Los pequeños agricultores de Haití temen que gigantes trasnacionales ganen terreno en la economía local bajo el disfraz de la ayuda a la reconstrucción
Fuente: IPS -23.06.2010-
(Extracto)
Los pequeños agricultores de Haití temen que gigantes trasnacionales como Monsanto procuren ganar más terreno en la economía local bajo el disfraz de la ayuda a la reconstrucción tras el terremoto. “Las semillas representan una suerte de derecho a la vida”, ha asegurado a IPS el líder campesino Chavannes Jean-Baptiste. “Es por eso que hoy tenemos un problema con Monsanto y con todas las multinacionales que venden semillas. El agua y las semillas son patrimonio común de la humanidad”.
El 4 de este mes, en la plaza central de Hinche, localidad agrícola en la región de Plateau Central, una multitud de campesinos vestidos de camisetas rojas y sombreros de paja quemaron una cantidad simbólica de maíz híbrido donado a Haití por esa firma estadounidense proveedora de insumos y tecnología para la agricultura.
Jean-Baptiste lidera el MPP desde 1973 y tiene un rol destacado en el movimiento campesino internacional. “Nuestra primera meta es defender la pequeña agricultura, una agricultura orgánica que respete el ambiente y luche contra su degradación. Defendemos las semillas nativas y los derechos de los campesinos a su tierra”.
Las acciones contra Monsanto estuvieron asimismo dirigidas “contra las políticas del gobierno (haitiano) que no ayudan a los campesinos, y en cambio aceptan productos que envenenan el ambiente, matando la biodiversidad y destruyendo la familia y la pequeña agricultura”, señala. Según Monsanto, 130 toneladas de maíz híbrido y semillas vegetales de unas 475 prometidas ya han sido enviadas a Haití. La primera embarcación llegó en la primera semana de mayo. Las 345 toneladas restantes serán enviadas en los próximos 12 meses.
“El gobierno está vendiendo al país o regalándolo. No sólo Monsanto intenta entrar. También hablan de que Coca Cola quiere venir a plantar mangos. El pueblo haitiano lucha para asegurarse que toda generosa ayuda internacional sea canalizada a genuinos programas de desarrollo sostenible”. La desconfianza hacia las intenciones de las corporaciones trasnacionales y hacia el gobierno de Estados Unidos es fuerte entre muchos haitianos y se basa en una larga historia.
La historia de los daños causados a los agricultores haitianos por la ayuda extranjera es también larga y dolorosa. En los años 80, los cerdos criollos fueron prácticamente erradicados en Haití bajo la fuerte presión del presidente Ronald Reagan (1981-1989). Los animales eran otrora conocidos como “las cuentas bancarias del campesino haitiano”, y su crianza era parte importante de la economía.
Una epidemia de gripe porcina africana que comenzó en la vecina República Dominicana fue matando a los cerdos, y las autoridades estadounidenses temían que se propagara a América del Norte. La variedad de cerdos enviados de Estados Unidos como reemplazo era mucho menos resistente y requería de insumos e instalaciones más caras. Prácticamente ninguno de los animales sobrevivió. Muchas familias haitianas nunca fueron compensadas y su sustento se vio duramente comprometido.