Indonesia, explotación de niños en el trabajo doméstico

2574

Las condiciones de explotación que en el Informe se exponen, no son de niños trabajadores como se les llama reiteradamente, SON NIÑOS ESCLAVOS.

Los niños trabajadores domésticos en Indonesia trabajan más horas y más duro que muchos adultos, pero el gobierno los excluye de las leyes que protegen al resto de la fuerza laboral.


Bede Sheppard, autor del informe e investigador de Asia en la División de Derechos de los Niños en Human Rights Watch.


(Yakarta, 11 de febrero de 2009) –


El gobierno de Indonesia está fallando en proteger a los niños que realizan trabajos domésticos del abuso y la explotación, dijo Human Rights Watch hoy en un nuevo informe. El informe hace un llamado al gobierno de Indonesia a conceder derechos laborales fundamentales a los trabajadores domésticos y a aplicar estrictamente la existencia de edad mínima de 15 años para todos los trabajadores de tiempo completo.


El informe de 73 páginas, «Trabajadores en las sombras: Abuso y explotación de niños trabajadores domésticos en Indonesia», documenta como cientos de miles de niñas en Indonesia, algunas de apenas 11 años de edad, son empleadas como trabajadoras domésticas en los hogares de otras personas, desempeñando labores de cocina, limpieza, lavandería y cuidado de niños. La mayoría de las niñas entrevistadas para el informe trabajan de 14 a 18 horas al día, siete días a la semana, sin día de descanso. Casi todas reciben salarios demasiado bajos, y algunas no perciben salario alguno. En el peor de los casos, las niñas declararon haber sido física, psicológica y sexualmente abusadas.






«A menudo los empleadores reclutan a niños en lugar de adultos para así tener a alguien que trabajará por menos dinero, se quejará menos, será más fácil de controlar, y tendrá menos conexiones sociales», dijo Sheppard. «Debido a que estos son los mismos factores que hacen al trabajador más vulnerable al abuso y a la explotación, estas niñas necesitan protecciones adicionales, como garantía de comida y asilo decentes, y respuesta policiaca pronta cuando exista algún problema».


Aquellos que son considerados trabajadores formales en Indonesia tienen derecho a un salario mínimo, pago de horas extras, una jornada laboral de ocho horas al día y 40 horas por semana, un día de descanso a la semana, y vacaciones. Los trabajadores domésticos no gozan de estos derechos. Esta omisión también tiene un impacto discriminatorio sobre las mujeres y niñas, quienes constituyen la gran mayoría de los trabajadores domésticos.


El informe fue publicado antes del Día Nacional de los Trabajadores Domésticos en Indonesia, que se celebrará el 15 de febrero.


«La ley indonesia también deja en claro que los niños menores de 15 años deben asistir a la escuela, y no trabajar tiempo completo. El gobierno debe identificar a niñas menores de esa edad trabajando en labores domésticas y darles prioridad apoyándolas a regresar a la escuela», dijo Sheppard.


De acuerdo con una encuesta realizada por la Universidad de Indonesia y la Organización Internacional del Trabajo en los años 2002-2003, aproximadamente 688,000 niños menores de 18 años se desempeñaban como trabajadores domésticos en Indonesia.


El informe de Human Rights Watch destaca cómo la perspectiva discriminatoria o mal informada de los funcionarios de gobierno conduce a la gran resistencia del gobierno a establecer nuevas políticas para proteger a los niños trabajadores domésticos o para reforzar las leyes o servicios existentes. Dichas actitudes son expresadas rutinariamente por oficiales del Ministerio del Trabajo, el cuerpo gubernamental con responsabilidad principal para investigar la explotación laboral de los niños y de diseñar la legislación de protección para los trabajadores domésticos. Un funcionario de la Agencia del Trabajo de Yakarta citado en el informe explicó que la agencia simplemente nunca considera a los niños trabajadores domésticos como «trabajadores verdaderos».


«Existe una ceguera voluntaria por parte de algunos funcionarios de gobierno que ignoran o niegan que los niños trabajadores domésticos son explotados y abusados», dijo Sheppard. «Por ejemplo, algunos funcionarios de gobierno se rinden y alegan que es imposible conocer las condiciones en los hogares privados los empleadores, y siquiera proveen adecuadamente una línea telefónica directa que los niños podrían utilizar para denunciar abusos y buscar ayuda».


En el informe se señalan, entre otras, las siguientes percepciones erróneas:


Mito: Los niños trabajadores domésticos no son trabajadores, sino simplemente «ayudantes».


Investigación de Human Rights Watch: Los niños trabajadores domésticos desempeñan actividades que son sujetas a impuestos, productivas, y merecen ser reconocidas como trabajo. De hecho, largas jornadas de trabajo pueden ser tan duras que algunos niños se enferman. Los organismos de derechos laborales alrededor del mundo reconocen que el trabajo doméstico es un segmento laboral importante que debe ser regulado.


Mito: Los empleadores tratan a los niños trabajadores domésticos «como familia».


Investigación de Human Rights Watch: Los empleadores frecuentemente reclutan niños a través de agencias laborales comerciales o vendedores locales con conexiones personales con estos niños. En estos casos, cualquier clase de conexión familiar entre el empleador y el empleado se pierde. Cuando la principal preocupación del empleador es el mantenimiento de su casa, no el desarrollo personal del empleado, la relación entre el empleador y el niño es puramente comercial.


Mito: Las condiciones del trabajo doméstico.
Investigación de Human Rights Watch: Las inspecciones y el monitoreo no son imposibles de implementar – lo que sucede es que el gobierno elige no dar prioridad a la protección de los niños trabajadores domésticos. Incluso las líneas telefónicas directas más básicas que los niños podrían utilizar para dar a conocer abuso y buscar ayuda no son provistas adecuadamente. Cuando Human Rights Watch llamó a la línea telefónica directa para niños más anunciada y patrocinada por el gobierno, solo recibió respuesta en dos de los 23 intentos de llamadas que se realizaron.


Algunos testimonios incluidos en el informe:


«Todos los días mi jefa estaba enojada y me pateaba y pellizcaba. Casi a diario. Cuando trapeaba el piso, no usaba un trapeador, solamente mis manos y un trapo, y entonces mi empleadora me pateaba para que yo limpiara más al fondo por debajo de la cama. Me pellizcaba en los hombros.»
– «Ratu», 15 años de edad.


«Trabajo desde las 4 a.m. hasta la medianoche. No se me permite descansar».
– «Kemala», 16 años de edad.