Mientras la India supera los 17 millones de contagiados por coronavirus desde el inicio de la pandemia, y se encuentra inmersa en una terrible segunda ola con récords diarios de casos, la Iglesia se ha sumado a las críticas por la gestión del Ejecutivo de esta «trágica emergencia nacional». «Se puede decir que la causa principal es la complacencia del Gobierno y la falta de conciencia pública», ha afirmado en declaraciones a Fides el arzobispo Prakash Mallavarapu, presidente de la Comisión de Salud de la Conferencia Episcopal de la India.
Solo en las últimas 24 horas la nación asiática sumó 352.991 nuevos contagios, y 2.812 muertes, los números más altos registrados hasta ahora de acuerdo con el parte del Ministerio de Salud indio. Esto eleva el total acumulado a 17,3 millones de contagios y 195.123 muertes desde el inicio de la pandemia, que vive su momento más crítico en esta nación de 1.350 millones de habitantes.
El obispo Chacko Thottumarickal, de la diócesis de Indore, en el estado de Madhya Pradesh (centro de la India), también se ha mostrado conmocionado por la magnitud de esta ola y por cómo está afectando a personas cercanas: una familia entera que ha fallecido, y un obispo que está ingresado. En todo el país, en la pasada semana, ha fallecido una veintena de sacerdotes. «Las 60 camas de nuestro hospital están llenas y recibimos al menos 200 solicitudes de ingreso al día. ¿Qué podemos hacer?».
Hasta diez veces más muertos
El obispo, que fue presidente de la Oficina de Comunicaciones de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia, se hace eco asimismo de las sospechas sobre los datos oficiales. «Algunas cadenas dan cifras reales mucho más altas», señala. Desde Gujarat, por ejemplo, el periodista Deepak Patel ha comentado que en un periódico local, en un solo día, se han publicado 267 avisos de defunciones (seis páginas, en vez de una como es habitual), aunque los datos oficiales informan solo de 13 muertes en esa población. Datos así, sumados a las tremendas imágenes de la multiplicación de piras fúnebres por los descampados de Mumbai y Delhi lleva a muchos a pensar que las muertes diarias pueden ser hasta diez veces más.
El desbordamiento de los hospitales ha dado lugar a tragedias como el incendio en la UCI del Hospital Vijay Vallabh en Virar (Maharashtra), en el que murieron 13 personas, o a la muerte de 44 pacientes por un fallo en el suministro de oxígeno en sendos hospitales en Nueva Delhi y Nashik (Maharashtra).
Según el jesuita Cedric Prakash, comprometido en el ámbito sociocultural, esto refleja el «caos» que se está viviendo en todo el país. «La gente está muriendo por falta de suministros médicos. Los pacientes hacen cola durante horas para recibir tratamiento, mientras que los crematorios no pueden recibir y eliminar los numerosos cadáveres».
Rápido deterioro
La situación sanitaria del país se ha deteriorado con rapidez en las últimas semanas, después de tocar suelo en febrero con menos de 9.000 nuevos casos diarios. «Ha habido un gran error de evaluación por parte del Gobierno y del público en general: se ha prestado poca atención a las normas de distanciamiento social, mientras que la maquinaria estatal ha ignorado su cumplimiento», ha valorado el arzobispo Mallavarapu.
También el padre Prakash culpa a la «incapacidad» de las autoridades «para limitar las reuniones públicas no necesarias» en distintos ámbitos. Así, «multitudes han seguido juntándose para ver partidos de cricket, para mítines políticos» por las elecciones que han tenido lugar en distintos estados entre el 27 de marzo y el 17 de abril. Y para el festival hindú del Kumbh Mela, que desde el 11 de marzo ha atraído a millones de fieles a Haridwar, en el estado de Uttarakhand.
La farmacia del mundo
En el diario The Hindu, Suhasini Haidar señala con el dedo la «diplomacia de la COVID-19» que lleva a cabo Nueva Delhi. «El 29 de enero el primer ministro Modi en su discurso de Davos difundió el mensaje erróneo de que la India había derrotado a la COVID, y después volvió a repetirlo en el Parlamento. El país no se preparó para la crisis reforzando las instalaciones de salud, sino que siguió exportando el equivalente a un mes de las vacunas que se requieren en el país».
Y en un artículo publicado en Bloombergy que recoge AsiaNews, la columnista Anjani Trivedi denuncia que «de nada sirve ser la farmacia del mundo», con más de 60 millones de dosis de vacunas exportadas a 84 países, además de oxígeno y otros suministros, «si ni siquiera puedes atender y curar a tu propia gente». Recuerda que «en la India, el gasto en salud representa sólo el 1 % del PIB y el país ocupa el puesto 179 (de 189) en cuanto a la prioridad que se da al gasto en salud en el presupuesto nacional». Proporcionalmente, está por debajo de Sierra Leona. «Y una buena parte del gasto sanitario se destina a subvencionar a los proveedores de servicios privados».