África es el ejemplo perfecto de cómo el músculo financiero chino está ocupando el vacío estratégico estadounidense y retrata cómo funciona la estrategia de influencia económico-diplomática en los países empobrecidos
El 22 de marzo, mientras Europa se lanzaba a una carrera frenética para comprar material sanitario, un avión de Ethiopian Airlines aterrizaba en el aeropuerto de Adis Abeba con más de un millón de kits de diagnóstico de coronavirus, seis millones de mascarillas y 60.000 trajes protectores. Una cortesía de China que el propio presidente etíope, Abiy Ahmed Ali, se encargó de agradecer en nombre de toda África. La “cortesía” viene de lejos. El aeropuerto donde se recibió el material fue construido casi en su totalidad con fondos chinos y empresas chinas. Como sucedió con el metro ligero, la carretera de circunvalación de la capital o la línea de tren con la vecina Yibuti. El peso de Pekín en las finanzas etíopes le ha valido el sobrenombre de “la pequeña China” del este de África.
Mientras tanto, Trump amenazaba con retirarse de la Organización Mundial de la Salud -amenaza que hizo efectiva en julio- y se negaba a participar en la iniciativa COVAX, una vacuna internacional para desarrollar y distribuir en países pobres. ¿Quién sí se unió? China.
África es el ejemplo perfecto de cómo el músculo financiero chino está ocupando el vacío estratégico estadounidense -y las reticencias europeas- multiplicando sus inversiones en la última década y redefiniendo las alianzas del continente negro. Y también un retrato de cómo funciona su estrategia económico-diplomática en los países en vías de desarrollo, de América Latina al sudeste asiático.
Algunos datos
Entre 2000 y 2018, el capital chino ha financiado al menos 1.077 acuerdos valorados en casi 150.000 millones de dólares con gobiernos africanos o sus empresas estatales.
Sin embargo, el monto desembolsado es complicado de calcular por los variados acuerdos y medios de pago, alimentando los temores de una burbuja de deuda china en el continente.
Si en 2008, Estados Unidos y China estaban equiparados en su intercambio comercial con África, una década después, Pekín supera a los norteamericanos en más de 160.000 millones de dólares, casi el triple. No es solo cuestión de materias primas, diplomacia o rutas comerciales. A largo plazo, los patrones demográficos y económicos harán del continente africano una potencia en ciernes.
China en una Europa dividida
En Europa, el hecho de que otro de los sueños del imperialismo estadounidense, específicamente el de la unipolaridad a su favor, se haya esfumado, ha traído como consecuencia la pérdida de influencia y el debilitamiento de los controles desplegados anteriormente por esa superpotencia.
La multipolaridad la ha forzado a perder terreno en la vertiente militar, dadas la recuperación de la independencia y el fortalecimiento militar de Rusia, y la expansión y modernización de la economía China.
También en Europa la Rusia de Putin es un poder más allá de sus propias fronteras.
El tema China y su expansión económica y tecnológica hacia Europa le están causando serios problemas a EE.UU.
Esos problemas se relacionan con la cuestión comercial, la pérdida de mercado, los niveles de inversión y las nuevas tecnologías; que a su vez impactan las relaciones políticas y los niveles de las alianzas, y generan nuevas contradicciones, nuevos agrupamientos y significativas divisiones al interior de la Unión Europea (U.E.) y en toda la región.
Al quebrarse la unipolaridad y fragmentarse de nuevo la globalización, China ha podido expandir sus exportaciones, inundar los mercados europeos con sus productos, entrar en competencia a nivel mundial en materia de nuevas tecnologías, posicionarse mejor en la “guerra por la conectividad en las redes” y específicamente en lo relacionado con el tema crucial del 5G.
EE.UU sufre de no poder competir con China en materia de precios en esas vertientes, por lo que tiende a perder espacios y áreas en las que antes reinaba sola como súper-potencia. Las razones de esa realidad hay que remitirlas a las diferencias existentes entre los respectivos regímenes salariales y modelos económicos-sociales.
El poder de la nueva tecnología y la competencia por la supremacía en el 5G
China se ha propuesto independizarse tecnológicamente de Occidente y lo está logrando a buena velocidad y con mucho éxito. Lo que está pasando alrededor de la nueva generación de tecnología digital y particularmente del 5G es una expresión relevante de esa realidad.
En ese plano ciertamente se está librando una guerra trascendente.
En esa competencia están en juego temas como:
-La lucha por la supremacía que implica el monopolio para controlarla y el poder de decisión para imponer las normas de propiedad intelectual.
-El posicionamiento, más o menos ventajoso, en la cadena del suministro para el espionaje y el boicot de estructuras críticas, o sea equipos y procedimientos sensibles en asuntos militares y de seguridad.
-Las ventajas y desventajas de ambas superpotencia o bloques de alianzas en cuanto a innovación militar, guerra y control del espionaje global desde el ciberespacio; la superioridad en inteligencia artificial, en la economía global, y el transporte terrestre, marítimo y espacial.
5G equivale a ojos y oídos para un mayor control planetario.
Equivale a industria y transporte robotizado.
La correlación de fuerzas empresariales y de poder por países en ese campo se presenta hoy de la siguiente manera:
-EEUU tiene a su interior dos corporaciones punteras en esa nueva tecnología: INTEL y ARIEL-CORP, pero con la limitación de que para competir con China necesita a Europa y a sus corporaciones.
-Europa tiene dos: NOKIA y ERICSSON.
-China tiene tres: TIK-TOK, TENCENT y HUAWEI.
-En China y en el mundo HUAWEI lleva la delantera: imagen más nítida, transmisión más veloz, más rápida y mejor precio, y una mejor relación entre los seres humanos y las máquinas.
-Otra ventaja de China es que las corporaciones privadas están obligadas a actuar conjuntamente con el Estado, mientras que en EE.UU pueden zafarse y hacer lo que le dé la gana, debilitando la cohesión en el accionar internacional.
Eso no determina que la hegemonía está definida, pero sí que en la actualidad de esa competencia China tenga algunas ventajas importantes, lo que plantea las cosas así: o EE.UU da un salto (nada fácil), o China desbanca a su contrario. Y los expertos vaticinan que eso posiblemente necesite 5 años más para el desenlace definitivo.
Las ventajas relativas de China en el 5G influyen sobre los aliados europeos de EE.UU y erosionan su hegemonía
Un gran número de naciones europeas son aliadas estratégicas y dependen militarmente de EEUU. Eso le impone a cada uno ciertas ataduras que en la actualidad están siendo erosionadas por las ventajas que representan los vínculos económicos y tecnológicos con China.
En la actualidad Europa se mueve entre esa alianza estratégica -acompañada de la dependencia militar y del rol determinante del Pentágono en la OTAN- y la conveniencia del fortalecimiento de los vínculos económicos con el “Gigante Asiático”, que incluye las conexiones a las redes más eficaces.
Inglaterra, pese a su alianza carnal con EEUU, provee sus redes mediante acuerdos con Huawei.
Polonia sigue cooperando con China pese a la amenaza estadounidense de no respaldar la instalación de una base militar de cara a sus contradicciones con Rusia.
Alemania recibe presiones de Washington para que desista de sus vínculos con China en la vertiente de la nueva tecnología.
Alemania y Francia son las más grandes receptoras de inversiones China a nivel europeo.
España va siguiendo esa misma ruta.
En general, los países europeos no rompen con EEUU, pero siguen sus amoríos con China por las ventajas comerciales, el impacto de las inversiones y las conveniencias tecnológicas.
Esto determina que Washington aumente su nivel de presión metiendo miedo con el tema seguridad y amenazando con condicionar la alianza militar concertada.
La reciente visita de Pompeo estuvo acompañada de muchos misiles verbales en esas direcciones y de una marcada insistencia en forjar una gran coalición anti-china, que encuentra poco eco en la Europa de estos tiempos.
Fuente: Diario 16, El Confidencial