La farmacéutica suiza Novartis ha perdido la larga batalla legal por la patente en India de su anticancerígeno Glivec, que se comercializa a 2.000 euros frente a los 156 del equivalente genérico. El Tribunal Supremo ha rechazado que se le conceda por “falta de innovación”, es decir, porque las mejoras en la medicina aducidas por el laboratorio no son suficientemente importantes para justificarla
La sentencia, la primera del alto tribunal en un litigio de estas características, supone un revés para los intereses de las multinacionales y un apoyo para los fabricantes de genéricos. Al reducirse las posibilidades de patentar sobre un producto a las “verdaderas innovaciones”, se permite que entren antes al mercado sus versiones genéricas.
India es conocida como la farmacia de los pobres por su producción de medicamentos genéricos, más baratos. Suministra el 92% de los que usan los pacientes con VIH o el 60% del tratamiento contra la malaria del mundo en desarrollo. Gobiernos, agencias de la ONU y ONG son sus clientes, porque, por ejemplo, los antirretrovirales que en 2000 costaban hasta 9.000 euros por persona al año, ahora están accesibles en genérico por unos 50 euros.
Los activistas en India han dado la bienvenida al resultado. “Han fallado los ataques de Novartis en la ley de patentes de India que protegen la salud pública. La decisión del Supremo ayudará a que las compañías no abusen del sistema para obtener patentes injustificadas, que evitan que haya competencia de genéricos de bajos precios en fármacos esenciales, como para el VIH”, asegura la encargada de la campaña para el acceso a las medicinas de MSF India, Leena Menghaney.
También la industria farmacéutica india ha celebrado la decisión, que es “un alivio para los pacientes, ya que varias compañías indias de genéricos, como Cipla, Ranbaxy y Natco, podrán seguir vendiendo esta medicina a menos del 10%, del coste del producto de Novartis”, según un comunicado de la Alianza Farmacéutica India. “La diferencia de precio es estratosférica”, asegura Yogendra Sapru, de la Asociación de Pacientes de Cáncer.
Novartis aseguró, tras el fallo, que seguirá con su política de no invertir en investigación y desarrollo en el país asiático, aunque “con precaución”, y que seguirá solicitando patentes, según aseguró el director de Novartis India, Ranjit Shahani. A lo largo del juicio, la empresa suiza ha insistido en que sin patentes no podrá invertir en el desarrollo de nuevas medicinas. Hasta 2005, India no otorgaba patentes, pero, por sus compromisos con la Organización del Comercio, se han establecido algunas regulaciones. “Sin embargo, en su ley de patentes estableció una serie de salvaguardas que impiden que las farmacéuticas abusen del sistema”, explica MSF en un comunicado. La ley establece que no son patentables las modificaciones de medicamentos ya existentes, una práctica conocida como “reverdecimiento de patente”, cuyo objetivo es extender los monopolios.
“No es verdad que el resultado del juicio vaya a afectar la inversión en investigación y desarrollo de las compañías, que solo quieren renovar sus viejas patentes y hacer dinero sin innovación”, asegura Anand Grover, abogado de la defensa y de la Asociación de Pacientes con Cáncer.
En la Alianza Farmacéutica India aseguran que desde el 2005 la inversión de las multinacionales en desarrollo en India ha sido muy limitada. “Además, la verdadera innovación no se verá frenada: lo único que se está evitando es que se extiendan las patentes a productos no mejorados sustancialmente”, dice su director, Dilip Shah. Con 1.200 millones de personas, India es un mercado muy grande para los medicamentos, el decimocuarto del mundo, y crece a más del 15% anual. “Ninguna compañía puede permitirse el lujo de ignorar este mercado, así que tienen que adaptarse y, por ejemplo, hacer alianzas con la industria local”, asegura.
El caso ha sido seguido de cerca en todo el mundo por la industria farmacéutica, ONG y los pacientes, porque sienta precedentes: se darán menos patentes a medicinas que no sean una innovación. La farmacéutica Pfizer, que busca una patente para un anticancerígeno y Roche, que quiere exclusividad para una medicina que trata la hepatitis C, han perdido las patentes el año pasado y han presentado apelación. Tras el resultado, es menos probable que las recuperen, dicen los analistas.
Autor: Ana Gabriela Rojas