Esta vez parece que no será una corrección sin más sino un cambio de tendencia en toda regla. El triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos y la promesa de un programa que activará con fuerza el gasto público han abierto la compuerta de las ventas en la renta fija estadounidense, en una oleada que se contagia por los bonos de todo el mundo y que se cuantifica en más de un billón de dólares
“La era de la inflación ha comenzado”, titula en un informe Bank of America Merrill Lynch. La creencia de que el alza de precios en EE UU será el inicio de una escalada en los tipos de interés más intensa de lo previsto antes del triunfo de Trump ha disparado las rentabilidades de la deuda.
Pero estas tormentas financieras y de tipos son huracanes o ciclones para países empobrecidos, endeudados en dólares.
Podemos hacer una lista de países de Iberoamérica con mayor deuda externa privada en dólares, que incluso la pública. ¿Qué significa esto?, que los pobres pagarán la mayor parte de las dos.
La ratio entre deuda privada/deuda pública se puede ver en algunas concreciones en la región del Cono Sur y Centroamérica.
- Paraguay: la deuda privada triplica la pública
- Brasil y Perú: la deuda privada duplica la pública
- Nicaragua y Guatemala: la deuda privada supera en un tercio la pública
Este grupo es el que tiene más deuda privada en términos de porcentaje del PIB, pero esos países son los únicos en los que el endeudamiento privado ha superado al del sector público.
La proyección de Brasil y Perú va más allá de la región. Según el periódico económico estadounidense The Wall Street Journal, se encuentran entre los seis países con mayor aumento de deuda privada de todos los mercados emergentes entre 2004 y 2014.
En teoría, en un sistema capitalista el sector privado puede generar fortunas exorbitantes o caer en la quiebra: éxito y fracaso son dos caras de una moneda que afecta a una empresa y sus accionistas. Pero esto por desgracia no es así.
El Estado (el pueblo) paga los platos rotos.
En la práctica, muchas veces (o casi siempre) el Estado paga los platos rotos, como se vio con el estallido financiero de 2008.
Claro ejemplo: La junta militar argentina estatizó la deuda privada en 1982.
En caso de crisis no se debe perder de vista que el Estado puede convertirse en el garante de última instancia, como ha ocurrido tanto en América Latina en los 80 como en la actual crisis europea (desde 2008).
Uno de los países históricamente más golpeados de la región por sucesivas crisis de deuda, Argentina, es un ejemplo de este rescate público del sector privado.
En 1982 el gobierno militar decidió estatizar una deuda privada de unos 14.000 millones de dólares que afectaba a cientos de empresas, entre ellas poderosas nacionales y multinacionales.
Redacción: Solidaridad.net