Mauritania: hambre, esclavitud y represión

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El 80% de la población Mauritania vive bajo el umbral de la pobreza…La nación más desconocida del Magreb vive desde su independencia sumida en la inestabilidad política y se enfrenta a graves dilemas sociales y económicos. La historia reciente de Mauritania está salpicada de golpes de Estado y gobierno militares. El actual presidente del país, el coronel Muauiya Sidahmad Uld Taya, recurrió a este método para hacerse con el poder, en 1984.

Por Rosa Meneses Aranda

La nación más desconocida del Magreb vive desde su independencia sumida en la inestabilidad política y se enfrenta a graves dilemas sociales y económicos. La historia reciente de Mauritania está salpicada de golpes de Estado y gobierno militares. El actual presidente del país, el coronel Muauiya Sidahmad Uld Taya, recurrió a este método para hacerse con el poder, en 1984. Era el mes de diciembre y el entonces presidente, Mohamed Juna Uld Hedalla (que controlaba el país desde 1980), asistía a una cumbre internacional en el extranjero, momento en que su primer ministro, Uld Taya, decidió actuar.

La intentona de la madrugada del sábado no es sino una más de una larga serie de levantamientos militares que se remontan a 1978, fecha del primer golpe de Estado del país africano. El mismo año en que Mauritania obtuvo la independencia de Francia, 1960, Mujtar Uld Dadda accedió a la Presidencia y estableció un sistema de partido único. En 1978, la guerra que enfrentaba a Marruecos y Mauritania contra el Frente Polisario fue la causa que motivó el levantamiento militar de Uld Salek, que pronto firmó el alto el fuego con los saharauis. Pero su incapacidad para imponerse le llevó a verse relegado del poder en menos de un año.

La irrupción de Uld Taya en la Presidencia, en 1984, trajo unos años de estabilidad. En 1991, se restableció el multipartidismo, al menos en teoría. Uld Taya, que ganó las elecciones de 1992 y de 1997 con una amplia victoria, aspira hoy a continuar en el poder.

Amnistía Internacional ha denunciado repetidamente las graves vulneraciones que las autoridades mauritanas cometen contra las libertades públicas. La oposición política está sometida a una campaña de represión y acoso desde hace décadas, varios partidos políticos han sido prohibidos y la libertad de expresión no existe. Aun así, las críticas contra el Gobierno no paran de sucederse desde que, en 1999, Mauritania se convirtió en el tercer Estado árabe que establecía relaciones diplomáticas con Israel, lo que provocó la ruptura con Iraq.

A la precaria situación política del país ha de añadirse una lamentable particularidad social: la esclavitud todavía persiste en Mauritania, a pesar de que fue abolida en 1980. Organizaciones como Amnistía Internacional, en su informe Mauritania, ¿un futuro libre de esclavitud?, publicado en noviembre de 2002, o Anti Slavery así lo han denunciado. La abogada Mauritania Fatimata Mbaye estimaba que, en 1999, más del 40% de los mauritanos fueron esclavizados y explotados por las élites del país y que mujeres y niños son utilizados como medio de pago entre familias o tribus.

Un informe de 1994 del Departamento de Estado de EEUU señalaba que hasta unas 90.000 personas de raza negra (Mauritania tiene casi tres millones de habitantes) aún vivían entonces bajo la propiedad de sus amos. Según datos de la ONG Anti Slavery, cerca de 300.000 esclavos libres continúan sirviendo a sus antiguos dueños por dependencia psicológica o económica. El país magrebí ostenta otro triste récord: es uno de los estados más endeudados del mundo. La FAO ha advertido de que la población Mauritania se encuentra en situación de emergencia alimentaria. El 80% de la población vive bajo el umbral de pobreza, según revelaba ayer un miembro de la oposición en el exterior a la cadena Al Arabiya.

“Los mauritanos son tan pobres que hay gente que sólo puede comprar media patata, una cucharada de tomate o un cuarto de cebolla, lo justo para comer”, explicaba ayer un joven comerciante árabe que viaja a menudo a Nuakchot.