Amparo Medina militó en grupos de la izquierda radical, fue guerrillera, luchadora pro aborto y ex funcionaria del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). Ahora es presidenta Pro Vida de Ecuador madre de 3 hijos, lucha contra del aborto y las leyes de “salud sexual y reproductiva” que promueven los gobiernos en Hispanoamérica.
Extracto
¿Cómo decidió dejar de lado la lucha a favor de las campañas pro aborto y empezar a luchar por la vida?
De los 49 millones de personas oficialmente enfermas de sida, más de la mitad afirmaba haber usado correctamente preservativo. Cuando sigues entregando preservativos a los jóvenes y se siguen enfermando te preguntas: « ¿Cuántas víctimas voy a tener bajo mi conciencia?». Eres atea pero tienes conciencia humana. Lo siguiente fue cuando una amiga mía muy querida, experimenta el aborto y se derrumba totalmente, terminando con un síndrome postaborto muy fuerte. En un tercer momento, me veo enfrentada directamente a una experiencia de Dios, a pesar de ser atea.
¿Por qué cree que esas organizaciones quieren imponer la Ley de “salud sexual y reproductiva” en Hispanoamérica?
Primero por el control natal. Lo segundo, es que una población con chicos que viven la sexualidad como si fueran animalitos, que no tienen control sobre su carácter, es una población fácil de manipular. El tercer punto, “los millones del sexo” es una empresa gigantesca. Venden pornografía, prostitución, anticoncepción, aborto, y hasta bebés abortados por internet, para sacarles el colágeno con los que elaboran cremas y champú; también para investigaciones farmacéuticas. En EEUU se realizan más de 1 millón de abortos al año y cuestan US$ 300 cada uno. La pastilla de emergencia la compras a US$ 0,25 y la vendes a US$ 8. Los dispositivos intrauterinos (DIU) los puedes encontrar a US$ 2 o 3 y te ponen por US$ 25 a 30. La International Planned Parenthood Federation (IPPF), la que más vende anticoncepción y aborto, en el 2007 ganó US$ 77 millones.
¿Qué piensa respecto a que el Estado debe ser laico y no tiene que tomar en cuenta las opiniones de las iglesias a la hora de decidir sobre leyes de educación sexual?
Ser laico no quiere decir ser ateo, quiere decir que estás abierto a todas las creencias y posiciones de las personas. Millones de personas nos conmovimos con las torres gemelas, veíamos como la gente se tiraba por las ventanas y nos dolía. No nos dolía porque éramos católicos o ateos, nos dolía porque éramos seres humanos. Si en este momento alguien viene con un niño y le quiere cortar en pedazos, la reacción del más ateo será querer defender a ese niño.
Haciendo una comparación entre la militancia que hace ahora y la que hacía antes, ¿qué puede decir?
En la militancia del aborto solo vi muerte, jamás vi una mujer feliz entrar o salir de una clínica de esas. Yo decía a las mujeres que abortar era su derecho. Para abortar existen miles de pretextos, la pobreza, tu felicidad, que ya tienes muchos hijos, que eres joven.
¿Ahora qué responde ante esos pretextos?
Ninguna mujer que ha abortado sale con un título o con un cheque para solucionar sus problemas. Ninguna, después de abortar, puede encontrar un hombre o la felicidad en la puerta del abortuario. Lo más cruel que uno puede decir es que matando a su hijo la mujer puede solucionar sus problemas. Eso es mentira. Hay mujeres, de 40 o 50 años que han abortado y hoy gritan al cielo un hijo.
Más 200.000 niños, en 8 años de trabajo, han sido salvados del aborto. Solamente en Ecuador, en estos últimos años hemos salvado a 2.000 niños, estando en las puertas de un abortuario dándoles una mano a las mujeres, informando y prestando ayuda.
La misma campaña en todos los países
Tras su paso por Paraguay, Medina señaló que está admirada por el trabajo que desarrolla lo que llama el imperio de la muerte, en los países de Hispanoamérica. «Las leyes y la metodología que utilizan son las mismas, también el sistema educativo y la forma en que los políticos tratan de legalizar la ley de “salud sexual y reproductiva”, el aborto y la pastilla de emergencia», señaló. Gracias a la lucha de gente comprometida con la vida no se logró la legalización del aborto.