¿Quién financia los proyectos de investigación clínica?
Cuando el estudio se realiza en España, la financiación del proyecto puede plantearse, entre otros organismos públicos, al Instituto de Salud Carlos III, del Ministerio de Sanidad, que tras analizar la iniciativa puede concederle una beca, o a través de la aportación de fundaciones privadas vinculadas al mundo de la empresa o las finanzas (Bill & Melinda Gates o la Obra Social La Caixa, entre ellas). También es posible lograr financiación de la industria farmacéutica. Una parte sustancial de los ensayos clínicos que desarrollan en España los institutos de investigación creados por los hospitales universitarios tienen como finalidad demostrar la eficacia de una molécula en experimentación susceptible de conducir a la comercialización de un nuevo fármaco.
¿Existe conflicto de intereses en los estudios biomédicos?
Con frecuencia. Así lo advirtió el pasado diciembre una resolución del Consejo de Europa (CE), que aseguró que «muy pocos» medicamentos comercializados en los últimos años tienen un efecto terapéutico «real» que responda a auténticas necesidades de salud de la población. El documento, no vinculante para los gobiernos, instó a que las administraciones públicas establecieran la declaración obligatoria por parte de la industria farmacéutica de «todos los pagos» realizados a médicos e investigadores del ámbito de la salud, así como su difusión pública. También exigió que los laboratorios publiquen «la totalidad» de los resultados de los ensayos clínicos que preceden a la autorización de un nuevo fármaco y no solo las partes positivas.
¿Cuál es la función de la industria en la innovación de la farmacopea?
Sin la aportación del sector farmacéutico, la mayoría de médicos españoles no se desplazarían al país que celebra un congreso científico. La industria financia así mismo los ensayos con moléculas que previamente ha adquirido ante la sospecha de que conducirán a un nuevo producto, ya sea innovador o perfeccione otro anterior que será comercializado a un precio superior al primero. El Consejo de Europa alertó sobre el coste de los fármacos que se presentan a los gobiernos como innovaciones pero son leves modificaciones de un producto antiguo. En España se comercializan 30 antiinflamatorios distintos, y decenas de marcas del protector gástrico omeprazol, de amoxicilinas para los bronquios y del antidepresivo fluoxetina.
¿Qué proporción del presupuesto sanitario absorben los fármacos?
Cerca del 25% del gasto total, en España. En Catalunya, esa factura asciende a unos 2.500 millones de euros al año. Los países con sistemas sanitarios públicos están en disposición de fijar los precios de los fármacos que adquieren, ya que la industria tiene asegurada esa venta. Joan Ramon Laporte, director del Institut Català de Farmacología, ha advertido, no obstante, que el Sistema Nacional de Salud español, encargado de la adquisición de fármacos, está «secuestrado» por intereses privados. «La Agencia Española del Medicamento, que los autoriza, traslada la evaluación de futuras adquisiciones a entidades que sobreviven gracias a la financiación de los laboratorios», declaró recientemente Laporte a este diario.
¿En España se consumen más fármacos que en el resto de la UE?
Más que en la mayoría de países con sistemas sanitarios públicos consolidados. De cada 100 euros destinados a la sanidad pública en España, 25 se invierten en el consumo de fármacos. Suecia destina ocho euros de cada 100. En Catalunya existen 900.000 personas que toman a diario fármacos para reducir los niveles de colesterol en la sangre, una cifra que algunos especialistas consideran desproporcionada ya que, según la estadística epidemiológica, no son más de 40.000 las personas que han sufrido un infarto de miocardio o padecen una enfermedad coronaria, en las que está indicada esa medicación. «Tener unas cifras elevadas de colesterol no siempre implica un riesgo coronario que precise medicación de por vida, como ahora sucede», indica un cardiólogo.
¿Se tiende a la ‘medicalización’ de la sociedad?
Según una creciente corriente científica, sí. Con esa tendencia, aumenta anualmente la cifra de personas que fallecen a consecuencia de los efectos secundarios que les causa una medicación permanente. Datos de la Conselleria de Salut indican que unas 100.000 personas toman a diario entre 10 y 12 fármacos en Catalunya. Varias de esas sustancias tienen como misión atenuar las consecuencias negativas de la propia medicación. El Consejo de Europa ha alertado de la «creación de enfermedades» por parte de especialistas que tratan con fármacos acontecimientos normales en la vida. El dolor tras la muerte de un familiar, por ejemplo, se afronta, con frecuencia, con un antidepresivo que debe tomarse durante como mínimo un año.
Autor: Àngels Gallardo
Fuente: El Periódico