Por qué el PSOE pide memoria histórica y se olvida de la suya

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Una de las tareas a las que el PSOE se ha aplicado con fruición en estos últimos años es la de impulsar una conciencia sobre lo que han llamado “memoria histórica”. Pero se la han aplicado poco a ellos mismos. El caso es que el PSOE es el partido de España más longevo, ya que fue fundado en 1879. Si no la quieren hacer ellos, vamos a hacer nosotros un poco de memoria histórica del PSOE.

Orígenes del PSOE

El PSOE fue fundado en 1879 en Madrid. Un pequeño grupo, en su mayoría obreros, funda un partido con un programa político claramente revolucionario: “El Partido Socialista Obrero Español declara que tiene por aspiraciones: Primero: La posesión del poder político por la clase trabajadora. Segundo: La transformación de la propiedad individual o corporativa de los instrumentos de trabajo en propiedad común de la sociedad entera. […] Tercero: La organización de la sociedad sobre la base de la federación económica, el usufructo de los instrumentos del trabajo por las colectividades obreras, garantizando a todos sus miembros el producto total de su trabajo, y la enseñanza integral a los individuos de ambos sexos en todos los grados de la ciencia, de la industria y de las artes. En suma: el ideal del Partido Socialista Obrero Español es la completa emancipación de la clase trabajadora. Es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores libres e iguales, honrados e inteligentes”.

Sabían de la necesidad de que su partido fuera libre e independiente del poder económico y fuera sostenido por las cuotas de sus militantes, como lo reflejaba en este artículo Pablo Iglesias, su primer presidente, en 1903: “Señal de la pésima moral de los partidos burgueses son los centros donde se reúnen sus directivas o celebran sus asambleas (…) Los Círculos Socialistas y los Centros Obreros viven todos con una parte de las cuotas que los afiliados abonan, y es seguro que si alguno de estos propusiera el empleo de algún medio para arbitrar recursos que suplieran al indicado desembolso sería fuertemente censurado, sino excluido por la organización”. (La Revista Socialista nº 9, 1/5/1903)

No sólo su programa era revolucionario. En sus filas se contaban militantes de la talla moral de Bruno Alonso quien vivió una vida de completa entrega como relata en sus memorias: “Pese a que mi salud estaba aún bastante quebrantada no vacilé en atender el ruego de aquellos compañeros que me concedían el honor de su confianza y de su fe. Un buen militante socialista ha de estar dispuesto en todos los momentos a los sacrificios materiales y morales que sean necesarios para el triunfo de los ideales obreros. La lucha por la clase a obrera y por el socialismo es un combate sin tregua que se libra día a día, minuto a minuto, que requiere la entrega completa de nuestra vida, la consagración absoluta de nuestra existencia. Bienestar, comodidades, familia, tranquilidad del hogar, libertad y hasta seguridad de la persona han de sacrificarse, no a título excepcional sino cotidianamente, en cada instante y en cada minuto.”

En España estalló la Guerra Civil en 1936. La guerra civil española es posible por la guerra interna que existía dentro del PSOE, que, tras la muerte de Pablo Iglesias, se dividió en tres corrientes. La guerra civil acaba con la derrota del movimiento obrero español: represión, cárcel y exilio. Los principales dirigentes del PSOE se exilian a México, Francia, Argentina… Cuando acaba la II Guerra Mundial el PSOE se establece en Toulouse (Francia), donde mantiene una estructura organizativa, pero en la que la característica principal era la idea de que ante el franquismo no se podía hacer nada. Las palabras de uno de los dirigentes del PSOE en el exilio, Luis Araquistain, reflejan con claridad el clima de desánimo: “Como usted vio en Toulouse, el Partido Socialista de la Emigración es un gran gesto romántico y heroico, sin ninguna eficacia política. Una admirable Numancia errante que prefiere morir gradualmente a darse por vencida. Emigramos por instinto de conservación para que no nos mataran, como hubieran hecho de habernos quedado, y ahora creemos que nos fuimos por dignidad y que por dignidad no debemos volver, ni siquiera en una visita de placer o de nostalgia, aunque no nos pasara nada, como usted oyó en nuestro congreso. El partido en el exilio se está muriendo de muerte natural, consumido por la acción del tiempo; ya han muerto casi todos los jefes, (…) Morirán poco a poco los que quedan y acabaremos muriéndonos todos. No se puede renovar: los hijos de los emigrantes se desinteresan del partido, y la mayoría, hasta de España y de su lengua. El partido, como todos los partidos de la emigración de todas las emigraciones es un cadáver político insepulto cuyos afiliados vamos enterrando físicamente cada día. Nuestras únicas señales de vida son los gritos de resentimiento y de desesperación por la República y por la patria perdidas.

La realidad era que el PSOE tenía dinero y estructura suficiente para haber trabajado en la promoción de militantes que continuaran la lucha socialista, pero no lo hizo. Sin embargo en España, por parte de organizaciones de la Iglesia, se realizó la promoción de militantes que luchó realmente contra el franquismo y que hizo posible la transición española. Ramón Tamames diría aquello de que el PSOE había pasado cuarenta años de vacaciones, refiriéndose a su actitud de pasividad ante el régimen de Franco.

Suresnes: el braguetazo

Después de esas vacaciones y en vísperas de la transición, reaparece públicamente el PSOE en nuestro país. Cuentan que a principios de los años 70 estaba reunida la Comisión Ejecutiva del PSOE en la clandestinidad y pidió ser recibido un joven sevillano llamado Felipe González. En el acta de la reunión consta que todos los miembros de la ejecutiva afirmaron no conocer a dicho sujeto y que no se le permitía la entrada. Cuando, tras unos pocos años, se iba celebrar el Congreso de Suresnes, la policía de fronteras recibió la orden, al parecer proveniente del mismísimo Carrero Blanco, que había que dejar paso libre a un tal Isidoro, seudónimo de Felipe González. ¿Qué pasó para que en un corto período de tiempo ese joven fuera elegido secretario general del PSOE?

El joven abogado sevillano pegó el braguetazo y se casó con la más rica: la todopoderosa socialdemocracia alemana. Sus fundaciones empezaron a poner marcos encima de la mesa e hicieron de Isidoro el galán al que había que invitar a todas las fiestas. ¿Cómo consiguió Felipe González hacerse valer como aspirante a la secretaría general del PSOE? Pablo Castellano, en sus memorias recuerda algunas de las triquiñuelas de González y su grupo en Sevilla: “Había maestros en la simulación. Un día quedé realmente sorprendido cuando, para justificar la petición de la necesaria ayuda de los homólogos internacionales, tanto sindicales como políticos, me trajeron la prueba gráfica de pintadas del partido y del sindicato que, según se afirmaba y así podía comprobarse por las fotografías, cubrían copiosamente las tapias y muros de muchas ciudades andaluzas, como prueba de acción y de presencia, y hasta en una de las instantáneas aparecían, de espaldas y armados de brocha o spray, los autores, arriesgándose en plena faena. Después me explicaron, porque yo era muy torpe, que estas fotografías se hacían en un garaje, a la luz de los faros de un automóvil, como prueba de la capacidad decorativa y de montaje de quien resultó ser, según él, un acreditado director de escena, perdido por causa de la política para el arte de Talía”. Se refiere, claro está, a Alfonso Guerra. Con estas habilidades el grupo andaluz consiguió fondos considerables del exterior.

Se desató entonces una lucha entre el grupo de aspirantes a dirigir el PSOE y los viejos dirigentes en el exilio por lograr el reconocimiento de la Internacional Socialista, pues de ahí partían los fondos, las relaciones internacionales y la legitimidad. Rodolfo Llopis, secretario general del PSOE en el exilio, tenía en principio el reconocimiento. Pero los sevillanos habían maniobrado previamente, con habilidades como la relatada por Castellano en relación con la agitación en Andalucía, de modo que los socialistas alemanes, franceses e ingleses, pudieron contrastar el estancamiento de Llopis con el aparente dinamismo y éxito de los sevillanos, de modo que se decantaron por estos, y Mitterrand y Craxi ampararían el triunfo definitivo del grupo de González-Guerra en el Congreso del PSOE en Suresnes (Francia), en 1974. Dicho congreso, fue el último congreso del PSOE en el exilio y también es conocido como el festival de la picaresca.

El congreso de Suresnes tuvo financiación alemana, aprobación de Washington y conocimiento de los servicios de información de Franco, el SECED (servicio secreto creado por el almirante Carrero Blanco en 1969). El mismo SECED se encargó de facilitar el viaje de Nicolás Redondo y Mújica a Francia. Cuando salió elegido Felipe González, el grupo de afiliados madrileños no están de acuerdo y cuando salen a protestar, Guerra desconecta los micrófonos.

A este congreso asistieron representantes del interior, atribuyéndose 2216 cotizaciones en 11 federaciones regionales, cuando la realidad era que en la inmensa mayoría de las federaciones no había media decena de militantes y en algunas era hasta inexistente hasta principios de 1976.

Viejos militantes como Bruno Alonso, conscientes de la hipocresía de los nuevos dirigentes, rechazaron los ofrecimientos que estos le hicieron para ser presidente del PSOE. Sabía que simplemente querían utilizarle como imagen de continuidad con el PSOE de antes de la guerra civil, cuando la realidad era bien distinta.

El PSOE en el poder: del cambiazo al pelotazo

Cuando Felipe González llegó al poder, su primera entrevista importante en la Moncloa fue con el secretario de Estado norteamericano. Parece ser que allí se le recordó que entraba en el nuevo orden mundial… con orden de firmes, naturalmente.

Con la mayoría absoluta que dan ocho millones de votos, el PSOE inicia su andadura en el gobierno con el lema del cambio. El realismo que ello exigía hizo de ese gobierno el mejor gestor del neocapitalismo que ha habido en Europa.

Fueron varios los cambiazos que el PSOE en el poder dio a la sociedad española:

  • En el plano personal, los dirigentes socialistas cambiaron de coche, de vivienda, de mujer…
  • Con respecto al paro, en vez de crear 800.000 puestos de trabajo, los esfuerzos fueron dirigidos fundamentalmente a la contención de la respuesta social que el desempleo pudiera provocar, permitiendo la economía sumergida, y provocando que grandes capas de la sociedad vivieran en el fraude y la explotación.
  • De hablar de un sistema fiscal redistributivo, justo y progresivo que gravara las rentas de los más ricos, se pasó a un sistema tributario que hizo que las rentas más bajas tributasen el doble que las más altas.

Felipe González ha pasado a la Historia por haber logrado la máxima concentración de riqueza en menos manos que jamás se haya producido y es que, en la economía neoliberal, los impuestos ya no tienen como fin la redistribución, sino buscar la eficiencia del sistema económico. La salud de los grandes es lo que importa. Desde luego Zapatero se ha erigido en buen discípulo de este maestro en el arte de robar a los pobres para dárselo a los ricos. Las ayudas a los bancos al inicio de la crisis actual y la reciente subida del IVA así lo demuestran.

El PSOE llevó a cabo una política de privatizaciones de empresas estatales. Además provocó un aumento del poder estatal que no tuvo como fin el crecimiento del protagonismo de la sociedad, sino que estuvo centrado en el crecimiento de la burocracia y el intervencionismo de las autorizaciones, permisos, visados, registros, homologaciones… La burocracia acabó sirviendo al clientelismo político. Por eso, cuando los grandes bancos apretaban, el Estado no hacía uso de sus competencias fiscalizadoras sino que autorizaba apertura de bancos, daba exenciones fiscales para una fusión, recalificaba el suelo, autorizaba la inversión extranjera, adjudicaba la concesión y filtraba información privilegiada. Todo ello después de haber depositado la limosna en el cepillo del partido.

Fruto de ello fue la corrupción masiva en el seno del PSOE y nuestro país se desayunaba constantemente con casos de enriquecimiento vergonzoso. A título de ejemplo recordamos los casos: Flick, KIO, Wardbase, fondos reservados, Rumasa, Filesa, AVE, SEAT, Osakidetza, CESID, Operación Menguele, Juan Guerra, Casinos, Ibercorp, Urbanor, Sarasola, Urralburu, Luis Roldán, Bardelino, Godó, BFP, Gran Tibidabo, Estevill, Turiben, Salanueva, Expo´92, Paesa, Banesto, Palomino, GAL, PSV, etc. De forma que en 1996 pierde las elecciones y da pasó a 8 años de gobierno del PP.

Zapatero y Patín: los sueldazos

Zapatero llegó a la secretaría general del PSOE en el año 2000. Desde su llegada al poder y luego a la presidencia del gobierno, ha realizado fuertes campañas de imagen que le han servido para mantener alta su popularidad, pese a que su gobierno consiste en decir una cosa y hacer la contraria. No importa lo que se haga sino lo que se diga e incluso no importa lo que se diga sino la sonrisa, el gesto, la imagen, el cómo se diga. Su gobierno paritario responde a esa estrategia y se estrenó con una foto vergonzosa de las ministras posando para una revista de mujeres ricas. La campaña de imagen que supuso el Plan E, con carteles enormes en cada municipio de nuestro país, fue una campaña pagada por los impuestos de los ciudadanos a mayor gloria de Zapatero.

El máximo exponente de esta nueva forma de hacer política, en la que lo único que importa es la imagen, es la secretaría de organización del PSOE, Leire Pajín. 16 peinados distintos en sólo 3 semanas. Cobra tres sueldazos al mes: como ex secretaria de Estado de Cooperación, como secretaria de organización del PSOE y como senadora. En total hay quien dice que puede llegar a los 20.000 euros mensuales, pero no duda en cantar la Internacional “arriba los pobres del mundo”…

Este PSOE actual basa su estrategia en la mentira: Sólo así se entiende que se pueda colgar la medalla de pacifista y la chapa de No a la Guerra y su gobierno gaste 50 millones al día en gasto militar. O que Zapatero prometa el pleno empleo y deje a España con la mayor tasa de paro de su historia.

Su alianza con la oligarquía financiera y mediática española es evidente. Para taparla se apoya en leyes como la del aborto o la memoria histórica o la próxima sobre libertad religiosa.

De aspirar a la revolución, a aliarse con poderosos como Polanco. De ser pobres y defender a los pobres, a cobrar sueldos millonarios. De sostener militantemente su partido, a estar en manos de la banca… He aquí la razón de que el PSOE pregone memoria histórica y tape la propia. Hoy en nuestro país, realidades históricas como el franquismo están desprestigiadas. De igual manera, llegará el día en que la sociedad española tratará a este PSOE con el desprecio que la historia reserva a los traidores.