LEVI STRAUSS y C&A UTILIZAN MANO de OBRA de NIÑOS ESCLAVOS

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Durante una investigación sobre le explotación infantil en la India y Bangla Desh, Nick Buckley, un periodista del Mail on Sunday, encontró conexiones tanto con la empresa internacional de la confección C&A como con el fabricante de tejanos Levi Strauss. Buckley dice: ´Desde que estuve allí, para mí el trabajo infantil significa niños y niñas de once, doce o trece años que trabajan de las 8 de la mañana hasta la medianoche, en una fábrica, lejos de sus padres. Por la noche, comparten con tres o cuatro niñas una chabola hecha de bambú de tres por tres. Reciben dos raciones de arroz cada día, una vez con algo de verdura, y un poco de carne, quizá una vez a la semana. La mayoría de los niños que vimos no ganaban ni siquiera cincuenta peniques al día.´ …
Fuente: FNV, Een baan om de aarde, 1995


Durante una investigación sobre le explotación infantil en la India y Bangla Desh, Nick Buckley, un periodista del Mail on Sunday, encontró conexiones tanto con la empresa internacional de la confección C&A como con el fabricante de tejanos Levi Strauss.
Buckley dice: «Desde que estuve allí, para mí el trabajo infantil significa niños y niñas de once, doce o trece años que trabajan de las 8 de la mañana hasta la medianoche, en una fábrica, lejos de sus padres. Por la noche, comparten con tres o cuatro niñas una chabola hecha de bambú de tres por tres. Reciben dos raciones de arroz cada día, una vez con algo de verdura, y un poco de carne, quizá una vez a la semana. La mayoría de los niños que vimos no ganaban ni siquiera cincuenta peniques al día.»
El fabricante dice: «Lo hacen por dineros No es verdad, no lo hacen por dinero, lo hacen porque están obligados. Porque tienen que comer, tienen que pagar el alquiler y necesitan ropa. La mayoría de los niños que vimos venían del campo. Pensaban ganar dinero, que podrían enviar a sus padres que se quedaron en el pueblo. Pero se dan rápidamente cuenta de que la mitad del sueldo de una semana de 70 horas la tendrán que destinar al pago del alquiler. Escriben a sus familias para disculparse: «Lo siento, no puedo ayudar a alimentar a mis hermanos o hermanas.»
¿Por qué ocurre esto? Ocurre porque todo el mundo lo quiere. Las empresas occidentales buscan mano de obra barata y más beneficios y los países del Sur quieren su parte del negocio. Es una conspiración donde las víctimas son los niños. Y también los demás trabajadores. Estos países disponen de leyes que regulan los sueldos mínimos y la edad mínima para trabajar, pero no se aplican. Los empresarios no las cumplen y dicen a los niños que no revelen su verdadera edad y su verdadero sueldo a los extranjeros que se lo preguntan. Esta conspiración sigue adelante y los gobiernos de ambos lados tienen idéntica parte de culpa.
En nuestra investigación, nos centramos en dos empresas, una de ellas Levi Strauss en Bangla Desh. La multinacional afirmaba que ha suprimido el trabajo infantil. Se vanagloriaba de haber instalado una escuela en una de las fábricas. Cuando visitamos esta fábrica, de tres mil empleados, encontramos una sola escuela con tan sólo diecisiete alumnos, que se declararon decepcionados. La escuela iba a cerrar otra vez dentro de un mes porque habían alcanzado la edad «madura» de catorce años. Querían seguir estudiando, pero tenían que volver a la fábrica. Cuando vimos las condiciones en las cuales viven en las chabolas de bambú. nos dijimos: este sistema que somete la gente a la fábrica, las chabolas, las dos comidas por día es malo, aunque no haya trabajo infantil. Moralmente no es aceptable. Las empresas como Levi Strauss y los consumidores que somos tenemos la responsabilidad de intentar cambiar la situación .
«También nos encontramos con C&A. Me hablan dicho que puedes toparte con C&A en cualquier parte del mundo. Pero debo admitir que C&A envió un equipo de investigación a Bangla Desh cuando les contamos nuestras experiencias. También nos dieron toda la razón y admitieron que la situación era escandalosa. Cortaron toda relación con esta fábrica y cesaron al importador que les compraba. No les sonaba el nombre que dijimos. C&A dice estar contra el trabajo infantil y quizá lo esté. Pero si no saben a qué fábricas compran y ni siquiera lo averiguan, ¿cómo entonces sería posible lanzar un código o una garantía?
Una de las mejores declaraciones que he escuchado proviene del director de una empresa británica: «Por muy bonito que sea tu código, es muy poco eficaz sin un sistema riguroso de control». C&A ha prometido volver su práctica más estricta. Sin embargo, la clave del problema de la esclavitud infantil y de la explotación laboral es la creación de un sistema de inspección combinado con las presiones sobre los gobiernos y las asociaciones de fabricantes de productos textiles para obligarles a permitir la entrada a las fábricas de inspectores independientes y a dejar que vayan donde quieran, que hablen con los niños y otros trabajadores y que redacten informes independientes. Pero esto no será posible sin la ayuda de las empresas, los sindicatos y los consumidores occidentales.»