado k. El aborto, dejémonos de relativismos, exige desde ya (y ya llegamos tarde), un cambio profundo de esta cultura y de estas leyes y de las instituciones que las sostienen. Lo que pedimos para impedir el atentado a la vida que es el aborto DEBE exigirse para impedir HOY MISMO todo atentado contra la vida y contra la dignidad. ¿Radical? Si, radical. Ni se juega con la vida, ni se juega con la dignidad. Y la Ley que perseguimos no puede atentar contra esa Verdad y no tiene otro fin que ser eficaz en la consecución de ese Bien.
Otra vez la teoría del “mal menor”
¿A quién sirve esta ambigüedad calculada? Desde luego que a la verdad y a la vida, no. El manifiesto proclama: Aborto, de entrada no. Pero, de salida, sus portavoces (Jesús Poveda y Nicolás Jouve) no tienen reparo en que se admita, para empezar y “como mal menor” se deje la Ley actual, pero que se cumpla. De cumplirse, argumentan al margen del manifiesto, las cifras disminuirían hasta los 2.500 abortos. No sabemos de dónde deducen esa cifra pero en cualquier caso, ¿qué le falta a cada uno de esos 2.500 seres humanos y a su dignidad absoluta e infinita para poder negociar con ellos?
Hablar de lo “tácticamente posible”, de “realismo” y de “mal menor” nos suena. No nos estamos inventando nada. Esta postura se postula en nombre de ese “realismo táctico”. Y, ¿casualmente?, siempre que se alude a él se pretende que dicha postura quepa en el programa político del Partido Popular.
La instrumentalización de la Iglesia por parte de amplios sectores del catolicismo español a favor del Partido Popular es un escándalo insostenible y más cuando se hace en nombre de la defensa de la vida.
Algunos están empeñados en que haya una identificación de lo cristiano con el Partido Popular como respuesta a la agresividad laicista del PSOE, pero esto es otra inmoralidad. Un cristiano fundamentalmente debe estar preocupado y comprometido para que el bien común, la justicia y la solidaridad vayan creciendo en nuestra sociedad. El PP está tan corrompido y es tan abortista como el PSOE.
Ya hay un partido político que defiende radicalmente la vida
Mucho antes de la primera ley sobre la despenalización del aborto de 1985, un numeroso grupo de científicos, intelectuales, militantes obreros y militantes autogestionarios, firmamos y publicamos el Manifiesto Rechazamos el aborto porque somos de izquierda difundido por el Movimiento Cultural Cristiano por toda España e Iberoamérica.
Ya hay un partido que, recoge, asume y se compromete con el manifiesto Rechazamos el aborto porque somos de izquierda, en esta lucha contra todo atentado a la vida humana: contra el aborto y sus causas Y también contra las causas del hambre, del paro, de las guerras, de la esclavitud infantil… Se llama Solidaridad y Autogestión Internacionalista (SAIn). El que tenga oídos…