La fundación telefónica enarbola la bandera de la educación igualitaria con los proyectos que está iniciando. Pero tengamos cuidado con los benefactores…
Según expuso Cesar Alierta, “la revolución digital que estamos viviendo va a ser más importante que la revolución industrial, ya que nunca antes una generación ha experimentado el cambio de nivel que estamos presenciando”. A su juicio “la tecnología tiene el potencial para reducir la desigualdad y mejorar las condiciones de vida de más de 50 millones de niños en el mundo que no tienen acceso a ningún tipo de educación y que se la merecen”.
Alierta recordó que gracias al esfuerzo de estos últimos años “a finales de 2015, ya conseguimos llevar la educación a 2 millones de niños y niñas en zonas de América Latina y África”, y recalcó el reto: “llegar a educar al menos a 10 millones de niños y niñas en situación de riesgo en sólo 5 años”.
“Hoy en día, -aseguró- es posible ofrecer a todos los niños la misma experiencia en educación.
El presidente de Fundación Telefónica e impulsor de ProFuturo de la mano de Fundación Bancaria “la Caixa” y su presidente, Isidro Fainè, recordó que este es un programa abierto a terceros: “necesitamos el apoyo de más colaboradores en todo el mundo, por eso estamos hoy presentando esta iniciativa, abierta a quien quiera unirse a ella, sea cual sea su convicción religiosa”
Pero es nuestra obligación preguntarnos las siguientes cuestiones:
- ¿Por qué no abarató lo necesario los costes en el acceso a la red, de tantos países empobrecidos, sobretodo en su implantación empresarial en Iberoamérica, cuando era presidente de la multinacional española?
- ¿No se está preparando la plataforma para el desembarco digital de Telefónica e intentar competir con las empresas tecnológicas como Google, Microsoft o con Amazon en continentes como el africano?
- Qué contenidos tendrá el proyecto educativo. ¿Servirá para promocionar personas políticamente responsables de los países pobres, que luchen por la Justicia…? ¿O será generador de cadenas o de robo de cerebros?No sea que su actividad nos haga recordar aquel famoso epigrama de Juan de Iriarte, que dice:
El señor don Juan de Robres,
con caridad sin igual,
hizo este santo hospital…
y también hizo los pobres.
Autor: Luis Antúnez