Una crisis para reestructurar el mundo

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Los bancos compran dinero público al BCE al 1% y se lo venden a los Estados al 3% o 4% que tienen que financiar su deuda ya que han inyectado liquidez al sistema financiero. ¿Alguien se podía haber inventado un negocio mejor para expoliar al pueblo?

La actual crisis tiene todos los síntomas de parecer una centrifugación de todo el sistema económico dominado por la especulación financiera para modificar la estructura política, social y laboral de mundo. Mientras  el sistema financiero internacional se ha tragado billones de euros o dólares de dinero público para digerir una burbuja financiera sin precedentes, apenas se plantean modificaciones estructurales en este terreno, como por ejemplo la eliminación de los paraísos fiscales, que son pieza clave del robo y la corrupción.


La inyección de dinero público en el sistema financiero ha sido un negocio que ha beneficiado a la banca y a los grandes fondos de inversión, todos especulativos, a costa del dinero público. Ahora, sin embargo, nos dicen que hay que hacer grandes e irreversibles reformas.¿Cuáles? Las que afectan a los eslabones más débiles de la cadena. Reforma del mercado laboral para asegurar la dictadura del capital sobre el trabajo con más explotación y precariedad. Reforma del sistema de  pensiones para incrementar la capitalización del sistema financiero y que este tenga más poder para actuar en el mundo.


El mundo esta siendo reestructurado a favor de los poderosos. En España, una serie de hechos ponen en evidencia este dinamismo. Se suben los impuestos indirectos y los impuestos al consumo de bienes básicos mientras la banca hace negocio con la deuda nacional. Los bancos compran dinero público para financiar la deuda de los estados que ellos han creado y mientras cortan el crédito a las pequeñas y medianas empresas provocando una auténtica huelga de capitales que actúa como fórceps, como palanca para someter a un pueblo obligándolo a que acepte una transformación radical de sus condiciones de vida a favor del capital.


La actual casta política, empezando por el  presidente del gobierno y los grandes sindicatos son responsables directos de esta violación de la sociedad.