El acceso de los menores a material pornográfico ha ido en aumento en los últimos años, favorecido por los contenidos digitales que fácilmente se pueden consumir. Así lo alertan varias asociaciones que consideran «vital» proteger a los niños de este contenido que luego reproducen entre ellos, y provocan un aumento de la violencia entre adolescentes. Pero las consecuencias no se quedan ahí, aparecen nuevas dependencias y se ahondan las viejas, como una trampa mortal también para los adultos, destruyendo personas y favoreciendo el control social y político.
España ocupa el décimo lugar en el ranking mundial del consumo de pornografía en la Red y el segundo, tras Estados Unidos, en consumo de pornografía infantil. Realmente son unos datos preocupantes.
Muchos expertos han examinado la relación que existe entre la pornografía y los actos sexualmente agresivos. Neil Moshe Malamuth, profesor de piscología de la Universidad de California, comparó el uso de la pornografía al del consumo de alcohol sosteniendo que, si una persona sexualmente agresiva por naturaleza veía grandes cantidades de porno, era más propensa a realizar actos sexualmente agresivos.
En la sociedad actual, los niños están expuestos a modelos de sexualidad que atenta contra su dignidad como personas llamadas al amor no a la barbarie en nombre de la libertad. La tendencia creciente de estas prácticas empresariales, y accesos, deja la educación afectivo-sexual de los adolescentes en manos de la industria pornográfica y de la industria de las nuevas plataformas televisivas.
Los niños viven una horfandad en sus casas (padres ausentes por amplio horario de trabajo, destrozo de la familia) o en las mismas escuelas (que han dimitido de su función educativa), ante la realidad aplastante de los ambientes digitales y culturales impuestos.
La educación afectivo-sexual en el ámbito familiar y asociado, se convierte en necesaria e imprescindible desde cortas edades, para fomentar una mirada integral y solidaria en la psicología de las generaciones más jóvenes.
Los datos son tozudos: Las agresiones sexuales cometidas en España aumentaron un 22,7% durante 2018: en total, se produjeron 1.702 delitos de violación en año pasado, frente a los 1.387 de 2017, según los datos publicados por el Ministerio del Interior.
En medio de esta realidad aparecen nuevas dependencias en el horizonte. Por ejemplo los llamados digisexuales, humanos que sólo tienen placer a través de tecnologías.
En meses pasados un grupo de investigadores de la Universidad de Manitoba, en Canadá, indicaron en otro estudio que la tendencia a satisfacer la sexualidad sólo con robots aumentará a partir del 2020, pues aseguran que las personas formarán una intensa conexión con sus compañeros robots, que estarán hechos a medida para satisfacer los deseos de las personas y podrán hacer cosas imposibles de realizar para otros humanos.
Ya existen robots sexuales capaces de realizar medio centenar de posiciones automáticas sexuales; otros pueden entablar conversaciones como es el caso Harmony, la primera muñeca sexual con inteligencia artificial.
Adultos y pederastia, consecuencias de una cultura basada en el “placer”
Muchos adultos también son rehenes de esta cultura de la libertad sexual en función del mero placer, sin tener si quiera en cuenta la dignidad de la persona que tiene en frente, o de la esclava sexual que está siendo visionada en un vídeo…
El mundo de la pornografía infantil deja cifras tan alarmantes como la de que cada siete minutos se muestra en Internet a un menor siendo objeto de abusos sexuales. Así lo denuncia Internet Watch Foundation (IWF), un organismo que vela para que los contenidos que circulan en la Red sean adecuados y que el año pasado eliminó 78.589 páginas web de todo el mundo que ofrecían este tipo de imágenes. Las nuevas tecnologías han creado un entorno que facilita el acceso, producción y distribución de esta pornografía y que hace imposible calcular el número de portales que muestran estos abusos, como señalan los expertos. Desde 1996, IWF ha borrado más de 250.000 páginas con contenido pedófilo.
Una asociación frente a la pedofilia
La Asociación Meter lleva desde 1989 combatiendo la pederastia, el tráfico de niños y el abuso infantil en Italia, con el padre Fortunato Di Noto al frente.
Don Fortunato, en una entrevista en La Nuova Bussola Quotidiana, aprovecha para avisar de que “existe una corriente cultural que quiere hacer pasar esta violencia sobre los niños como una orientación sexual normal” y anuncia que “en algunos países hay verdaderos y propios grupos de presión que piden que se regule la posibilidad de tener sexo con niños” La ideología de género, avisa, facilita el trabajo a estos grupos.
Fortunato Di Noto afirmaba en una pregunta sobre su lucha contra esta barbarie que:
“Quien realiza estos actos puede ser un médico, un profesor, un sacerdote; la pedofilia no está vinculada a una figura en particular. Ciertamente, la pedofilia en el clero hace subir la audiencia, pero en todos los casos la “tolerancia cero” es necesaria”
“Y en este contexto existe una corriente cultural que quiere hacer pasar esta violencia sobre los niños como una orientación sexual normal. En algunos países hay verdaderos y propios grupos de presión que piden que se regule la posibilidad de tener sexo con niños”
El sacerdote ha afirmado que existen grupos organizados de pedófilos que quieren normalizar el fenómeno: en Holanda hay un movimiento de pedófilos y existe también una jornada internacional de la pedofilia convocada por pedófilos de todo el mundo. Pero, “¿cómo se puede tolerar esto?”, denunció.
Las consecuencias sociales y políticas de este destrozo son el fruto de las ideologías contra la persona, que comenzaron a implantarse en los años 60 como mecanismo de una ingeniería social, fruto de una mentalidad burguesa y mercantilista.
Juan Rodríguez