Transnacionales españolas y esclavitud infantil

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Tres grandes empresas españolas siguen en la 'lista negra' de trabajo esclavo, según informes recientes, al igual que otras 77 grandes empresas del Norte del planeta.

Salarios miserables, jornadas sin fin, niñas explotadas, sindicatos proscritos, ambiente insalubre… El sombrío escenario laboral que engulle cotidianamente a miles de mujeres jóvenes del empobrecido estado indio de Tamil Nadu, empleadas en condiciones de esclavitud en los talleres que suministran productos textiles a las primeras marcas mundiales, parece condenado a perpetuarse en el tiempo. Y mientras las autoridades del gigante asiático toleran los abusos, 77 grandes empresas occidentales, entre ellas El Corte Inglés, Inditex -propietaria de firmas como Zara y Pull&Bear- y Cortefiel siguen obteniendo jugosos beneficios.

Así lo han vuelto a denunciar el prestigioso Centre for Research on Multinational Corporations, una organización independiente holandesa que escruta las prácticas de las grandes multinacionales, y el India Committee of the Netherlands, una ONG del mismo país impulsora de la campaña contra la explotación laboral vinculada al comercio textil. En un exhaustivo informe hecho público, ambas organizaciones sacan de nuevo los colores a los principales emporios mundiales de la confección por comerciar con esa tupida trama de trabajo esclavo.

El Corte Inglés, Inditex, Cortefiel y la inmensa mayoría de las otras 74 firmas que integran esa lista negra son reincidentes. Su nombre ya apareció en un primer informe que, bajo el título Captured by cotton (Atrapadas en el algodón), se hizo público en mayo de 2011. En él se denunciaba el proceso de reclutamiento de miles de niñas y jóvenes de entre 14 y 20 años por los cuatro grandes fabricantes textiles de Tamil Nadu, uno de los estados más pobres de la India: Bannari Amman Group, KPR Mill, SSM India y Eastman Exports. Esta última, que cuenta con una red de 33 talleres, tiene entre sus principales clientes a las tres empresas españolas.

Aquel primer informe revelaba que las adolescentes contratadas en condiciones de semiesclavitud pertenecen a los Dalit, la casta más baja de la India, considerada impura y empleada en trabajos marginales. Niñas y jóvenes son atraídas por sus empleadores con promesas de una vida mejor -incluidas tres comidas diarias y alojamiento en los mismos talleres- ante el reclamo de un salario diferido que cobrarán al finalizar sus contratos, y que servirá para costear su dote -lejos del alcance de su familia- y contraer matrimonio. Es lo que se conoce como Plan Sumangali, una palabra tamil que define a las mujeres solteras cuya máxima aspiración es casarse.

Prácticas perversas

El segundo informe, difundido con el título Maid in India (literalmente Criada en la India) y elaborado a partir de un concienzudo trabajo de campo basado en el testimonio de 180 trabajadoras, admite que los talleres de trabajo esclavo han hecho algunos progresos en los casi 12 meses transcurridos. El Plan Sumangali, por ejemplo, ha sido prácticamente erradicado en Eastman Exports, proveedor de El Corte Inglés, Inditex y Cortefiel, aunque subsiste en los demás. Pero otras muchas prácticas perversas aún se mantienen en ese gigantesco conglomerado textil.

El documento de las dos organizaciones holandesas, entre las más graves, la contratación de niñas de 14 y 15 años; jornadas laborales de 24 horas -con solo dos de descanso- durante los picos de producción; salarios de 1,61 euros diarios; horas extras sistemáticamente pagadas como si fueran ordinarias; falta absoluta de medidas de seguridad; abusos verbales y, en ocasiones, acoso sexual; confinamiento en los centros de trabajo o prohibición de la actividad sindical.

Los autores del informe sostienen, en el capítulo de conclusiones, que, pese a que las grandes multinacionales "tienen la responsabilidad de garantizar que los derechos de los trabajadores son respetados en toda la cadena de suministro, solo un número relativamente pequeño de compañías están verdaderamente comprometidas en la protección de los derechos humanos" en los talleres textiles indios que las proveen de género.